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Crisis en Líbano: dos renuncias, más protestas y el anuncio de ayuda internacional


La explosión que hace unos días destrozó el puerto de Beirut y buena parte de la ciudad, dejó una situación de debilidad en el gobierno

La renuncia de dos ministros y las versiones de otras inminentes dimisiones, los nuevos choques entre policías y manifestantes y el anuncio de un plan de ayuda internacional signaron la jornada de este domingo en el Líbano, donde el Gobierno exhibe una marcada situación de debilidad, tras la tremenda explosión que el martes destrozó el puerto de Beirut y buena parte de la ciudad.

A primera hora se supo de la renuncia de la hasta hoy ministra de Información, Manal Abdel Samad, la primera baja en el Gobierno tras las explosiones que arrasaron el puerto de Beirut y alimentaron la serie de protestas callejeras que el país soporta desde octubre pasado, pero luego se conoció también la salida del titular de Medio Ambiente, Damianos Qattar,

«Después de la enorme catástrofe de Beirut, anuncio mi renuncia al Gobierno», dijo Abdel Samad en un escueto comunicado recogido por la agencia de noticias oficial NNA, texto en el que además pidió perdón a los ciudadanos por no poder «colmar sus aspiraciones».

Apenas horas después, la Policía usó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que estaban en las calles de la capital, tras una escaramuza de origen insólito: varios ciudadanos se enfrentaron con los guardaespaldas de un diputado, casado con la hija del presidente libanés, que quería incorporarse a las protestas.

Los enfrentamientos ocurrieron cerca del Parlamento libanés después de que el diputado Chamel Roukoz – yerno del presidente Michel Aoun, una de las figuras más cuestionadas por los manifestantes- anunció su intención de sumarse a las protestas, según informó L’Orient du Jour y citó la agencia Europa Press. Además, los grupos más exaltados fueron contra las vallas de metal que rodearon el Parlamento. Para entonces, también estaba resuelta la renuncia de Qattar.

Las protestas de hoy siguieron a las masivas de ayer, cuando al menos un policía murió y se registraron más de 700 heridos, y fueron ocupadas las sedes de 4 ministerios.

Entre las ocupaciones se destacó la del Ministerio de Relaciones Exteriores, acción de la que participaron militares retirados. Esa sede fue proclamada «cuartel general de la Revolución».

La acción en las calles de miles de libaneses no se calmaron ni siquiera cuando el primer ministro, Hasán Diab, propuso ayer mismo anticipar las elecciones parlamentarias, una decisión que puede ser formalizada mañana, cuando se reúna la junta de gobierno.

La agencia Ansa fue aún más allá y hasta especuló, en base a fuentes de medios locales, que en ese encuentro extraordinario el mismo primer ministro podría anunciar su renuncia, en medio de fuertes versiones de que habría otras salidas del Ejecutivo, además de la de Samad y Qattar.

El martes, una devastadora explosión en el puerto de Beirut dejó poco más de 150 muertos y unos 5 mil heridos y unas 300 mil personas sin hogar.

La detonación, que dejó un cráter de 43 metros de profundidad, según fuentes de seguridad citadas por la prensa libanesa, fue provocada por el almacenamiento inadecuado de 2.750 toneladas de nitrato de amonio que fueron incautadas en 2014 al buque Rhosus, de un empresario ruso y con pabellón moldavo, por no pagar las tarifas portuarias.

Fronteras afuera del país, una conferencia de donantes organizada por Francia y la ONU, que se realizó por videoconferencia, terminó con el anuncio de 252 millones de euros de asistencia para el país.

La reunión, con la participación de representantes de 28 países, incluidos Estados Unidos, España y Brasil, y de instituciones como la Unión Europea, la Liga Árabe, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), concluyó con una declaración que subrayó que «las necesidades son particularmente visibles en los sectores médico y sanitario, educativo, alimenticio y de rehabilitación urbana, a los que se dará prioridad en los programas de asistencia internacional».

El texto dejó en claro que todos los países están dispuestos a aportar a una necesaria «investigación imparcial, creíble e independiente» sobre las causas de la catástrofe, una cuestión –la de las pesquisas- que estuvo en el centro de una declaración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

«El presidente ha pedido al Gobierno libanés que lleve a cabo una investigación completa y transparente, a la que Estados Unidos está dispuesto a apoyar», reveló el vocero de la Casa Blanca, Judd Deer, en una declaración escrita tras la conferencia internacional.

El mismo martes de la explosión, Trump había especulado con la chance de un posible ataque contra el almacén de depósito como eventual causa de las detonaciones.