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Carlos Bermejo: un recorrido por su trayectoria y el periodismo de espectáculo en el tiempo


En el Día del Periodista, el referente del área de espectáculos de la ciudad repasó su carrera en CLG: "Empecé a hacer radio por accidente"

Por Mario Luzuriaga

Carlos Bermejo es sinónimo de periodismo de espectáculos en la ciudad. Su pasión por este mundo lo llevó a codearse con las estrellas más grandes e importantes de la farándula nacional e internacional.

Se pudo observar su profesionalismo en radio y televisión, formando parte del mítico «De 12 a 14» junto a Julio Orselli, pero también se destacó personalmente con su programa «Magazine» que lleva hasta el día de hoy 31 años en el aire.

Pese a su amplia trayectoria en la pantalla, Bermejo no oculta su pasión por la radio, que en la actualidad es parte de su vida cotidiana.

En el Día del Periodista, CLG habló con el comunicador, quien repasó su carrera y analizó la profesión.

—¿Qué fue lo que más le atrajo del periodismo?

—Era más que nada porque a uno le gustaba la radio, y porque era el medio más masivo. Cuando empecé no existía la escuela de comunicación, esto fue en el período jurásico (risas), entonces no había dónde estudiar. En cuanto a los demás, la televisión era un medio incipiente y en gráfica estaban el diario La Capital y La Tribuna en ese momento. Era una época donde los diarios vespertinos se vendían y yo era, y soy adicto, a la gráfica, pero le tengo un temor reverencial; porque es un periodismo por excelencia, porque uno tiene que tener una narrativa. Hice algunas cosas esporádicas en la gráfica, pero no era lo que yo decidí.

—¿Cómo fueron sus primeros pasos?

—Empecé a hacer radio por accidente ya que yo enseñaba a manejar en una escuela de conductores, y había una productora de televisión que hablaba mucho conmigo de espectáculos. Yo al mismo tiempo estudiaba abogacía, y entonces me invitó a un programa que ella producía y a partir de allí, hace 51 años, que no paré en la profesión. Dejé abogacía y hago mal o bien esto (risas).

CUANDO HUYE EL DÍA" CONDUCCIÓN CARLOS BERMEJO RADIO MITRE ROSARIO ...

—¿Qué fue lo que lo deslumbró del mundo del espectáculo?

—En realidad yo empecé con el espectáculo por una cuestión circunstancial. En esa época me dijeron que en la radio tenía que cubrir todo lo que fuera del espectáculo. Se cubrían dos áreas, el espectáculo y el deporte, en ese momento los programas de radio eran de entretenimiento, musicales y había muy poco periodismo de opinión. Esa clase de periodismo estaba circunscrito a la gráfica, entonces los programas eran musicales con algún aditamento que era deportes o espectáculo. Mucho tiempo después llegó el periodismo de opinión, los periodísticos y demás. En una década posterior se empezó con la mañana entera en LT8, «Los notables», «Prohibido detenerse», ya era un periodismo con grandes figuras como Dante Nasurdi, Nacho Suriani, Bigote Acosta y demás. Mi inicio fue en el espectáculo y cuando fui al canal, hice lo mismo pero no era lo único que me interesaba. Cuando me voy de Canal 3, en diciembre de 2004, yo decido hacer radio y periodismo de opinión, porque hago periodismo en sí. No cuestiono al espectáculo porque me dio la oportunidad de desarrollarme y fui el primero de Rosario en cubrir premios internacionales. El espectáculo nos obligaba ir a hemerotecas, revistas y demás porque no había Internet.

—Supongo que era una tarea dificultosa obtener las informaciones.

—Era la época donde se compraban los libros, recuerdo haber comprado los tomos de la historia del cine argentino, de un gran periodista uruguayo como lo fue Homero Alsina Thevenet, a quien conocí personalmente. Al no haber escuela de periodismo, nos formábamos en seminarios que daba esta clase de personajes. Luego vino Mario Soffici, Daniel Tinayre, Sergio Renán, Leonardo Favio; era la época en la que también grandes iluminadores y escenografistas como Mario Vanarelli que enseñaban sus experiencias.

—Podemos decir que tuvo una formación privilegiada.

—Cuando uno mira lo que es hoy, con respecto a la época anterior, que no había nada, hay diferencias. A nosotros no tocaba ir a esas charlas o seminarios que se venían a dar, porque no teníamos otro lugar para aprender. Yo no se si hoy en las escuelas de comunicación hay una especialización en cine o en teatro. Me parece que lo tocan muy por arriba y dan otro tipo de cosas, pero me parece que eso hace al tipo de formación integral. Es lo mismo que si estudiás medicina, después te especializás en cardiología o neurología.

Funes Hoy / Premios Magazine 2019

—¿Piensa que al periodismo de espectáculo se lo trata como algo menor?

—Yo creo que la profesión se bastardeó sola, como se nivelaron para abajo otros rubros. Yo creo que hubo una época en donde hubo programas de espectáculos en radio y en televisión. Hoy por hoy en televisión ya no hay más, sólo de chimentos, pero no de críticas. Yo me acuerdo que era muy chico y había un programa que se llamaba «Pantalla gigante» que lo hacía Jaime Jacobson, padre de Jorge, con Aníbal Chávez Cruz, que eran maestros del cine. Y en LT3 había un programa que se llamaba «Luminarias», los sábados por la tarde, donde se hablaba de teatro y de cine. Uno lo escuchaba y se hacían las críticas y demás. Hoy no hay, es más interesante saber quién anda con quién, si arranca o no Tinelli, que ni lo dejo de ver, ni lo veo. No es lo que yo consumo, hace años que no se ve a Norma Aleandro en la televisión o Graciela Borges. Graciela sólo aparece porque hay un estreno, después no se la llama más, y estamos hablando de personas referenciales. Me pasa que ahora en la cuarentena se puede ver teatro a través de plataformas, y no por quedarme anclado en el pasado, está bien que la gente vea esas obras con grandes actores como el recordado Alfredo Alcón.

Carlos Bermejo

—¿Recuerda cómo era entrevistar a las figuras en sus inicios?

—Yo comencé haciendo notas a grandes figuras que se instalaban un mes entero en Rosario. Entre las primeras notas que hice fue una temporada entera en el Teatro La Comedia con una producción de Daniel Tinayre y Lola Membrives que era «El proceso de Mary Dugan», en la que también producía Luis Sandrini. Había un elenco de 30 primeras figuras increíbles. Thelma Biral estuvo también durante un año, debutó en marzo y se fue en diciembre de hacer «Coqueluche» en el Teatro Olimpo. Yo paseaba a su hijo Bruno en el cochecito junto a su marido Titino Pedemonti, un actor uruguayo que se convirtió en productor.

—¿Cómo fue pasar de la radio a la tele?

—La televisión tiene un código distinto, amo profundamente la radio y es el lugar donde me siento más cómodo. Te permite agudizar la creatividad, podés imaginar. Estamos acostumbrados de vivir en una sociedad «self service», donde está todo hecho o listo para consumir, ni siquiera tenés que agregarle algo. En cambio, la radio te obliga a que si vos contás algo, la gente lo imagine. La televisión te lo da terminado, necesita una gran producción que en el interior no se puede hacer. Cuando empecé a hacer «Magazine», llegué a tener en el estudio mayor de Canal 3, una escenografía que era enorme, no tenía nada que ver con la que había en Buenos Aires, y está junto a Susana Giménez con una orquesta en vivo, tres personas del coro y me decía que era una réplica de la suya que tenía cuando estaba en Canal 9. Todo está inventado, miraba lo que estaba hecho y acá lo acomodábamos más o menos a lo mismo. Tratábamos que la televisión de Rosario jugara de igual a igual con Buenos Aires, pero con otros recursos. Hoy por hoy no se puede hacer eso, los estudios no existen más, la televisión no genera y las producciones propias son pocas, salvo algunas excepciones. Todo eso se ha modificado con una televisión que refleja lo que pasa a 30 cuadras del obelisco, muy unitaria, no le interesa el interior y se acuerda cuando hay una gira.

Orselli pasó por los estudios de LT3 y recordó momentos de su ...

—¿Qué recuerdos tiene del mítico «De 12 a 14»?

—Nosotros nos divertimos mucho porque éramos una especie de estudiantina que llegó a la televisión en 1983. Veníamos de hacer «Noticiero 3» y Gollán quería reflotar el noticiero y veía cómo chicaneábamos con Julio (Orselli) y Miguel (Tessandori), todavía no estaba el «Chango» Salas. Nos dio libertad de acción y desacartonamos a la televisión de esa época, con otro códigos. Le pusimos chistes e improvisaciones, nos prendíamos con los Midachi cuando venían. Llegamos a tener una medición en la televisión que era impresionante, recuerdo que Susana Giménez en esos años hacía los mediodías y no ganaba en Rosario. Nosotros haciendo las paparruchadas teníamos empatía con el público, nos ganó cuando se instaló en Rosario unos días a hacer el programa porque sorteó tres autos. Era una televisión fresca y llegamos a hacer 40 puntos de ráting, cosa que ahora Tinelli hace 17 puntos y descorchan Dom Perignon. Ahora la gente opta por las plataformas y está acostumbrada a Netflix y Flow.

—Rosario siempre fue un lugar importante para el mundo del espectáculo, grandes compañías y artistas estrenaban en la ciudad.

—Les Luthiers, Valeria Lynch estrenó varios de sus espectáculos, Sandro… Rosario siempre fue un epicentro importante en el espectáculo y lo sigue siendo. Fijate que es la ciudad que está a dos horas y media de distancia con Buenos Aires, con más de un millón de habitantes, que tiene teatro todo el año, salvo cuando hay un parate en diciembre porque los teatreros de Rosario no han pensado que la ciudad tiene una zona de influencia que puede servir como una plaza más en el verano. El Broadway tiene aire acondicionado, no como debiera, pero tiene en planta baja y se llena; La Comedia también y trabaja viernes y sábados; mirá si El Círculo, que tiene el aire que tiene, no podría estar abierto, lo mismo pasa con el Astengo. Podría ser una plaza para trabajar igual que Buenos Aires en verano, aún nadie pateó el tablero. Recuerdo una época que Jean Francois Casanovas hizo «Caviar» antes de estrenar en Buenos Aires durante un verano, a lleno.