Un 17 de octubre de 1981, hace hoy 40 años, el fallecido ex piloto y gobernador de Santa Fe se quedó con las manos vacías en Las Vegas
Por José Pommarés – Télam
Un 17 de octubre pero de 1981, Carlos Alberto Reutemann tuvo una de las mayores amarguras en la Fórmula 1: perdió el título por un punto en Las Vegas ante el brasileño Nelson Piquet, lo que muchos tildaron como un sabotaje del equipo Williams al santafesino por desobediente a las órdenes de la escudería.
Este domingo se cumplen 40 años de aquella frustración, que de todos modos dejó al argentino en la historia de la categoría como un «campeón sin corona», mote que también recibió un histórico como el británico Stirling Moss, eterno rival de Juan Manuel Fangio.
El preámbulo de ese desenlace para el santafesino sucedió el 29 de marzo del mismo año en el Gran Premio de Brasil, en Jacarepaguá, cuando ganaba por delante de su compañero de Williams, Alan Jones, pero desde boxes le mostraron un célebre cartel para invertir las posiciones, decisión que desoyó.
Eso provocó un indisimulable malestar en el seno del equipo comandado por el británico Frank Williams, a tal punto que Reutemann fue al podio con gesto adusto y sin mostrar una mínima sonrisa por el triunfo, pero así y todo llegó a la última fecha del campeonato con chances de ganar el título.
La cronología de Las Vegas arrancó el jueves. Reutemann era el más rápido, estaba sólido y contundente para ese GP en Texas, donde había llegado con dos chasis, el 12 y el 17. «Mi auto viejo tenía una leva diferente y una aceleración notable, trepaba inmediatamente a las 10.600 vueltas. Tenía todo controlado porque el auto me daba la confianza», recordó «Lole» años después, al repasar lo sucedido en la temporada 81.
«Lo había estrenado en Long Beach y con el había corrido hasta Francia, después lo ponían al nuevo y pasó a ser mi muletto desde Montreal, pero decididamente lo prefería al 17, que era una máquina rígida y no me gustaba».
El viernes temprano, Reutemann le informó a Patrick Head (diseñador de los Williams) de su intención de correr con ese chasis y la respuesta fue que si corría con el auto viejo lo ponía en un compromiso por la cantidad de kilómetros que tenían los portamazas y el riesgo que suponía con las rótulas.
Reutemann se dio cuenta que Head no apoyaba su idea, pero él estaba convencido de correr con el chasis 12. Por la mañana, en los entrenamientos, tuvo un toque con Piquet y el chasis preferido volvió con una parrilla de suspensión torcida, lo que motivó su inmediata reparación.
«Cuando vuelvo a salir, advierto que el coche que había manejado antes no estaba mas, había desaparecido, no era la máquina obediente del jueves», contó el argentino.
Contra su idea original, debió hacerse cargo del chasis 17 con una sola prueba libre para asentar los frenos, las cubiertas y la caja. «El auto no cambia bien», le avisó «Lole» a Head y Williams, situación que dio paso a la histórica teoría de sabotaje.
Reutemann nunca supo si la caja fue abierta, reparada o cambiada. Head le aseguró que estaba en condiciones pero los cambios saltaban ¿por error?, algo que fue decisivo para sus posibilidades en la carrera.
Esa competencia en Las Vegas fue un suplicio para el argentino porque los cambios le saltaban de 3 a 4 por vuelta, un factor imposible para ganar y sostener la mínima ventaja que tenía sobre Piquet.
El brasileño terminó en el quinto puesto, «Lole» en el octavo y el título quedó en poder del piloto carioca, representante de la escudería Brabham Ford Cosworth
Una vez desarmada la caja de velocidad en la base del equipo Williams, se comprobó que los componentes de la tercera marcha estaban destruidos y los de la cuarta casi en el mismo estado.
«Yo creo en el destino. Te toca o no, a mí no me toco», resumió con meridiana simpleza «Lole» Reutemann después ver esfumarse la gran chance de sentarse en la mesa de los campeones de la F1.