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Opina Carlos Duclos

El amor y la sensibilidad, eso que les falta a algunos y desbordan otros


Por Carlos Duclos

Muy temprano, en la mañana soleada del domingo, pero fría, llegaron desde Las Parejas, desde San Pedro, Casilda, Arroyo Seco, Zavalla y de otros lugares, para dar un poco de amor. Trajeron juguetes, pero sobre todo llegaron con una gran carga de sensibilidad. Para la solidaridad no hay distancia.

Ayelén y Juan Manuel, de San Pedro

Ayelén y Juan Manuel Morresi, de San Pedro, provincia de Buenos Aires, a las dos ruedas de la moto sumaron otros dos corazones inmensos. Así como Walter Gatti, de Arroyo Seco, siempre presente para esta movida que emociona.

La mamá de Cari, de Las Parejas, preparando para la entrega

Algunos, como Carina y su mamá, de Las Parejas, no vinieron en moto, pero las dos ruedas fueron superadas y sublimadas por dos corazones gigantes. La mamá de Carina se emocionó hasta las lágrimas cuando le tocó distribuir juguetes entre los pequeños. Esos pequeños que, debe saberlo el lector, acuden al jardín Surcos por las mañanas sin haber cenado el día anterior, con hambre en la panza, con hambre en el corazón muchas veces. “Apenas llegan esperan con ansia el desayuno”, dice una de las voluntarias de la  institución que hace una obra encomiable.

Los casildenses, papá y su hijo, repartiendo alegría

¿Pero cómo comenzó esto de los moteros de repartir juguetes? Debe saberse, sí: fue cuando hace unos años uno de los organizadores por razones laborales pasó por el barrio y vio a dos chiquitos, de no más de 5 o 6 años, con gomeras. “¿A dónde van con esas gomeras?”, preguntó, “a cazar pajaritos para comer”, respondieron. Las facturas que llevaba el motero fueron a parar a las panzas vacías y se fue pensando en qué se podía hacer por esos chicos.

Matías, de Zavalla, dando juguetes y afecto

Claro, la irrupción de las motos, muchas de ellas poderosas, el rugido de motores y el reparto de juguetes, significó para muchos un instante de felicidad, de alegría. Es cierto que esto no soluciona el triste problema de fondo: la pobreza, la exclusión, la enfermedad, muchas veces producida por condiciones de vida que afligen a los buenos corazones, pero es un mensaje para el poder (no importa de qué signo): “Ustedes pueden más, ustedes pueden donar vidas dignas”. Pero claro, para eso se necesita amor, sensibilidad; eso que les falta a algunos y les sobra a otros.

Walter, de Arroyo Seco, siempre presente con su moto y su corazón

No podemos dejar de mencionar a Moni que siempre está dispuesta a ayudar, a Silvia, a Claudia y a Luis que todos los años están presentes.

Claudia, Luis, Moni, Juli y Silvia