Ciudad

Dos trabajadores lanzaron una colecta solidaria para un comedor de Las Flores


Son empleados municipales y se organizaron para llevar donaciones para la Navidad a la Sonrisa, un merendero que asiste a 50 familias. CLG habló con Carin, una de las impulsoras de esta movida

Son innumerables los casos donde la solidaridad queda expuesta a flor de piel y más en tiempos donde las fiestas navideñas ya están sobre la mesa. Y así, en cada lugar de la ciudad se puede conocer la historia de un grupo de personas, organizadas o de forma particular, que busca llevar una mejor Noche Buena a los barrios de Rosario. En este contexto CLG habló con Carin Nina Bastos, una empleada del Distrito Sur que junto a un compañero decidieron unir fuerzas para ayudar al merendero Sonrisas, del barrio Las Flores.

Todo comenzó en agosto de 2019, cuando Carin tomó contacto con el merendero ubicado en Arequito 929, a metros de la escuela San Martín de Porres. Allí se interiorizó en la situación y decidió aportar su granito de arena para el Día de las Infancias de aquel año.

A partir de allí la relación se hizo entrañable y surgían colectas “de menor tenor y entre conocidos y amigos”, contó Bastos y detalló que “las colectas más grandes son para el día del niño y las fiestas”.

Así, luego de casi dos años y medio de trabajo mancomunado, llegan estas fiestas del 2021 donde Carin lanzó la campaña para recolectar productos navideños como budines, pan dulce, jugos y golosinas, para armar una caja y entregarla a las 50 familias que llegan a Sonrisas. “Todo lo que puede formar una canasta navideña ayuda”, sostuvo la mujer que remarcó que el tiempo para ayudar es hasta el 21 de diciembre y quienes quieran aportar se pueden comunicar al 341-6807678.

Carin contó cómo es el trabajo del comedor que dio sus primeros pasos con dos meriendas en la semana para los más chicos del barrio, “pero después a raíz de la pandemia se acercó gente más grande” y el número que solicitaba ayuda creció exponencialmente.

Todo empezó con el empuje de Juan y Susana, una pareja de vecinos que le abrieron las puertas de su casa al barrio, y otorgaban meriendas a la semana para los más chicos. Daniel y Rocío, sus hijos, no tardaron en sumarse y motivan a que Sonrisas siga creciendo. “Ellos consiguieron que les donen ollas y cucharones”, reveló Carin y añadió que también había un espacio para el apoyo escolar: “Estamos hablando de una familia que sacó tablones a la calle para que los niños hagan sus tareas cuando la conectividad era muy difícil”.

Pero fueron pasando los meses y al merendero se acercaron no sólo chicos. Los más grandes del barrio también fueron a tocar la puerta de la solidaridad.

Rocío, Susana, Juan y Carin

“Cuando llegué en 2019 eran menos chicos y paralelamente el esposo de Rocío, una de las hijas, trataba de que los chicos se inserten en un deporte. Después llegó la pandemia y los frenó, pero la gente seguía acercándose. Entonces dos veces por semana preparaban algo caliente y lo entregaban en forma de vianda, el tema es que con el paso del tiempo se le suma gente primero porque se corre la voz y luego la crisis económica del país sumado a la pandemia encrudeció la situación de vulnerabilidad”, reflexionó Carin con mucha entereza.

Sin embargo, Bastos aseguró que “cuentan con la comunidad del barrio y que todos ayudan”, pero que el trabajo muchas veces queda atrás ante las grandes necesidades.

“La primera vez vi todo lo que hacían sin una personería jurídica o un partido detrás y me llegó al alma. Es todo a pulmón y con el corazón, hacen su trabajo de manera invisible pero no deja de ser muy valioso y cuando uno puede intentamos sumar nuestra parte”, concluyó la mujer e invitó a acompañar a la colecta solidaria.

Elaboración de las viandas, entrega de cajas en 2019 y apoyo escolar en Sonrisas