Por Diego Carballido
Desde las consecuencias de un accidente de tránsito, pasando por los heridos en algún incendio o quienes se llevan la peor parte de los enfrentamientos armados en la crónica policial. Todos estos hechos tienen algo en común: el destino final de los heridos es el mismo. Los damnificados reciben la atención de profesionales en el Hospital de Emergencias Dr. Clemente Álvarez, o como popularmente se lo conoce: el HECA.
En el mes en que el policlínico cumple diez años de funcionamiento en el edificio de Pellegrini 3205, con festejos que culminarán en el Monumento a la Bandera, vale la pena repasar algunas cuestiones que conforman la historia de este centro de atención medica de especialidades y urgencias.
El Dr. Álvarez
A pesar de que el nuevo edificio ya forma parte del paisaje urbano, aún sigue vivo el recuerdo de su anterior ubicación. Justo en el límite entre el macrocentro y la zona sur, la manzana conformada por Progreso (actual Mitre), Libertad (hoy Sarmiento), América (llamada actualmente Rueda) y Virasoro, fue el lugar escogido en 1897 por el entonces intendente Alberto Paz para construir un hospital destinado, en un primer momento, a la maternidad y atención de los niños.
Las ordenanzas de la época hablaban acerca de los hospitales municipales como lugares destinados a “enfermo pobres que presenten su certificado de pobreza y a todas las personas que lo soliciten en calidad de pensionistas”. En ese tiempo, a comienzos del siglo XX, el Doctor Clemente Álvarez empezó a ser director del entonces Hospital Rosario. Álvarez era hijo de inmigrantes españoles y había regresado al país luego de haber realizado una capacitación en Europa. Su nombre se asocia también a los comienzos del Círculo Médico de Rosario y a la Facultad que hoy forma profesionales en la materia.
Fue el 25 de noviembre de 1949 cuando se dispuso el cambio en el nombre del espacio, dejando de ser conocido como el Hospital Rosario para pasar a ser el Dr. Clemente Álvarez. Aunque la denominación definitiva, HECA, la recibe recién en 1978 cuando comienza a funcionar como hospital de emergencias.
En manos religiosas
En la medida que la ciudad se expandía, las instalaciones del nosocomio también comenzaron a crecer y una decisión del gobernador de la provincia, en 1921, decide confiar a las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción la dirección y administración del hospital. Una situación que se mantuvo hasta el año 1973, aunque las religiosas continuaron colaborando hasta el 2004 cuando fueron finalmente retiradas por su congregación.
Reubicación
En la semana, durante los actos que se realizaron por los primeros diez años del nuevo HECA, la intendenta Mónica Fein recordó su experiencia como trabajadora del anterior edificio de Mitre y Virasoro, así como también su participación como secretaria de salud en la planificación del nuevo nosocomio.
La demolición del anterior Clemente Álvarez revolucionó a los vecinos del Barrio Hospitales. Toda la circulación que tenía la zona a causa del funcionamiento del nosocomio, de golpe, dio paso a la desolación de un edificio abandonado sobre el que se tejieron hasta historias de fantasmas. Las crónicas que datan de mediados del 2009, hablaban de la incertidumbre que les generaba no saber qué iba a suceder con el espacio. En la actualidad, funciona el Centro de Justicia Penal, escenario de la reciente condena a los integrantes de la banda Los Monos.
El lugar elegido para emplazar el actual edificio cumple un rol estratégico para acceder de manera rápida desde las principales arterias de la ciudad, ya que también se reciben pacientes de localidades vecinas.
En estos diez años, el HECA arroja números que reafirman su importancia en la red de salud del sur de la provincia. Por allí pasaron 347.500 pacientes, se realizaron 40.666 cirugías, 115.136 estudios de diagnóstico por imágenes (entre tomografías y resonancias), 3.496.734 prácticas por laboratorio y 78.000 atenciones en consultorios externos.