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Diabetes: prevenir desde la alimentación una enfermedad que afecta a 1 de cada 10 argentinas


Cómo prevenir el desarrollo de esta enfermedad mediante un cambio en el estilo de vida y alimentación de las personas.

Para empezar, hay que comprender que la Diabetes se trata de una enfermedad multifactorial: depende de la carga genética, los hábitos que se tengan (poca actividad física, dieta alta en caloría, grasa trans), si sufre de hipertensión, descontrol en los niveles de colesterol.

Cuando el páncreas no produce la cantidad suficiente de insulina o cuando el organismo no la utiliza eficazmente, estamos ante un caso de diabetes que, si no se controla, genera hiperglucemia, es decir, un aumento del azúcar en sangre.

Esta enfermedad crónica no transmisible afecta a unos 422 millones de personas a nivel mundial (según la Organización Mundial de la Salud, 2016). En nuestro país, 1 de cada 10 mujeres la tiene, tal como indicó la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (2013).

La Asociación Americana de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés) recientemente actualizó su guía y la Prof. Dra. Andrea Miranda, directora de la Sociedad Argentina de Estética y Nutrición Integral (SAENI) y miembro activa de ADA, explicó los alcances en cuanto a los lineamientos nutricionales que debemos tener en cuenta para prevenir y controlar esta afección.

En Argentina, las enfermedades crónicas no transmisibles representan el 73% de los decesos, por eso mejorar el estilo de vida y los hábitos es indispensable para evitar que se desarrollen.

“Existen diferentes tipos de diabetes, como la tipo 1, la mellitus gestacional u otros relacionados a otras patologías, pero la Diabetes tipo 2 es la que podemos prevenir y retrasar, particularmente”, expresó la profesional. “El sobrepeso y la obesidad favorecen al desarrollo de esta patología, por lo que es importante mantenernos en un peso posible adecuado (digo posible y no ideal, ya que cada persona es diferente y las variables cambian de acuerdo a cada uno)”, adviertió.

Respecto a las transformaciones necesarias, la Dra. Miranda considera que: “En la sociedad contemporánea, uno de los hábitos más fuertes que debemos modificar es el consumo de bebidas azucaradas (incluso los jugos de frutas naturales en demasía) y reemplazarlas por agua o bebidas edulcoradas. Los alimentos procesados y refinados deben reducirse al mínimo -o evitarse, en el mejor de los casos- ya que contienen azúcar agregado e hidratos de carbono en exceso que favorecen a la condición.”

¿Qué tipo de alimentos debemos incorporar a la dieta?

Según la guía de la ADA, en personas con prediabetes se sugiere incluir un plan de alimentación mediterráneo, bajo en calorías, en carbohidratos y en grasa. “La base de la alimentación mediterránea son los pescados, mariscos, aceite de oliva, cereales, vegetales frescos. De todos modos, las recomendaciones deben ser evaluadas por un profesional en la consulta. Lo importante es destacar el consumo de alimentos de calidad, entre los que se incluyen granos integrales, legumbres, nueces, frutas y verduras”, dice la especialista.

Modificar el estilo de vida puede ser un desafío a mantener en el largo plazo, por eso es necesario el apoyo de un equipo interdisciplinario de profesionales que tenga en cuenta  todos los aspectos de la persona, tanto físicos, como mentales y emocionales. En este sentido, la doctora se inclina por recomendar los avances de la medicina ortomolecular, disciplina que estudia la normalización del equilibrio químico del organismo a través del uso de sustancias y elementos naturales como vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos, prebióticos, coenzimas, con la ventaja de no generar efectos secundarios.

“El programa ortomolecular antiobesidad consta de cuatro fórmulas para uso intramuscular que busca, a través de los principios utilizados, activar el metabolismo, controlar ansiedad y apetito, quemar carbohidratos y grasas, y tratar el síndrome metabólico”, explica Andrea Miranda. Agrega que, complementado con un seguimiento nutricional personalizado y la realización de la actividad física, permite generar hábitos alimenticios y de vida saludables.

Para finalizar, la doctora Andrea Miranda refiere que cada programa debe ser abordado de manera personalizada, para ajustarse a las necesidades de nutrición, las preferencias de cada uno, los recursos con los que cuenta y propiciar así patrones de alimentación saludables.