Opinión

Deuda y fuga de capitales, capítulo tres: la desregulación


Por Diego Añaños

En columnas sucesivas en semanas anteriores, hicimos un repaso del informe elaborado por el Banco Central titulado “Mercado de cambios, deuda y formación de activos externos, 2015-2019”, en el que se analizaban los mecanismos financieros, monetarios y cambiarios instrumentados durante la gestión de Mauricio Macri, y que habilitaron uno de los más monumentales procesos de fuga de capitales de los que se tenga registro en la Argentina. Paralelamente, la Sindicatura General de la Nación (SIGEN), publicó un informe de auditoría sobre el acuerdo suscripto entre la Argentina y el FMI. En el mismo se consignan graves irregularidades como “incumplimientos en los procedimientos esenciales aplicables a la suscripción del Acuerdo Stand by” firmado entre nuestro país y el Fondo en junio de 2018 y su ampliación. En este sentido se expresa que “quedó demostrado que se asumieron compromisos con el FMI sin determinarse antes su impacto en la balanza de pagos y la sustentabilidad del endeudamiento, al tiempo que se omitió deliberadamente cumplir con los mecanismos normativos exigidos para este tipo de operaciones”. «La gravedad de los hechos y la enorme relevancia económica del préstamo analizado amerita la adopción de urgentes medidas con el objeto de determinar el perjuicio fiscal existente como consecuencia del uso inadecuado de los fondos», recomendó la SIGEN.

Ambos informes, el del Banco Central y el de la SIGEN, constituyen los insumos básicos que acompañan la intención del gobierno nacional de iniciar una querella criminal que juzgue los posibles delitos económicos cometidos durante el período. Por lo pronto, la Oficina Anticorrupción ya presentó una denuncia penal contra Mauricio Macri y su equipo económico para juzgar la posible comisión de delitos económicos.

El 12 de marzo, portal digital El diarioAR, publicó una nota realizada a Héctor Torres, en la que se discuten diversas cuestiones ligadas al funcionamiento del FMI y el proceso de toma de deuda durante el gobierno de Mauricio Macri. Torres es una voz más que autorizada en el tema, ya que, durante los 10 años que pasó en Washington, fue tres veces miembro del directorio del  Fondo, y fungió como representante tanto de la Argentina como de Brasil en el organismo. El ex funcionario consideró que el acuerdo firmado por Macri nació “mal parido”, dada la influencia que la política, en este caso la decisión de Donald Trump de apoyar a la Argentina, se constituyó en el argumento principal para facilitar el préstamo (el más grande de la historia del Fondo, recordemos). Torres sostuvo que precisamente en ese es el núcleo crítico del problema. El Fondo tiene dos funciones, prestar dinero y asesorar, pero sobre todo supervisar. Sin embargo, existe un solo mecanismo de toma de decisiones, donde el voto es ponderado, es decir, no rige la regla de un miembro un voto, sino que el voto de cada miembro tiene un peso relativo distinto en función del tamaño de la cuota que se aporta. Cuanto más grande es esa cuota que se aporta, mayor es la cuota de votos con los que se cuenta. Claro, en un escenario en el que un dólar es un voto, aquellos más ricos y más poderosos van a imponer siempre sus decisiones. Y así fue que se habilitó el crédito extraordinario, por la presión de los EEUU. Torres considera que aquel fue un grave error del Fondo, a la vez que calificó al acuerdo de “espantoso”. Desde su perspectiva lo correcto hubiera sido acompañar a la Argentina en una negociación con los acreedores para reperfilar su deuda. Básicamente debido a que el país no enfrentaba por entonces un problema de insolvencia, sino un problema de liquidez, fruto de la gran acumulación de vencimientos en un período muy corto. Y aquí aparece un dato de gran importancia, y que no se había conocido hasta el momento. Torres afirma tener información de primera mano que asegura que, dado que la decisión de habilitar la línea de financiamiento estaba tomada, y en virtud de las circunstancias y la historia económica nacional, los funcionarios del FMI le sugirieron a Dujovne instrumentar los medios para restringir la salida de capitales, una suerte de control de cambios, concretamente un cepo. La respuesta de Dujovne textualmente: “Eso es IMPENSABLE”. La pregunta fue: “Y por qué es IMPENSABLE”, a lo que respondió: “porque llegamos para sacar el cepo, no vamos a irnos con un cepo”. Como ya dijimos en otras oportunidades, nada fue casual. La restricción a la salida de capitales, en este contexto no sólo ha sido una recomendación, sino que en determinados casos, como lo fue con Grecia, Chipre y Ucrania, se impuso como condición para evitar la fuga de capitales. A la Argentina le pidieron lo mismo, dice Torres, pero la diferencia es que ni Grecia, ni Chipre, ni Ucrania, tenían línea directa con Donald Trump como Mauricio Macri. Lo demás es historia conocida.