Ciudad

Campeonas que sacan una sonrisa a quienes más lo necesitan


Florencia es estudiante de arquitectura. Todos los días, cuando empieza a caer el sol, espera su línea de colectivo en la misma parada que la lleva a Ludueña, uno de los barrios más “puros” de la ciudad. Mientras el colectivo circula por Avellaneda y dobla por Santa Fe, el paisaje comienza a transformarse de a poco. Los edificios quedan en el centro y son reemplazados por hogares mucho más simples y cálidos. Los vecinos comparten tardes sentados en las veredas de sus casas y los más jóvenes se encuentran para jugar y hacer deportes. Dentro del corazón del barrio ubicado en la zona norte de la ciudad, nació “Social Lux”, un “club de barrio” que hace ya casi ochenta años brinda un espacio de contención no solo deportivo sino social a sus asociados. A Mercadito, como también se lo conoce, asisten los vecinos de la zona y gente de otros barrios. Como Florencia, que desde zona sur culmina su recorrido en las puertas de la institución.

Por las tardes, más de 500 jugadores practican fútbol en el predio del lugar y la joven estudiante no es la excepción. Desde pequeña, se sentía atraída por esta actividad pero nunca sintió que el fútbol sea su deporte, por el contrario, practicaba vóley. Con el tiempo, decidió que ya era tiempo de cambiar y se inscribió en una escuelita de fútbol 5. Con tomar la decisión, sin embargo, no alcanzó. Florencia comenzó a entrenar en el club de Ludueña después de varios intentos y fracasos de la actividad en otros lugares. Hace ya más de dos años que ella forma parte del plantel, pero cuando ingresó varias de sus actuales compañeras luchaban por la actividad, “siempre a pulmón”.

La incorporación femenina a este deporte en la institución no fue nada fácil. Esto también es un reflejo a nivel general de lo que sucede en la sociedad. Las diferencias de género no son ajenas y mucho menos en el fútbol. La importancia que se le da al fútbol masculino a diferencia del femenino son trabas a las que este plantel de chicas tuvo que enfrentarse: conseguir disponibilidad en las canchas o un director técnico, por ejemplo. El aprendizaje fue progresivo pero fue, y la igualdad de condiciones se siente cada vez más en el Social Lux, adentro y afuera de la cancha. Las chicas de Ludueña aseguran que tanto las mujeres como los hombres sienten al fútbol de la misma manera. En algunas ocasiones, comprueban esta afirmación jugando un “picadito” con las categorías masculinas del club. Ambas partes coinciden que este tipo de encuentro es enriquecedor, no solo sirve para mejorar sino para conocer aún más sobre el otro género.

Las 24 jugadoras hacen oídos sordos a la afirmación “el fútbol es cosa de hombres”. Desde el mediocampo, Florencia, quien se desempeña como volante interno, no coincide con esta postura y sostiene que “eso es lo que ve la sociedad” y son, nada más ni nada menos, que “estereotipos”. Dentro del equipo femenino, las chicas evalúan los mismos criterios “al igual que los hombres o incluso mejor”, porque, consideran que a veces por el solo hecho de ser hombres se relajan más. La volante propone ir a ver partidos para que se den cuenta de que no existen diferencias.

Pero el equipo femenino de Social Lux no es la historia, únicamente, de romper estereotipos. Sino también de trascender la red, cada entrenamiento y cada 90 minutos de juego. Es un equipo muy luchador que aspira “a lo alto”, a nivel no solo futbolístico, sino que humano. A pesar de las circunstancias, siempre se encuentran unidas, remando, “cueste lo que cueste”. Gracias a este ideal, las chicas, que culminan un buen año en lo deportivo, no se quedaron de brazos cruzados en este último mes de 2017.

El equipo de fútbol femenino del Mercadito decidió replicar sus virtudes, en un gesto también de agradecer el acompañamiento de toda la comunidad del barrio, organizando una colecta para donar en estas fiestas. Alimentos, útiles escolares, ropa y juguetes fueron recolectados para sacarle una sonrisa a quienes más los necesitan. La iniciativa surgió a partir de una de las jugadoras, quien se topó con la historia de un comedor la cual le conmovió “un montón”. Para ellas no hay trabas y menos durante estos días festivos “donde hay chicos que quisieran recibir algo y no pueden”. La joven sostiene que esto es una buena idea para aquella gente que tiene cosas para dar y no sabe dónde donarlos, entonces puede colaborar también.

Las jugadoras de Social Lux están rodeadas, en el club y en el barrio, de “buena gente que tiene ganas de ayudar”, esto hizo que sea una motivación más para organizar la colecta. Ellas mismas saben lo que es unirse y trabajar para conseguir un propósito y esta vez lo hicieron para poder ayudar a quienes más los necesitan. Florencia cuenta que dentro del barrio hay gente humilde pero que siempre que pudieron colaboraron en cada uno de sus proyectos y que, a su vez, entendían su situación. Entonces, a través la colecta, retribuyen y agradecen la colaboración y el apoyo que ellas un día también recibieron.

Gonzalo, el DT que ya no mira desde la tribuna contraria

Gonzalo jugó toda su vida al fútbol pero una lesión hizo que se mantenga al margen de este deporte por unos cuantos meses. En ese transcurso, mientras se encontraba en rehabilitación, conoció a un par de chicas que practicaban fútbol 5 y con quienes empezó a trabajar. Sin embargo, el juego le tenía preparado otro lugar. En el barrio de zona norte, las chicas de Social Lux se encontraban en la búsqueda de un entrenador y, mediante un contacto y algunas reuniones de por medio, el joven de San Lorenzo se convirtió en su director técnico.

Durante su ciclo como DT, el cual comenzó en el 2015, el plantel de fútbol femenino obtuvo resultados positivos. No solo se consagraron campeonas en la liga zonal donde competían sino que también se coronaron a nivel nacional. Dirigiéndolas detrás de la línea del lateral y en cada entrenamiento, él, que sentía al fútbol desde otro lugar, comenzó a notar como las diferencias comenzaban a disminuir cada vez más.

Actualmente, Gonzalo dejó el terreno de juego y se desempeña como presidente de la Sub Secretaría de Fútbol Femenino del club. El ex entrenador admite que en su momento “era uno de esos machistas que jugaba al fútbol y pensaba que solo era cosa de hombres”. Pero el juego le dio revancha, en esta ocasión a su perspectiva, y desde que incursionó en el mundo del deporte femenino ya no marca este tipo de diferencias. Primero desde la cancha y hoy desde lo dirigencial, es un convencido de que el fútbol femenino dejo de ser una cultura del momento para convertirse en un deporte con potencial, por el cual vale la pena trabajar.

Fuente: Rosario Nuestro