La intendenta Mónica Fein participó junto a Madres de la Plaza 25 de Mayo de Rosario, representantes de organizaciones de Derechos Humanos, funcionarios provinciales, municipales, del Concejo Municipal, alumnos de escuelas primarias y boy scouts, entre otros, de la tradicional plantación de árboles que año tras año se lleva a cabo en el Bosque de la Memoria, en el marco de las actividades para conmemorar el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
Durante el acto realizado en la mañana del sábado 24 de marzo, por el 42° aniversario del golpe de Estado de 1976, que dio inicio a la última dictadura cívico militar, Chiche Massa, integrante de Madres de la Plaza 25 de Mayo de Rosario, señaló que los árboles que conforman el bosque “significan vida, y esa vida la uno a la vida que nuestros hijos ofrendaron con valentía y convencidos de los ideales que por los que luchaban: hacer una patria grande”.
Además, pidió a la Justicia “que acelere los juicios, porque si no cuando los hagan no habrá ni querellantes ni represores. Queremos justicia, nada más”.
Luego, María Elena Bayola, integrante de la Asociación Amigos del Bosque, recordó que el municipio dio un espacio para la creación del Bosque, y “el 10 de diciembre de 1999, con dos placas y 10 árboles, comenzó a gestarse este lugar”.
“El integrarse y dialogar con el espacio público es parte de la identidad del bosque, y como bosqueras y bosqueros, valoramos como un gesto político de enorme trascendencia el poder integrar la memoria al ejido urbano”, agregó.
“Cada plantación es un símbolo del concepto de vida en libertad, en contraposición a la barbarie ejercida por aquellos que se creyeron con el derecho de determinar el destino de 30 mil personas.
Este bosque es una forma de recordar a nuestros queridos ausentes, es un sitio de memoria, es una forma original de instalar la memoria en el espacio público, de hacerla colectiva, porque los desaparecidos nos pertenecen a todos”, finalizó diciendo.
Por su parte, Viviana Nardoni, directora del Museo de la Memoria, revalorizó el uso de los espacios públicos y el derecho a la manifestación y la libre expresión, destacó la “decisión política de realizar este tipo de actos y de, en forma ininterrumpida, sembrar memoria en este bosque que es un orgullo para la ciudad”.
“Esta ceremonia es en recuerdo de los 30.000 desaparecidos, compañeras y compañeros que nos faltan a todos. Este bosque afirma en el espacio público la memoria de los asesinados y desaparecidos durante los años del terrorismo de Estado implementado por la última dictadura cívico militar”, agregó.
“Este 24 de marzo nos encuentra ante una etapa de retroceso de las políticas públicas en Derechos Humanos a nivel nacional”, remarcó Nardoni. También criticó la aparente decisión del gobierno nacional de otorgar la prisión domiciliaria a cientos de genocidas bajo el argumento de que las cárceles están superpobladas. “Las cárceles de los genocidas no están superpobladas, porque todavía nos faltan muchos juicios, nos faltan muchos testimonios y nos falta condenar a muchos”, agregó.
Tras sus palabras, se realizó la plantación de árboles, que fue acompañada por sonoridades de cuencos de cuarzo a cargo de Verónica Peruggino y Santiago Orlandi.Se plantaron 5 árboles pertenecientes a la especie nativa sina sina, originaria de la zona.
Cantata fraterna
Luego de la plantación, se realizó un espectáculo musical que estaba previsto para el viernes 23, en el marco de la vigilia por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
El maestro Juan Falú presentó Cantata Fraterna junto a la Orquesta de Cámara de Cuerdas Municipal, Liliana Herrero, Rubén Lobo, Lucho Hoyos, Marcelo Chiodi y Carolina Cajal. La dirección general y arreglos a cargo de la pianista Lilian Saba.
La Cantata Fraterna fue compuesta por Pepe Nuñez durante los últimos años de la dictadura instalada en 1976 y fue estrenada en Tucumán en 2016. Fue el corolario de un puñado de textos y músicas que giraban en torno a la ida y el regreso, movimientos que no fueron solamente del desterrado, sino de todos los que soñaron, sufrieron persecución, cárcel, tortura o exilio, de todos los que se quedaron exiliados en su propia tierra, de todos los que se vieron obligados a guardar un penoso silencio en aquellos terribles años de la dictadura más feroz de la historia.