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Carmona: «No podemos descartar que haya armas nucleares británicas en Malvinas»


El secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur volvió a cuestionar la militarización del achipiélago y anticipó además que el Gobierno nacional trabaja en la elaboración de ''una nueva Ley Antártica''

El secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Guillermo Carmona, aseguró que el Gobierno insistirá en reclamar a Londres explicaciones sobre el destino del arsenal nuclear británico enviado a Malvinas durante la guerra de 1982, volvió a rechazar la fuerte militarización del archipiélago y juzgó que con su «sistemática y evidente» violación al derecho internacional, el Reino Unido se ubica en una situación de «descrédito» ante el mundo.

«Nosotros hoy no podemos decir que haya armas nucleares en Malvinas, pero tampoco podemos descartar que eso sea así porque el Reino Unido no ha brindado información», afirmó Carmona, en una entrevista concedida a Télam, en la que ratificó el interés argentino por reactivar la estratégica Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur y deslizó novedades en la postura que la Argentina llevará a la próxima reunión del Comité de Descolonización de Naciones Unidas (ONU).

-Télam: El Gobierno viene denunciando insistentemente la «injustificada y desproporcionada» presencia militar de fuerzas británicas en Malvinas. ¿Qué explica el interés de Londres en sostener esto cuando no existe ninguna acción de Argentina que lo justifique?

-Carmona: A falta de razones históricas, jurídicas y geográficas Reino Unido apela a la presencia de facto, utilizar la militarización como una forma de fortalecer o justificar su presencia en esta parte del territorio nacional argentino. Argentina cuenta con los argumentos históricos, jurídicos y geográficos y con el apoyo mayoritario en el mundo en su reivindicación de soberanía. No sólo la Argentina ha repudiado ese proceso de militarización, también lo han hecho países de nuestra región que sufren la amenaza de una presencia militar desproporcionada en el Atlántico Sur. Hay pronunciamiento de la Celac, de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (Zpcas), del Mercosur, del G77+China. Cada año en el Comité de Descolonización de la ONU, Argentina señala esta inaceptable situación. Hay que tener en cuenta el contenido de la militarización: para poco más de 3000 habitantes, hay 1500 militares como mínimo en Malvinas. Esta desproporción de población civil y militar ya demuestra que Malvinas es uno de los territorios más militarizado del mundo. Hay un continuo incremento armamentístico que se refleja en la presencia de un submarino de propulsión nuclear, la renovación de un sistema misilístico antiaéreo de última generación, de embarcaciones y aeronaves militares y la realización de ejercicios militares de gran envergadura. Realmente es una situación que resulta preocupante.

-T: Frente a este escenario ¿Es conducente que Argentina mantenga de algún modo encapsulada la disputa por la soberanía y, al mismo tiempo, sostenga una relativa normalidad en el resto de los aspectos de la relación bilateral con Reino Unido?

-C: La Constitución Nacional, en su disposición transitoria primera, marca que Argentina ratifica su soberanía sobre esos territorios ocupados y que el objetivo de recuperar el ejercicio pleno de soberanía se debe hacer de acuerdo al derecho internacional y por la vía diplomática. No podemos resolver las diferencias que surgen en torno a la soberanía si no hay instancias de dialogo y negociación. Resulta fundamental que la relación bilateral sea una relación en términos de normalidad diplomática. Nuestro Gobierno retomó la posición histórica de Argentina de hacer que el tema de la soberanía sea el principal punto en todo dialogo con Londres y el reclamo para que se retome el proceso de negociaciones que quedó suspendido poco antes del conflicto bélico. Así que las acciones unilaterales que haga el Reino Unido en pesca, exploración ilegal de recursos hidrocarburíferos y militarización son situaciones que en el marco de la relación diplomática cuestionamos. Que sostengamos la relación diplomática no hace que la Argentina deje de reclamar.

EL GOBIERNO IMPULSARÁ UNA NUEVA LEY ANTÁRTICA

Carmona anticipó que el Gobierno nacional trabaja en la elaboración de «una nueva Ley Antártica» que articule las políticas de investigación científica en ese continente que lleva adelante ese organismo de la Cancillería.

«Es importante que la Argentina se ponga a la vanguardia en los temas antárticos y esto implica dar una serie de pasos que esperamos ir concretando desde la Cancillería en coordinación con el Ministerio de Defensa, que tiene en sus manos la mayor parte de la logística antártica», señaló Carmona en una entrevista con Télam.

A pocos días de celebrarse un nuevo aniversario de la creación del Instituto Antártico Argentino (IAA), un organismo gubernamental que centraliza la planificación, coordinación y control de las actividades científicas que la República Argentina lleva a cabo en ese continente, el funcionario planteó la necesidad de tener «una visión estratégica de mediano y largo plazo«, en relación a esa temática.

En ese sentido, aseguró que el Gobierno nacional impulsa la elaboración de «una nueva ley antártica, que tiene que ver con articular las políticas de investigación científica antártica que lleva adelante nuestra Secretaría, a través del Instituto Antártico Argentino y la Dirección Nacional del Antártico y el conjunto de instituciones» relacionadas al tema.

Esa coordinación en el área de investigación científica antártica -detalló el funcionario- también involucra al Ministerio de Ciencia y Tecnología y a organismos dependientes del Ministerio de Defensa, como la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), el Instituto Geográfico Nacional y el Servicio Meteorológico Nacional, entre otros.

«Tenemos un Ley Antártica muy vieja (data de 1969) y creemos que hay que modernizarla», sostuvo el secretario de Malvinas y agregó que, para ello, el Ejecutivo se propuso «ir generando una renovación normativa que ubique a la Argentina en una posición de vanguardia».

Por otra parte, Carmona destacó la importancia de haber «jerarquizado la cooperación con Chile» en temas antárticos, transformando el Comité Mixto en una Comisión Binacional, una decisión acordada entre ambos países durante la visita oficial que el mes pasado realizó a la Argentina el presidente trasandino, Gabriel Boric.

Al respecto, apuntó que Argentina y Chile se encuentran «trabajando en una cooperación antártica muy importante, que, entre otras cosas, tiene en vista que nuestro país pueda ofrecer sus servicios logísticos desde la ciudad de Ushuaia (Tierra del fuego)».

-T: En el marco de la ONU, el canciller Santiago Cafiero denunció y pidió explicaciones a Reino Unido sobre el envío de armas nucleares a Malvinas durante la guerra y reclamó que se de información sobre el destino de las mismas. Sin embargo, Londres aún no dio respuestas al respecto…

-C: A 40 años de la guerra, seguimos conociendo situaciones que son muy graves. Este año tomamos conocimiento, a partir de publicaciones en un portal británico, sobre la desclasificación de documentos que dan cuenta del traslado de 31 armas nucleares que habían sido introducidas en cuatro embarcaciones británicas en el Atlántico Sur durante la guerra. El potencial destructivo de esas armas medido en kilotones determina que, como mínimo, a Malvinas se llevó una Hiroshima y es probable que bastante más que eso. Lo revelado nos permite dimensionar que una gran parte de ese arsenal nuclear británico -una de las grandes potencias militares y nucleares del mundo- fue transportado a Malvinas y el Reino Unido no dio nunca explicaciones sobre cuál fue el destino de ese armamento nuclear. Esto habla de la opacidad y falta de buena fe con que actuó en su proceso de militarización tanto en la guerra, introduciendo armas nucleares a un área que se encontraba bajo el tratado de Tlatelolco (para la proscripción de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe), como también en términos más generales de violación del tratado de no proliferación de armas nucleares. Es una situación muy grave que ocurrió en 1982 y de la que no tenemos precisiones respecto a que haya sido modificada. Hoy no podemos decir que haya armas nucleares en Malvinas, pero tampoco podemos descartar que eso sea así porque Reino Unido no ha brindado información. Esa falta de buena fe y transparencia en relación a la información de la militarización en Malvinas provoca también un problema de reputación internacional del Reino Unido que de manera sistemática y evidente viola el derecho internacional y normas internacionales específicas que establecen la obligación de los estados a transparentar la información respecto a este tipo de situaciones.

-T: Sin embargo, esa afectación a la imagen internacional no parece reflejarse en su situación ante los organismos multilaterales en términos de aplicarles determinadas sanciones. Gran Bretaña continúa, por ejemplo, siendo miembro del Consejo de Seguridad…

-C: Esto tiene que ver con cuáles son las potencialidades y las restricciones del derecho internacional y tiene que ver con el doble estándar con el que las grandes potencias se manejan.

-T: Entonces, como viene pidiendo el gobierno argentino y recientemente Lula Da Silva en Brasil, entre otros países, es necesario un urgente rediseño de los organismos multilaterales.

-C: Argentina solicitó un rediseño de Naciones Unidas. De todos modos, yo creo que los problemas de reputación para los Estados son problemas graves y no dejan de preocuparles. La reputación internacional muchas veces le establece a esas mismas grandes potencias restricciones en cómo manejarse en el mundo. Por lo tanto, no hay que minimizar el impacto negativo que tiene en el Reino Unido que incumpla las resoluciones de la ONU.

-T: Argentina viene promoviendo la revitalización del Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (Zpcas) ¿Hay algún avance en ese tema?

-C: La Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur es un mecanismo creado por los países con costas en el Atlántico Sur en función de establecer mecanismos de cooperación de asistencia y de posicionamiento público internacional en común. Es un mecanismo muy importante para nosotros, no solo por Malvinas, sino también por el carácter estratégico de todo el Atlántico Sur. Lamentablemente hace varios años no está teniendo una dinámica que debería, y desde Argentina hemos promovido su reactivación a través de nuestros embajadores en Uruguay y Brasil, que son dos estados que junto con nuestro país conforman la Zpcas. Nuestra embajadora en Naciones Unidas estuvo muy activa en la promoción de la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de los países miembro de ese mecanismo. Creemos que va a ser muy importante ese encuentro, que en principio sería virtual y del que aún falta definir fecha, en la que Uruguay traspasará la Presidencia Pro Tempore del mecanismo a Cabo Verde.

-T: ¿Cuál va a ser la postura que llevará el país a la próxima reunión del Comité de Descolonización de la ONU del 23 de junio en la que se va a tratar la Cuestión Malvinas?

-C: Estamos con una serie de acciones preparatorias para esa ocasión. En la medida en que vayamos avanzando en esas acciones vamos a ir informando. Estamos buscando crear las mejores condiciones para esta reunión del Comité, no solo en función del interés de Argentina de sacar la resolución que sale todos los años, sino de sumar voces de otros países, pero tengo que ser prudente en cuanto a no anticipar algunas reuniones que vamos a tener en virtud de que estamos definiendo.

LA «ESTRATÉGICA» SEDE EN TIERRA DEL FUEGO

En otro orden, Carmona destacó como «estratégica» la creación de una subsede del organismo que preside en la provincia de Tierra del Fuego, que definió como el «portal de acceso a la Antártida» y por su proximidad a las Islas Malvinas.

A principios de abril y en el marco del 40 aniversario de la guerra del Atlántico Sur de 1982, Carmona y el gobernador de esa provincia, Gustavo Melella, firmaron una Carta de Intención para la conformación de la subsede de esa Secretaría en la ciudad de Ushuaia, que ya entró en funcionamiento.

Carmona definió como «vital para la política exterior soberana» del país la «presencia» de la Secretaría en el «escenario natural e institucional de la Cuestión Malvinas y las temáticas antárticas y oceánicas».

En ese sentido, fundamentó la creación en Ushuaia de la subsede del organismo que preside por ser «la capital de la provincia que incluye a las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur» y, en esa condición, ser «el portal de acceso a la Antártida, y tener «un lugar privilegiado en el escenario del Atlántico Sur».

En ocasión de la firma de la Carta de Intención, Carmona y Melella expresaron su interés en que la Secretaría de Malvinas sume a su sede nacional en la Capital Federal una «presencia efectiva y operativa en la capital de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur por ser áreas territoriales y por involucrar temáticas de influencia en su quehacer diario».

«Es importante para nosotros dar cuenta de un paso que consideramos estratégico y fundamental que es la presencia de la Secretaría Malvinas con una subsede en la ciudad de Ushuaia«, remarcó Carmona a Télam.

Al respecto, sostuvo que se está trabajando con un régimen de presencias periódicas de funcionarios de la Secretaría en la subsede del organismo en la capital fueguina, ubicada en un lugar dispuesto por Gobierno provincial especialmente para para ese uso.

Con el mismo objetivo también cedió un lugar físico el Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic), el centro regional dependiente del Conicet, enfocado en la investigación multidisciplinaria en la zona austral de Argentina.

«Es un paso muy importante la creación de esta subsede, por un lado, porque nos va a permitir que tengamos las percepciones fueguinas patagónicas respecto de la Cuestión Malvinas y, por el otro, porque Tierra del Fuego es un gran observatorio oceánico», remarcó Carmona.

Por último, el funcionario valoró como «muy valioso» el trabajo conjunto que realiza la Secretaría a su cargo con el Gobierno provincial y otras instituciones fueguinas, que permite «poder contar con insumos para la toma de decisiones desde la Cancillería».