CLG dialogó con periodistas rosarinos y legisladores, quienes opinaron sobre la ley de Equidad de Género en medios de comunicación, la cual fue aprobada y tiene que ser reglamentada
La Cámara de Diputados de la Nación aprobó el mes pasado la Ley de Equidad de Género en los medios de comunicación, la cual tiene el objetivo de fomentar la igualdad de derechos, oportunidades y trato de las personas. Sin embargo, la norma generó controversia, principalmente en torno a la serie de requisitos establecidos para el sector privado para el reparto de pauta oficial, entre los cuales se encuentra la utilización del lenguaje inclusivo. En ese sentido, CLG dialogó con periodistas rosarinos y especialistas en la materia, quienes opinaron al respecto.
Tras haber obtenido media sanción en el Senado en octubre de 2020, la ley fue aprobada el pasado 11 de junio en la Cámara de Diputados con 134 votos a favor y 9 en contra. La iniciativa, titulada “Equidad en la Representación de los Géneros en los Servicios de Comunicación de la República Argentina”, establece la creación de un registro de medios privados (con y sin fines de lucro) que deberán recibir un certificado por parte de la autoridad de aplicación de la ley.
Para recibir ese certificado, los medios deberán cumplir con una serie de pautas, entre las que se incluye la «promoción del uso del lenguaje inclusivo».
Si bien la ley en sí recibió críticas de algunos sectores, fue este último punto el que generó mayor controversia, principalmente dentro de los medios de comunicación.
A continuación, la opinión de los periodistas rosarinos Eduardo Conforti y María Herminia Grande, y del diputado provincial Nicolás Mayoraz, quienes advirtieron sobre los peligros y riesgos de este aspecto de la ley.
Eduardo Conforti
El reconocido conductor radial de la ciudad, actualmente en FM Tango, rechazó de plano este requisito de la ley: «A mí no me molesta el lenguaje inclusivo. Sé que ha ganado mucho espacio en los adolescentes e incluso algunas cadenas de televisión de Estados Unidos lo están utilizando. Tengo unos años ya, me cuesta a veces entender el lenguaje inclusivo y menos utilizarlo. Que se utilice no me molesta, que me lo impongan sí».
«Que a través de una ley esto pueda llevar a que un ignoto funcionario termine diciendo ‘a este sí y a este no’, eso sí me molesta. Esto puede ser utilizado para la censura, para la persecución a los medios. Hoy la pauta oficial es muy importante para un medio, sobre todo en medio de esta crisis que estamos viviendo», agregó el periodista.
Además, Conforti insistió con la posible «persecución» a profesionales de la comunicación: «Me molestaría mucho que los gobiernos, tanto nacional como provincial y municipal, se agarren de esa ley para imponer su pensamiento, para perseguir a un periodista porque no les gusta lo que dice. No sé cómo lo va a reglamentar el Poder Ejecutivo».
«En mi programa es muy difícil que se utilice el lenguaje inclusivo, pero si alguno de mis compañeros lo quiere utilizar lo puede hacer. No lo utilizo porque no lo siento, no está en mí. ¿Por eso un funcionario del Estado no va a mandar pauta? «, concluyó.
Nicolás Mayoraz
El diputado provincial santafesino, Nicolás Mayoraz, no sólo cuestionó el aspecto del lenguaje inclusivo, sino la ley en su totalidad: «La libertad de expresión y la libertad que deben tener los medios de comunicación es fundamental. Que los medios de comunicación se expresen con total libertad y con la mínima injerencia posible del Estado es uno de los temas más sensibles en un sistema democrático. Esta ley para nosotros es muy peligrosa porque está imponiendo un sesgo ideológico al contenido que deben tener los medios e incluso a su organización empresarial».
«Me parece muy loable que la ley busque promover una cultura de respeto, incorporación y reconocimiento y promoción de la mujer en los medios, pero la forma debería ser con otro tipo de incentivos, nunca a través del retaceo de la pauta publicitaria del Estado. Hoy no se puede negar la realidad de que el Estado define prácticamente la suerte de un medio si le quita o le da pauta oficial. Al imponer ciertos requisitos para fijar la pauta, de algún modo está direccionando el contenido ideológico que tiene que tener ese medio», añadió.
En ese sentido, el abogado constitucionalista consideró que «analizándolo en términos legales o constitucionales, podemos decir que la norma es irrazonable». Y agregó: «Busca un fin a través de un medio que no es proporcionado. Si la finalidad es promover, el medio a emplear tendría que ser otro, no la utilización de la pauta».
Con respecto al punto que promueve el lenguaje inclusivo, subrayó: «El lenguaje inclusivo no sólo es controversial, sino que también tiene un sesgo ideológico. Aún cuando no sea obligatorio para el medio de comunicación, el hecho de ponerlo como un requisito hace que aquel que está adherido ideológicamente a esa posición que sostiene el gobierno tenga más chances de obtener pauta que aquel que no. Establecer requisitos ya de por sí es malo, pero si además ponemos requisitos ideológicamente controversiales estamos poniendo en situación de desigualdad a aquellos medios que no comulgan con esas corrientes ideológicas. Termina siendo discriminatorio».
«El Estado nunca puede poner como requisito para recibir pauta realizar determinados actos o determinada línea de trabajo que tiene que ver con la redacción y con la forma de comunicar las ideas porque es un condicionamiento inaceptable en un sistema democrático», cerró Mayoraz.
María Herminia Grande
La reconocida periodista rosarina, quien fuera distinguida por el Concejo Municipal en 2017, dialogó en CLG sobre la ley de Equidad de Género, sobre la cual consideró: «Releyendo la ley encuentro que tiene artículos muy interesantes. Inicialmente los derechos en general meritan una ley para que se concientice más rápido. Puntualmente, en esta ley advierto situaciones muy interesante, como por ejemplo la referencia a personas trans. El mundo va rápido y seguramente en poco tiempo esto será naturalizado. Lo que importa, más allá de su condición sexual, política o religiosa, es la persona y su talento, su conocimiento, su puesta en función de lo que representa; pero a veces se necesita un empujón inicial».
Sin embargo, la comunicadora expresó sus reparos sobre el punto que refiere al lenguaje inclusivo: «No concuerdo con que el lenguaje inclusivo sea por ley, creo que eso lo deben utilizar quienes están absolutamente convencidos del mismo. Lo veo atentatorio contra la propia libertad de expresión que sea sancionatorio con pauta. Si bien la ley predispone en su reglamentación a que uno actúe en consecuencia, ese parámetro que nos rige en la utilización de nuestra manera de expresarnos tiene un resguardo. Aquel que lo utilice está perfecto, pero aquel que no lo utiliza también tiene que estar resguardado. Creo que ese punto desmerece a mi criterio las otras conquistas que marcan esta ley».
«Hay varios ítems de la ley que son muy interesantes, como el que plantea la creación de salas para amamantar en el lugar de trabajo. Llevan conquistas interesantes para la realidad de una mujer o de una persona trans. El mundo ha cambiado y uno tiene que estar sobre esas realidades. Pero creo que la inclusión no depende del lenguaje, depende de una actitud, un conocimiento y un compromiso ante la realidad del otro, y sentir al otro como un igual», expresó por último Grande.