La depresión es un trastorno emocional que al desarrollarse, provoca un sentimiento de tristeza constante y la pérdida de interés a la hora de realizar diferentes actividades. La enfermedad, también conocida con el nombre de trastorno depresivo mayor o depresión clínica, afecta a los sentimientos, pensamientos, al comportamiento y a la vida diaria.
No se trata de un sentimiento de tristeza pasajera, sino que es algo serio que puede provocar, incluso, tendencias suicidas en quien la padece. A pesar de que el tratamiento puede durar mucho tiempo, es superable. Siempre, siguiendo los consejos médicos que son quienes están autorizados a dar fármacos a los pacientes. La importancia de la efectividad reside en que, como ante cada enfermedad, las personas no deben automedicarse.
La depresión en algunos casos se desarrolla como un efecto secundario de otras enfermedades. Pero en general, se desencadena por una combinación de factores como ser los cambios hormonales, alteraciones en los neurotransmisores cerebrales como la serotonina, problemas familiares o en el ámbito laboral y por alteraciones en la personalidad.
Desde 1992 uno de los medicamentos que más se comenzó a aplicar para tratar casos de depresión es la paroxetina. Este fármaco pertenece a la familia de los inhibidores de la recaptación de serotonina y es un antidepresivo ampliamente utilizado para el tratamiento de varias patologías como la depresión clínica, el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno de ansiedad social y el de ansiedad generalizada.
Los inhibidores de la recaptación de serotonina son capaces de aumentar la concentración sináptica de este neurotransmisor en las terminaciones nerviosas. Se trata de un medicamento análogo a la fluoxetina, uno de los fármacos más representantes de este grupo de antidepresivos.
¿Cómo es el efecto de la paroxetina en el organismo?
La paroxetina potencia la serotonina en el Sistema Nervioso Central. Sin embargo, a diferencia de otros fármacos antidepresivos, no afecta a las concentraciones de otras aminas biológicas. A pesar de conocer esta información, todavía no está clara la acción precisa de la paroxetina, ni tampoco la de los demás antidepresivos inhibidores de la recaptación de serototonina.
En estudios con animales, ha demostrado ser más potente que la sertralina y mucho más potente que la fluoxetina en su capacidad de inhibir la recaptación de este neurotransmisor.
La serotonina es un neurotransmisor del Sistema Nervioso Central. Concretamente, se encarga de regular los estados de ánimo y muchas personas lo conocen como la molécula de la felicidad. Unos niveles bajos de serotonina están relacionados con el desarrollo de la depresión. Por eso, la paroxetina, al inhibir su recaptación, hace que haya más neurotransmisor disponible para desencadenar sus efectos.
A tener en cuenta
La paroxetina, al igual que todos los fármacos que están en el mercado, puede producir una serie de efectos indeseados para el paciente. Entre los más habituales, cabe destacar la aparición de náuseas y vómitos en el 25% de los pacientes y el estreñimiento o la diarrea en el 16,5%, según indicó el sitio Mejor con Salud.
Si el paciente continúa con el tratamiento, se suele habituar a algunos de los problemas gastrointestinales; incluso, estos pueden llegar a desaparecer. Sin embargo, hay otros, como la sequedad en la boca, que pueden persistir.
Por otra parte, mencionar que si se administra paroxetina con otros fármacos que también aumenten los niveles de serotonina, puede desencadenarse el síndrome serotoninérgico, el cual se manifiesta con síntomas cómo las náuseas y vómitos, sedación, mareos, somnolencia, hipertensión y otros.
Con información de Mejor Con Salud.