La aparición en Santa Fe de cientos de peces muertos en las costas de ríos interiores del sistema Paraná, como el San Javier, generó preocupación y motivó denuncias en redes sociales, pero el gobierno de la provincia atribuyó esta situación a las altas temperaturas y la crecida de las aguas, que provocaron una disminución en los niveles de oxígenos.
Las imágenes recogidas por pobladores de Romang y otros puntos del norte santafesino motivaron un estudio del Ministerio de Medio Ambiente de la provincia, que posteriormente elaboró un informe sobre la mortandad de peces en ríos de la provincia.
«El mismo señala que las altas temperaturas, acompañadas de una repentina crecida del caudal de agua, están provocando una disminución en los niveles de oxígeno», dice un comunicado del gobierno.
El texto indica que «la reciente crecida arrastró la materia orgánica de lagunas, que sumada a las altas temperatura y al entrar esta en descomposición, disminuyeron aún más los niveles de oxígeno».
El informe afirma que esta situación se manifiesta en ambientes de aguas poco profundas, no así en el cauce principal de los ríos.
En relación a eso, el director de la Agencia Santafesina de Seguridad Alimentaria (Assal), Eduardo Elizalde, informó que está totalmente desaconsejado el consumo de ejemplares muertos o moribundos en estas circunstancias, ya que los peces se descomponen rápidamente y podrían representar un grave riesgo para la salud.