Las malformaciones cardíacas congénitas son la principal causa de mortalidad entre los recién nacidos. Para poder detectar y manejar estas patologías, existe un estudio de diagnóstico por imágenes que ayuda a tomar las medidas médicas necesarias para el correcto tratamiento del recién nacido: el ecocardiograma fetal o ecografía cardíaca.
La técnica se realiza entre las semanas 18 y 22 del embarazo. Su conocimiento y aplicación colaboró en la supervivencia de recién nacidos que presentaban anomalías cardíacas congénitas , produciendo una mejora en la calidad de vida del paciente a largo plazo.
El doctor Joaquín Ratti es cardiólogo infantil y destacó que «es importante tener en cuenta que en las ecografías fetales la visión del corazón es limitada, por lo que en caso de alteraciones o dudas es muy importante que un médico cardiólogo especializado realice el estudio para realizar el diagnóstico intraútero definitivo de normalidad o de una malformación cardíaca».
El estudio no representa riesgo alguno para la madre ni para el bebé ya que se basa en una ecografía y es recomendable realizarlo entre la semana 18 y 22 de gestación «Dado que las cardiopatías congénitas son una de las principales causas en provocar la mortalidad infantil y abortos espontáneos su realización es de vital importancia», resaltó el especialista a Infobae.
Una vez que se conoce que el niño por nacer posee un defecto cardíaco congénito, la decisión de su manejo se recomienda que sea llevada a cabo a través de un equipo multidisciplinario especializado. «Con el diagnóstico adecuado, se evaluará el lugar y la forma del parto que sea más beneficioso para la llegada al mundo del paciente», finalizó Ratti.
Las mujeres embarazadas deben asistir a controles periódicos para que los especialistas constaten que todo vaya bien durante la gestación, tanto para ella como para el bebé. Los controles prenatales incluyen este tipo de estudios.