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Ezequiel Fernández Moores

“El deporte nos invita a jugar en un mundo agobiante»


Por Ariel Gómez

Es uno de los periodistas más prestigiosos del país. Dueño de una pluma sobresaliente, sus columnas en el diario La Nación se han convertido en un clásico. Ezequiel Fernández Moores es un referente ineludible al momento de pensar al deporte. Se recibió de periodista en el Círculo de la Prensa en 1978 y cursó estudios de posgrado en la Universidad de Navarra (España). Se inició en la agencia Noticias Argentinas (NA) en 1978. Fue jefe de Deportes de Diarios y Noticias (DyN) en 1982. Es editor de Deportes en la agencia italiana ANSA desde 1989.

“El deporte nos invita a jugar en un mundo que en otras situaciones es muy agobiante. Te invita a jugar, a ilusionarte, te identifica, porque cuando está jugando tu equipo, tu ídolo o un deportista de tu país, te produce un fenómeno de identificación que no sé si en otro escenario es tan fácil de encontrar“, reflexiona en diálogo con CLG ante la consulta de la importancia del deporte en la sociedad. Al tiempo, añade: “Es una fábrica eterna de ilusiones que cada vez se parece más al mundo, en el que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Eso de que el deporte iguala o que todos tienen las mismas posibilidades a la hora del inicio de la competencia sabemos que es una falacia. Pero aún así nos sigue invitando a encontrar situaciones que en otros escenarios no son tan comunes”.

La selección, el Mundial y el fútbol argentino

El último Mundial fue una gran decepción para la patria futbolera argentina. Un equipo envuelto en los vaivenes políticos de la AFA, que tuvo a seis técnicos en seis años y con Jorge Sampaoli, que llegó con un currículum interesante pero terminó cometiendo algunos errores increíbles para un entrenador de su nivel, desembocando en la eliminación del combinado albiceleste en octavos de final. “La previa nos indicaba que iba a pasar eso, que algo ya estaba funcionando mal en las semanas anteriores, o podemos decir meses o hasta podría incluir la totalidad de las Eliminatorias. Y lo que sucedió en el Mundial es la consecuencia de eso. Todo caótico, con excesivos altibajos como para creer que a esa selección le podía ir bien. A veces nos agarramos de los milagros del fútbol, de los milagros de Messi, de la fe inevitable que se tiene antes de cada competencia como esta. Pero si vamos a los hechos, estos indicaban que algo así podía suceder”.

Sobre el futuro de la selección, Fernández Moores afirma que “por ahora veo puro interinato, y en el sentido más amplio de la expresión. Del cuerpo técnico y de los jugadores. Hay mucha fragilidad de lo nuevo, de lo incierto. La única certeza es que es una nueva etapa. Pocas veces hemos tenido una selección que incorpore tantas caras nuevas. Si esas caras nuevas van a seguir o no, no lo sabemos, pero muchas se tendrán que quedar. Se han retirado varios de los veteranos y es un dato incontrastable. Y si vuelve o no Messi, eso no lo sabemos, pero podría marcar un quiebre”.

Sobre la llegada, o no, de un nuevo DT, dice: “Hay una gestión clarísima que estaría buscando la vuelta de (Gerardo) Martino. No es que sea un rumor o un invento, eso está claro, y pareciera ser que de la lista es uno de los más probables, porque a las llegadas de Pochettino y de Simeone las veo claramente más como un deseo que una realidad”.

— ¿Cómo ves al fútbol argentino?

— Lo veo con muchas intenciones pero que a la hora de los bifes, de jugar, de cambiar algo, sigue dominando la vieja cultura de la lucha, del punto que vale oro, de la cautela antes que del juego, de la especulación, de la cosa ventajera. Creo que va a llevar un tiempo largo cambiar una cultura que apueste a algo más por el juego y por la paciencia.

¿Y políticamente?

— Los equipos grandes siempre tuvieron sus reinados, grandes o pequeños, de privilegios. Desde hace un tiempo Boca es el equipo del poder en lo más amplio de la expresión: en lo deportivo y en lo político. Esto no quita que pasen cosas como el penal que no le cobraron ante Argentinos Juniors. Y no solamente es el más poderoso porque gana, sino porque es el que más plata tiene o el que tiene una omnipresencia cada vez más dominante en los medios; todo lo que le suceda a Boca es noticia de tapa y todo está centrado en Boca”.

A lo largo de su carrera, Fernández Moores colaboró en Página 12 (de 1987 a 1997), Revista El Periodista, Playboy, El Observador, Noticias, Tres Puntos, TXT y firmó artículos en medios del exterior como Revista Veja (Brasil), diario Il Giorno (Milán) y World Soccer (Japón), entre otros.

En 1992 publicó Díganme Ringo, la biografía del boxeador Natalio Ringo Bonavena, libro que se convirtió en un clásico de la literatura deportiva argentina y que fue reeditado en 2015.

Ginóbili y los mejores

Hace poco tiempo se retiró Emanuel Ginóbili, símbolo del basquet argentino y dueño de un lugar privilegiado en la historia del deporte de nuestro país. A diferencia de otros referentes, como Maradona, Monzón o Vilas, el bahiense goza de unanimidad al momento del reconocimiento popular. Para Fernández Moores esto pasa porque “ha mantenido un compromiso con su deporte dentro y fuera de la cancha como se ha visto en pocos deportistas de ese nivel. En general, ha sido casi inevitable que algunos de ellos tengan algunos problemas extradeportivos porque todo lo que generan, a veces, rebota en otras áreas. El equilibrio que ha establecido Ginóbili con lo deportivo y lo extradeportivo se lo he visto a muy pocos. Acá tenemos acuñada la expresión de “vendehumo”, y él es lo menos “vendehumo” que he visto. Por ejemplo, no ha estado con el seleccionado nacional y no ha dicho ni prometió cosas que después no hizo. Se puede decir que se equivocó poco y sus tomas de decisiones han sido con una lucidez muy poco frecuente, porque cuando uno está en semejante exposición es difícil hacerlo, y es impresionante como ha mantenido esa lucidez aún en momentos complicados de su carrera”.

¿Quién es el mejor deportista de la historia de nuestro país?

— Me cuesta definir al mejor. Son distintos deportes, distintas etapas, distintos tiempos. Es evidente que hay una lista en la que metemos a Maradona, Messi y Di Stéfano por el lado del fútbol; Ginóbili con el básquet; Porta y Vilas fueron pioneros, y lo digo desde el punto de que ellos “fueron a Marte». Está claro que el rugby tuvo figuras antes que Porta, y el tenis antes que Vilas, pero eran deportes que no estaban en un alto nivel de competencia y ellos lo hicieron y les dieron una mística casi fundacional. Ginóbili también tiene algo de eso. En algún sentido fue pionero y en otro, es el mejor. Después podemos discutir si el mejor tenista fue Vilas o si Del Potro se le está acercando. Es verdad que Vilas ganó mucho más en cantidad de torneos, pero eran otros tiempos. Pero si me provocás, te digo Maradona, Vilas, Ginóbili, Fangio, De Vicenzo y Monzón.

El periodismo

Además del mal juego de la selección, el Mundial de Rusia será recordado como el momento en el que se produjo un quiebre en el ejercicio del periodismo. Gritos, insultos, debates sin sentido alguno y hasta un minuto de silencio en televisión. Esos hechos dejaron una marca indeleble en este oficio. “Es un tema que, desde hace un tiempo, decidí colocarlo en un lugar secundario. Antes me enojaba mucho pero lo empecé a considerar parte de otro planeta, que existe pero que no me interesa habitar. Está allí y tiene ciertas reglas de juego ya incorporadas. Desde ese lugar lo podría llegar a comprender pero nunca compartir”, afirma Moores, para quien el de Rusia fue su undécimo Mundial al que asistió como periodista, luego de su debut en Argentina ’78. Sobre la cobertura, cuenta que “en Rusia la particularidad fue que con cuatro colegas más, Daniel Arcucci, Alejandro Wall, Marcelo Gantman y Martín Goldbart habitamos un mismo departamento, lo que generó una especie de redacción de amigos, y debatíamos sobre el Mundial y sobre periodismo, como también de cosas generales. Esto le dio una característica distinta a esta cobertura. Además vivíamos en ese departamento como si fuéramos moscovitas, porque había que ir a hacer las compras en el supermercado, cocinarnos, y todo ese tipo de cosas. Todo eso nos daba un acercamiento de cómo lo estaban viviendo los rusos, ver una cotidianeidad que cuando lo cubrís de otra manera, o cuando vas del entrenamiento al hotel, se pierde dimensión de algunas cosas”.

A raíz de esta cobertura, y estando en el Mundial, nació Casa Taganskaya, una especie de programa de televisión realizado con teléfonos celulares y replicado a través de las redes sociales y que aún continúa. “La pasamos tan bien que decidimos mantenerlo. Hablamos de cosas futboleras que nos interesan y nos gustan, y se produce un rico intercambio, como también estar fuera de todo ese cartón que tienen inevitablemente los estudios de televisión. Al hacerlo por nuestra cuenta, puede ser algo caótico, pero ameno”.

— ¿Qué significa el periodismo para vos?

— Es un lugar que encontré donde poder ser uno mismo. Me gusta mucho escribir y contar cosas. Para mi el periodismo es una herramienta para eso, pero no sé si lo sigue siendo desde estructuras generales: por momentos veo que el periodismo es más lo que desinforma que lo que informa. Cada vez es más lo que descontextualiza y eso cada vez me impacta más y me explica menos. Eso me aleja mucho de varias cuestiones y lo veo desde hace unos años”.