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Claman justicia en Las Parejas por el asesinato del peluquero Karlos


A Carlos Alberto Ledezma todos lo conocían como Karlos Kon K. Tenía 42 años y era un reconocido peluquero de Las Parejas. El viernes por la tarde un familiar lo encontró asesinado en su casa. Nadie tiene explicación de su muerte, a la que los investigadores y allegados enmarcan en un crimen de odio. La ciudad permanece conmovida y clama que el homicidio no quede impune.

Sus amigos y amigas sostienen que Karlos tuvo el Whatsapp activo hasta las 1 de la mañana del viernes. Luego nadie supo nada de él. El mediodía, según los portales locales, un familiar cercano encontró a Karlos tirado en su casa de calle 14 entre 9 y 7, donde tenía su peluquería, que se llamaba como su nombre artístico. Había signos de violencia, y mucha sangre: el cuerpo tenía 23 puñaladas, indicaron los peritos.

Al lugar llegó la Policía de Investigaciones de Rosario para efectuar un peritaje exhaustivo en busca de huellas y evidencias. Según el forense, Karlos murió entre las 3 y las 6 de la mañana.

El caso está en manos de Santiago Tosco, de la Unidad Fiscal de Cañada de Gómez, quien ordenó peritar toda cámara de seguridad pública o privada de la que se pudiese obtener una pista del asesino. Además ordenó testimonios y peritajes telefónicos.

Según fuentes policiales consultadas por El Ciudadano, en la casa de Karlos faltaba su celular y su notebook, pero no otros objetos de valor, lo que para los investigadores descarta la hipótesis de robo.

El asesinato de Karlos shockeó a Las Parejas, la pequeña ciudad de más de 12 mil habitantes a 98 kilómetros de Rosario que antaño se destacó por ser un polo industrial. Karlos, dicen, además de ser un excelente profesional, era un consejero que cebaba mates a sus clientes y los atendía a cualquier hora. El sepelio de Karlos fue este sábado al mediodía. Mientras, las redes se llenaban de mensajes de dolor y pedidos de justicia. Por lo bajo, se sospechaba de alguien que “se veía con él”, según reveló a este diario un conocido de Karlos.

Fuente: El Ciudadano