El conductor del ciclo "De 12 a 14" y "En foco" contó su historia de vida en una entrevista con CLG
El conductor del ciclo «De 12 a 14» y «En foco» contó su historia de vida en una entrevista con CLG
Por Mario Luzuriaga
Ciro Seisas es uno de los comunicadores que acompaña al público de la radio y televisión de manera diaria. Conductor de «De 12 a 14» en El Tres, hace años que es una de las voces y caras del periodismo rosarino.
Desde su infancia en la ciudad de San Lorenzo, mamó de su madre la pasión por el periodismo y logró poder realizar su sueño. Si bien tuvo que sortear algunos obstáculos personales mientras estudiaba, siempre puso empeño y hoy por hoy es uno de los más reconocidos de Rosario.
Entre los desafíos que tuvo en su carrera, Seisas tuvo que llenar un espacio importante que dejó Julio Orselli en la televisión rosarina, luego de que dejara de conducir el clásico «De 12 a 14». Sin embargo pudo imponer su estilo y junto a un nuevo equipo, lograron tener una química que transciende la pantalla.
En un mano a mano con CLG, Ciro Seisas contó su historia dentro de los medios de comunicación y los proyectos que tiene en mente.
—¿Qué es lo que te apasiona del mundo del periodismo?
—Me apasiona la posibilidad de contar historias y que las mismas tengan un impacto social positivo, que tenga un significado, que pase por lo colectivo. Me interesa que al haber contado esa historia, uno contribuye de alguna manera, creo que pasa por ahí.
—Imagino que ese interés fue el que te motivó estudiar periodismo.
—Claro, porque de chico empecé a ir a la primaria, me apasionaba escuchar y contar historias. Las escribía, las inventaba y las ficcionaba porque era chico. Y una vez ya siendo más grande, con la escuela fuimos a visitar al intendente de San Lorenzo y nos plantearon hacerle preguntas; y cada uno llevó una pregunta escrita. Ese fue el momento que me impactó y nunca más me olvidé. Me dije: «Estar frente a frente con alguien importante y preguntarle directamente está bueno», eso fue lo que pensé en ese momento. Después siempre sentí curiosidad para saber cosas, entender cómo funcionan las cosas en el mundo y eso me terminó una inclinación que nunca se fue. A lo mejor eso viene de que mi mamá fue periodista y tal vez todo eso estaba impreso en mi ADN.
—¿Acompañabas a tu mamá en su trabajo cuando eras chico?
—No mucho, mi mamá no tuvo la suerte de muchas madres de ahora de ser bancadas en su trabajo. Su vocación fue discutida, porque si hoy el periodismo sigue siendo un ambiente masculino, imaginate hace treinta años atrás. Mi papá era un tipo mucho más grande que ella, que estaba de vuelta de un montón de cosas, y la veía como una inocente y la verdad nunca la acompañó. Después ella dejó la profesión y trabajó de otras cosas y nunca más ejerció. Pero encontró otra vocación y ahora es gestora cultural.
—¿Cuál fue la reacción de tu mamá cuando elegiste seguir Comunicación Social?
—Ella me bancó muchísimo, mi papá tenía desconfianza, pero repito: era de otra generación. Él me aseguraba que es muy difícil vivir de los medios y que pocos se pueden dedicar a ello, pero bueno, al final salió bien la elección y admitió que yo tenía razón y me dijo que yo le puse la tapa.
—¿Cómo fueron tus primeros pasos luego de recibirte?
— Fue como gradual, mientras estaba en la facultad, cursando los últimos años, había una serie de concursos de pasantías para entrar a Radio Universidad y en el primer llamado no quedé seleccionado. En el segundo quedé y empecé a trabajar en un programa de música en el que hacía otra cosa. Lo bueno es que me gusta mucho la música, soy un fan y escucho siempre que salgo del trabajo. Me despejo porque sino llega un momento que está a tope, con la música baja un poco… Entonces aprendí a hacer producción porque en ese momento hacer micrófono no era lo mío, y se fue dando. Empecé a trabajar en un programa, después en dos, hasta llegar a turno completo que es medio día. Entonces me gustó sumar horas sin cobrar nada, hasta que después empecé a recibir algo muy mínimo, porque las pasantías pasaron a ser rentadas.
—¿En el algún momento de esa etapa inicial recordabas lo que te decía tu papá?
—Se me venía todo el tiempo y luchaba contra eso. Hasta ahora sostengo que todos los que le hicieron un bien a mi desarrollo profesional, fueron los que dijeron que no podía hacerlo. Yo todo eso lo tomaba como un incentivo.
—¿Cómo llegaste a Canal 3?
—Hice un recorrido errático en los medios, en radio empecé en Radio Universidad y después me lleva Toto Borderi a hacer reemplazos de producción en Radio 2. Él creía que yo trabajaba medianamente bien, porque estuve con él en un programa que hacía de música británica. Entonces hice un reemplazo por tres días y me terminé quedando tres meses, me hice conocido y me llamaban para hacer reemplazos en los feriados o períodos de vacaciones. Paralelamente a eso empecé a trabajar en Cablehogar y en una revista en la que hacía periodismo de investigación. Ahí me dividía en el cable y también en Radio 2, entonces pasé a hacer móviles reemplazando cronistas y después de todo eso entro al programa de Lotuf con la partida de Guillermo Zysman. Fui con la idea de que a los tres meses me iba y quedé 12 años, porque cuando se van Novaresio y Orselli, el canal replanteó el programa; y Goyán tuvo la idea de que fuera el que tome el lugar de Orselli y aquí estoy.
—Lograste poder ponerle tu identidad a «De 12 a 14» y pudieron sortear el desafío.
—El desafío fue inmenso y sentí que entraba a la cabina de una avión y tenía que hacerlo despegar. Pasamos por varias etapas, querían hacer un programa bien duro de noticias y después el propio Goyán dijo que no se tenía que perder el espíritu del programa y nos liberamos un poco más. Así fue como pude meter mi personalidad más allá de mi profesionalismo. Lo bueno es que se pudo dar una gran química con Analía Bocassi, Juan Junco y con Miguel Tessandori.
—¿Cómo reacciona el público cuando salís a la calle?
—De una manera que jamás esperé. Uno que es periodista está constantemente mirando lo que pasa con el medio, con las transformaciones tecnológicas y demás cuestiones. Pensé que me iban a reconocer mucho menos de lo que pasa, me reciben con un cariño inmenso y me lo dicen por la calle y me lo retribuyen. Sienten que uno es el vehículo de lo que la gente quiere decir y eso está buenísimo.
—Después pudiste hacer algo más propio como lo es «En foco»
—Es más personal y me falta volcar más cosas de lo que soy fuera del aire. Me costó mucho relajarme porque quería que salga a la perfección, que sea original y me propuse que el programa se dedique específicamente al hecho. Me apasiona la evolución y como se va transformando la sociedad.
—¿Cuál es tu deseo para el futuro?
—Yo deseo que «En foco» siga manteniéndose al aire, que «De 12 a 14» siga creciendo y sigamos siendo la gente de confianza para el público y que no se vaya nadie porque la química es increíble y esa magia no se repite. Y me gustaría tener un programa de radio, con mi impronta personal y probar hacer otra cosa.