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Educación en debate: ¿por qué Argentina falla en los exámenes PISA?


Sandra Bembo, directora de la Escuela Secundaria N° 432 Bernardino Rivadavia, habló con CLG y achacó los resultados a un desajuste entre la enseñanza tradicional y las nuevas tecnologías

Sandra Bembo, directora de la Escuela Secundaria N° 432 Bernardino Rivadavia, habló con CLG y achacó los resultados a un desajuste entre la enseñanza tradicional y las nuevas tecnologías

Por Matías Gregorio

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó este martes los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) 2018, el estudio internacional cuyo objetivo es evaluar a los estudiantes de 15 años en lectura, matemática y ciencias. En relación a ediciones anteriores Argentina cosechó avances en la primera área, retrocedió en la segunda y mantuvo sus promedios en la tercera.

En total, entre países y ciudades, en la edición 2018 participaron 79 sistemas educativos, arrojando un total de 710.000 alumnos. Más allá de los recaudos que se deben tomar al comparar países desarrollados con no desarrollados, con sistemas muy variados y muchas particularidades, los números indican que Argentina se ubica en el puesto 63 en lectura, en el 71 en matemática y en el 65 en ciencias.

Donde sí la comparación cobra más fuerza es a nivel latinoamericano. Y allí también se ve que a medida que pasan los años Argentina queda más relegada. Entre los diez sistemas educativos evaluados (Chile, Uruguay, Costa Rica, México, Brasil, Colombia, Perú, Panamá y República Dominicana) está séptima en lectura y ciencias, y octava en matemática.

En la pasada edición, la de 2015, Argentina fue eliminada del ranking por anomalías en la muestra de estudiantes que rindió el examen. Por eso, la comparación se da con la prueba de 2012, aunque la propia OCDE aclara en el informe que los resultados “no son comparables” a los de años anteriores por cambios en la metodología de examen.

«Siempre hay que leer estos resultados en el contexto en el cual se realizan los exámenes», declaró Sandra Bembo, directora de la Escuela Secundaria N° 432 Bernardino Rivadavia, al hablar con CLG para analizar el informe difundido. Para la docente, «son pruebas estandarizadas que hacen una lectura muy general pero que no parten de las particularidades».

Bembo sostuvo que los exámenes PISA «se hacen a nivel internacional pensando que todos aprendemos de la misma forma», y remarcó que a partir de la nueva ley en materia educativa que se sancionó en 2006 y que estableció, entre otras cosas, la escuela secundaria obligatoria, «se empezó a apuntar a la singularidad», por lo que «hay trayectorias escolares puntuales que no son contempladas en este tipo de evaluación».

«Muchos chicos que antes estaban afuera de las aulas, hoy están adentro, y eso hace que tengamos una gran heterogeneidad y campos culturales muy diversos, algo que debe ser tenido en cuenta», subrayó.

A su vez, explicó que, además de los contextos diversos en los cuales trabajan, en que este tipo de evaluaciones deben ejercitar previamente a los alumnos «porque en general se encuentran con ejercicios que tradicionalmente no realizan en las aulas».

Retroceso en matemáticas

La edición del año pasado puso el foco en lectura, donde los chicos argentinos lograron un promedio de 402 puntos; una mejora de cinco unidades respecto a 2012. Sin embargo, el 52,1% de los estudiantes se encuentra en el nivel 1 o incluso debajo, lo que implica que solo pueden hacer las tareas más simples: comprenden los datos explícitos y las relaciones evidentes de los textos.

En matemática, los alumnos alcanzaron solo 379 puntos en promedio; 8,9 puntos menos que en 2012. El 69% de ellos solo pueden resolver los problemas básicos, aquellos que requieren procedimientos rutinarios. Dentro de ese porcentaje, el 40,5% está por debajo del nivel 1, es decir, sus conocimientos son menos que incipientes.

El punto a destacar está en ciencias, que registró una mejora pronunciada entre 2006 y 2012 y en esta edición se mantuvo relativamente estable en 404 puntos. Aunque el 53,5% de los chicos están en el nivel 1 o por debajo: solo reconocen términos científicos básicos y comprenden instrucciones explícitas.

«Los números hay que mirarlos y leerlos para mejorar en ciencias naturales y matemática, donde hubo un descenso con respecto a la última evaluación», analizó la docente, y aseguró que «debemos repensar las propuestas de enseñanzas de estas áreas porque desde la primaria hay una gran cantidad de horas de matemática».

Interés por el mundo

Además de los ejercicios, las pruebas PISA incluyen un cuestionario complementario que indaga en cuestiones de clima escolar, contexto y de percepción de saberes. En este caso, se preguntó sobre temas de relevancia global y los alumnos argentinos se mostraron muy informados. El 90% de los estudiantes mencionó tener conocimiento acerca de la pobreza, la migración, la desigualdad, los riesgos ambientales, las diferencias culturales y los estereotipos y, entre un 40% y 60%, además de conocerlos, aseguró que podría explicar a que se refiere cada tema.

La dimensión de igualdad de género es la que mayor conocimiento y dominio adquiere entre los estudiantes: un 76% dijo conocer el tema y poder explicarlo. Del mismo modo, y con un porcentaje similar, el 72% de los niños argentinos manifestaron conocer y poder explicar las causas de la pobreza. A su vez, mostraron una alta aceptación hacia las personas migrantes: 6 de cada 10 opinan que tienen los mismos derechos que los nativos.

«Es es muy interesante que los jóvenes den cuenta de estas situaciones, todas temáticas transversales que hoy son imprescindibles en las escuelas», afirmó la directora del colegio secundario ubicado en Bv. Oroño 1145.

«Hay que darle la palabra a los jóvenes»

De hecho, graficó el interés de los chicos sobre el cambio climático y el cuidado del medio ambiente con un ejemplo: «Cuando ocurrió el incendio de la Amazonia los chicos de la modalidad de Ciencias Naturales organizaron, por iniciativa de ellos, una jornada sobre medio ambiente que fue espectacular, haciendo participar a toda la escuela».

Por otra parte, el informe reveló que siete de cada diez alumnos argentinos se sienten parte del colegio al que asisten y transitan el ciclo educativo con «comodidad». La docente consultada destacó este ítem y señaló que a partir de los vínculos que tienen los jóvenes con sus escuelas «se puede partir para mejorar».

Transición tecnológica

Para Bembo, el «quid de la cuestión está en cómo mejorar los formatos de enseñanza en cada escuela», y los resultados «no tienen que ver con si son mejores profesores o no, sino con el impacto de las nuevas tecnologías».

La entrevistada vinculó esto último con la dificultad de los estudiantes argentinos para comprender textos, algo que si bien consideró crucial, opinó que hay un desajuste entre las partes.

«Estamos en un momento de transición»

«No podemos seguir pensando que los jóvenes leen de la misma manera que hace diez años. Hay nuevos modos y todo se está reformulando, por lo que debemos dejar atrás la lectura tradicional y obligarnos a repensar cómo enseñar y qué enseñar», expresó.

«Si bien los exámenes son muy interesantes, tienen formatos que hoy están siendo superados por las nuevas tecnologías. Por eso, los parámetros, a mi entender, son viejos», opinó la directora, y cerró: «Tengo una valorización muy alta de las escuelas y pienso que esta situación irá mejorando de a poco».