Desde la institución buscan comenzar a ejecutar la segunda etapa de la construcción de la cancha. "Mientras más chicos haya en el club, menos estarán en la calle", afirmaron sus directivos a CLG
El club María Madre de barrio La Lata organizó este lunes un desayuno con fines solidarios para comenzar con la segunda etapa de la construcción de la cancha de la institución. Necesitan recaudar fondos y distintos tipos de ayuda para empezar a levantar los vestuarios y los baños, y que la misma quede habilitada para poder utilizarla oficialmente.
La cita tuvo lugar en el Hotel Riviera de San Lorenzo 1460. Allí se congregaron distintos directivos del club y de la parroquia María Madre de Dios de barrio La Lata, junto a representantes de empresas que se acercaron a colaborar y a enterarse, más en detalle, de qué se trata el proyecto. Se mostró un plano para explicar en qué consiste la segunda etapa de la construcción de la cancha.
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Giuliano Baruzzo, actual manager de la institución, atendió a CLG y compartió: “Por suerte podemos volver a reunirnos todos con un fin no sólo solidario, sino también constructivo. Estamos en la búsqueda de poder seguir construyendo materialmente en el club, para seguir construyendo humanamente en el barrio”.
“Esto se empezó a pensar en febrero o marzo con los dueños de los hoteles y con la idea de crear un nuevo espacio en el que la gente pueda encontrarse, enterarse del proyecto y, a la vez, ayudar a que sigamos ayudando”, continuó Baruzzo.
“Durante el desayuno estuvimos compartiendo de qué se trata el proyecto. Estamos abiertos a que las distintas instituciones que quieran colaborar de manera más profunda, puedan hacerlo. Si Dios quiere, en junio vamos a estar empezando con la construcción de los vestuarios y de los baños”, aseveró.
En ese sentido, explicó: “Durante la primera etapa hemos tenido apoyo del gobierno provincial a través del Plan Abre. Ahora estamos trabajando con empresas del sector privado”.
“Actualmente recibimos entre 250 y 300 chicos en las disciplinas de futsal, taekwondo y en los distintos talleres culturales que hacemos, de danza y de guitarra. Vienen jóvenes de todas las edades, desde seis años hasta los más grandes, que tienen entre 25 y 30”, agregó.
Consultado sobre lo que más hace falta en el club y en el barrio, manifestó: “Lo primordial es el recurso humano. Así que invitamos a todo aquel que tenga un rato o un tiempito para acercarse y colaborar desde su persona con este proyecto. Y después hay muchas cosas que se necesitan constantemente, como materiales para construcción, comida para que podamos seguir sosteniendo los almuerzos y los desayunos, ropa, elementos deportivos, pelotas y ayuda económica, entre otras cosas”.
“Queremos seguir consolidando todo esto. Mientras más chicos haya en el club, menos chicos van a estar en la calle. Por eso apostamos a generar espacios de contención para que aquellos chicos que no tengan lugar en otras instituciones, lo puedan tener acá y, a través del deporte, puedan aprender hábitos y valores”, deslizó Baruzzo.
El DT del equipo de futsal, Lucas Vallejo, también atendió a este medio y apuntó: “Venimos trabajando desde hace varios años en este proyecto de sacar a los chicos de la calle. Es importante que ellos puedan vivenciar el deporte desde adentro y estar menos tiempo en la calle”.
Por último, el padre Fabián Belay, de la Iglesia María Madre de Dios, se sumó a las declaraciones y subrayó: “Esto para nosotros es una ayuda enorme. Se involucran un montón de personas para poder seguir construyendo este club, que viene funcionando desde hace años. Este club es una herramienta más dentro de la parroquia que brinda una contención que, en muchos casos, consiste en sacarle tiempo a la calle y a un montón de situaciones a las que los chicos están expuestos”.
“En la parroquia funciona además un área de apoyo escolar, un centro de niñez, una escuela primaria y secundaria para adultos y distintos talleres. Es un proyecto que intentamos sea una respuesta integradora para los jóvenes del barrio para que tengan acceso a un montón de oportunidades”, cerró.