En ese país hay más de 3.700 personas contagiadas, mientras que los fallecios ascienden a 191
Más de 1.600 trabajadores de salud están infectados de coronavirus en Ecuador, una cifra que representa el 42,7% de los casos informados en todo el país, que según anunció hoy el gobierno ascienden a 3.747.
El viceministro de Gobernanza y Vigilancia de Salud, Julio López, informó, además, que los fallecidos son 191 y que el epicentro del brote sigue siendo la provincia de Guayas y, especialmente, su capital y corazón económico del país, Guayaquil, según el diario local Expreso.
Solo Guayas concentra más de 2.500 casos confirmados y, también, la mayoría de los trabajadores de salud enfermos por este virus.
Anoche, el viceministro Ernesto Carrasco reconoció por primera vez la dimensión del contagio entre los trabajadores de la salud, que son los que están en la primera línea del combate de esta pandemia.
«El problema es que la mayoría de trabajadores de la salud no recibió a tiempo insumos para protegerse y este virus es de muy alta transmisión”, explicó, más tarde, Alberto Narváez, ex presidente de la Federación Médica Ecuatoriana y doctor en control de enfermedades, al diario local El Comercio.
El Defensor del Pueblo, Freddy Carrión, confirmó esta versión en una entrevista con Expreso.
«Hemos registrado denuncias porque el personal no recibe los insumos necesarios para trabajar; pero muchos tienen miedo de ser despedidos o sancionados», aseguró Carrión.
Por su parte, el presidente de la Federación Médica Ecuatoriana, Santiago Carrasco, destacó que las cifras ahora oficiales “son datos alarmantes» y también denunció que «la falta de equipamiento es terriblemente grave».
Ante la lluvia de denuncias y críticas que provocó la declaración del viceministro de Salud, el gobierno anunció hoy que está distribuyendo más material de protección para empleados de la salud y prometió el traslado de doctores y enfermeros de otras partes del país a Guayas y las zonas donde más infectados hay.
Ecuador reportó su primer caso de coronavirus el 29 de febrero y solo le tomó dos semanas al gobierno nacional de Lenin Moreno declarar el estado de excepción.
Pero, pese a las medidas tempranas, Moreno dejó muchas medidas libradas a la decisión de los gobernadores y alcaldes. La diferente curva de contagio entre Pichincha y Guayas demuestra el distinto impacto que tuvieron las medidas más estrictas en Quito que la laxitud de Guayaquil, donde continuaron los eventos masivos aún cuando el brote ya era público.
La pandemia no solo confirmó la fragilidad política que ya sufría el gobierno nacional de Moreno, sino que también dejó al desnudo el débil sistema de salud público que el mandatario había achicado recientemente como parte de un acuerdo de austeridad firmado con el Fondo Monetario Internacional.