“Se convertirán en perras y sus maridos en bueyes”, afirmó un monje hindú de la secta Swaminarayan
“Se convertirán en perras y sus maridos en bueyes”, afirmó un monje hindú de la secta Swaminarayan
En castellano suena aún más ridículo, porque encima rima: “Si cocinas con la regla, te reencarnarás en una perra”. Esta especie de ensalmo medieval y misógino es el que predica un monje hindú, sin rastro de humor, en un templo de Bhuj, en Guyarat. Swami Krushnaswarup Dasji ha puesto a muchas indias en pie de guerra en las redes, tras la difusión de un vídeo con su sermón. “Os guste o no, esto es lo que os pasará, aunque solo lo hagáis una vez, porque así lo dicen nuestras escrituras”.
La delirante visión del monje tampoco deja indemnes a los hombres. “Aquellos para quienes sus esposas cocinen teniendo la regla, se reencarnarán en bueyes”. Así que el futuro pinta mal, para el que no siga sus consejos: “Antes de casarse, hay que aprender a cocinar, para que la esposa pueda tomarse tres días de retiro ascético”, recomienda.
Miembro de la secta Swaminarayan
El tal Swami es relativamente joven y aún no está en lo más alto del escalafón de su adinerada secta de Swaminarayan. Pese a sus prejuicios, su salida del anonimato le debe mucho al sexo femenino. El hostal para chicas gestionado por su secta saltó a las páginas de los periódicos, después de que estas denunciaran que habían sido obligadas a desnudarse, para comprobar que no tenían el periodo.
El motivo era, precisamente, el tabú acerca de la menstruación, que veta el acceso de las jóvenes al templo, a la cocina e incluso al comedor, junto a las demás estudiantes, durante esos días. La alternativa no es, propiamente, un retiro ascético. “Nos mandan al sótano durante tres días y nos sirven la comida en el pasillo”, asegura una estudiante anónima, por miedo a las represalias.
Humillación y denigración
Para evitar el mal trago, algunas chicas terminaban fingiendo no tener nunca la regla, algo que fue detectado por la implacable administradora del hostal, que las denunció a la directora del colegio. Acto seguido, una tras otra, las sesenta y ocho jóvenes fueron conducidas al lavabo y obligadas a bajarse las bragas, por personal femenino, para pillar a las impostoras. Una humillación que está generando escándalo y debate en India.
La secta de Swaminarayan, fundada hace dos siglos, es particularmente seguida por los Patel, una subcasta comerciante guyarati, que fue la base de apoyo a Narendra Modi antes de su asalto a la política nacional. De hecho, Modi acostumbra a acompañar a mandatarios extranjeros a visitar el grandioso templo prefabricado que esta secta inauguró en 2005 en Delhi, bajo el nombre de Akshardham.
Los templos de la secta
Modi ha devuelto con creces los favores espirituales de esta secta, cuyo principal templo, en Ahmedabad, fue objeto de un atentado en 2002. Cabe decir que este le quedaba justo al lado del palacio de gobierno mientras mandaba en Guyarat. También ha trascendido que, ya como primer ministro indio, Modi llamaba a menudo al anterior gran gurú de la secta, antes de su muerte, solo por la bendición de escuchar su respiración.
Swaminarayan dice haber levantado más de 1200 templos en todo el mundo, singularmente en grandes ciudades de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, donde se cuentan cientos de miles de Patel. Estos son, a menudo, comerciantes u hoteleros -en contraste con los indios de Silicon Valley, que acostumbran a ser brahmanes del Sur -y con los taxistas, casi siempre sijs.
Boris Johnson, en un centro de la secta
A finales del año pasado, el propio primer ministro británico Boris Johnson, acompañó a sula ministra del Interior del Reino Unido, Priti Patel, a un templo de esta secta en Londres, rezando por una mayor compenetración con la India de Modi -y de paso pidiendo el voto hindú.
Por último, en la misma Ahmedabad, ahora mismo, se está levantando un muro en honor a Donald Trump, que visitará la ciudad el próximo lunes. El objetivo de esta tapia de más de medio kilómetro de longitud y 2,10 metros de alto, no es otro que ahorrarle la visión de un barrio de chabolas en su recorrido desde el aeropuerto.
Fuente: La Vanguardia