El balance de muertos del terremoto en la isla indonesia de Lombok aumentó a 387, indicaron este sábado las autoridades y agregaron que cientos de miles de desplazados carecían todavía de agua corriente, alimentos y medicinas.
El terremoto, de magnitud 6,9, destruyó el domingo pasado decenas de miles de casas, mezquitas y empresas.
«Se prevé que el balance siga subiendo porque algunas víctimas están probablemente todavía bajo los ríos de lodo o los escombros.
Además, algunas personas no están registradas o no han sido señaladas», dijo el portavoz de la agencia encargada de la gestión de los desastres naturales en Indonesia, Sutopo Purwo Nugroho.
El número de personas obligadas a huir de sus casas aumentó a 387.000, agregó la fuente que también dio cuenta de unos 13.000 heridos.
Otras dos personas murieron por el terremoto en la vecina isla de Bali.
La mayoría de desplazados duermen en tiendas de campaña o bajo toldos instalados cerca de sus casas en ruinas o de los refugios.
Seis días después del seísmo, algunas personas aún no han recibido ayuda, especialmente en las regiones montañosas del norte.
«La principal dificultad reside en la distribución de víveres (a los siniestrados). La mayoría de las carreteras en el norte de Lombok fueron dañadas por el terremoto», explicó Sutopo Purwo Nugroho.
La isla registró el jueves una fuerte réplica de magnitud 5,9 que provocó una nueva ola de pánico entre la población.