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El crudo relato de una madre rosarina sin trabajo: «Mi hijo perdió 15 kilos»


Cintia y su hijo Gabriel pasan los días en la peatonal Córdoba pidiendo la colaboración de la gente. La mujer narró las dificultades de vivir en la calle y solicitó ayuda, al hablar con CLG

«La calle no es un buen lugar para vivir, mucho menos para morir», pronuncia Fito Páez en «La Ciudad Liberada», una de sus últimas canciones publicadas. Sus palabras guardan relación con la situación que sufren miles de personas en toda la Argentina que no tienen un techo para pasar sus días. Estos casos casi que se duplicaron durante los últimos cuatro años del gobierno de Mauricio Macri, donde la indigencia trepó del 4,5 al 8,9 por ciento. En Rosario, Cintia y su hijo Gabriel viven en la calle desde hace un año y medio, y pasan sus días en la peatonal Córdoba pidiendo la colaboración de la población para poder subsistir. «Lo único que pido es un trabajo para poder alimentarnos, mi hijo perdió 15 kilos», relató con dolor la madre al ser entrevistada por CLG.

Cintia, que tiene 44 años y nació «paradógicamente», según dijo, en el barrio Fisherton de la ciudad, trabajaba como acompañante terapéutico hasta que perdió su empleo a mediados de 2018. Con el dinero que tenía y al vender todos sus objetos personales, pudo pagar una pensión hasta el mes de diciembre, fecha donde tuvo que abandonar el lugar ante la imposibilidad de seguir abonando la cuota mensual.

La madre, que no tiene familiares biológicos a los cuales acudir, se instaló en la peatonal Córdoba a fines del año pasado portando un cartel que gráfica su situación con la intención de que los rosarinos la ayuden con sábanas, alimentos o lo que puedan. Pasa todas las mañanas y tardes en el lugar a pesar de las altas temperaturas. «La gente se acerca y pregunta, es muy solidaria. Todo el mundo en general nos ayuda. Algunos vuelven a pasar y nos ha propuesto traer ropa o mercadería, pero no tengo dónde cocinar», narró Cintia.

Su hijo, Gabriel, de 18 años, debe terminar el secundario y desea salir adelante. Pero a partir de la escasez de alimento que los afecta desde hace tiempo ha perdido 15 kilos, según aseguró su madre. «Él come una vez por día y yo a veces ni siquiera eso», señaló Cintia. Si bien aseguró que el Estado provincial los asiste permanentemente «dentro de lo que pueden y los recursos que tienen», dicha colaboración no les alcanza, ya que sólo viven con mil pesos por mes.

«Lo único que pido es un trabajo, y no solamente para mí, sino también para otros que están en la misma situación», exclamó la mujer entrevistada. A la vez, pidió que los albergues transitorios no abran solamente en la época invernal, «porque la gente que está en situación de calle lo está todo el año, y es tan malo el frío como el exceso de calor», argumentó.

En cuanto a su mensaje a la sociedad, dijo: «Le diría que no hay que juzgar, porque no sé sabe cuando le va a tocar a uno, el que está en situación de calle no lo está porque le gusta». De todas maneras, se mostró esperanzada de que el futuro sea mejor: «Si todos nos comprometemos esto va a salir adelante, no solamente políticamente, sino a nivel humano. Unidos somos un eslabón más para poder hacer algo por todo lo que está pasando en la sociedad», cerró.