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Cambio de hábitos: cenar temprano podría prevenir la diabetes y el sobrepeso


Cenar respetando el ritmo del reloj biológico puede influir de forma positiva en la prevención de enfermedades metabólicas como la diabetes y ayudar en la pérdida de peso

 

Por Florencia Villafañe (Nutricionista)

Si bien, hay quienes creen que la cena es la principal enemiga para bajar esos kilos de más, lo cierto, es que muchas veces, el problema no es lo que comemos, sino la cantidad y el horario en que lo hacemos.

Dentro del marco de una alimentación saludable, los nutricionistas recomiendan hacer las 4 comidas principales del día. En este sentido, también sugieren que es conveniente cenar temprano o bien, no ir a dormir inmediatamente luego de haberlo hecho.

Está claro que los hábitos alimentarios y el nivel de actividad física están directamente relacionados con el peso y el desarrollo o la prevención de enfermedades metabólicas.

Desde hace tiempo, los científicos saben que el cuerpo humano funciona según un reloj biológico que regula los ciclos de sueño y vigilia en base a las horas de día. De hecho, se determinó que no hay solo uno, sino una serie de ellos en los diferentes órganos.

En base a este descubrimiento, se reconoció que el metabolismo sigue un ritmo, por lo que el sistema enzimático y el digestivo están listos para recibir alimentos en determinados rangos horarios. Por ende, lo ideal sería basar los patrones de alimentación y sueño a este ritmo.

Es entonces, esta premisa la que determina que cenar temprano podría ayudar a prevenir la diabetes y mantener un peso óptimo, así como también prevenir la obesidad.

En relación a esta temática, hay estudios que sugieren que las personas que cenan inmediatamente antes de acostarse tienen mayor probabilidad de desarrollar síndrome metabólico, es decir patologías como las mencionadas en el apartado anterior.

En una investigación publicada en la Revista Nutrients se comparó el efecto que produjo una dieta de 3 alimentos principales y un bocadillo en dos poblaciones de adultos jóvenes. Se administraron estos platillos durante el día en el primer grupo y durante la noche en el segundo.

En el mismo se encontró que a pesar de haber comido de manera idéntica, los que se alimentaron exclusivamente de noche desarrollaron indicadores de resistencia a la insulina, es decir, mayor riesgo de desarrollar diabetes.

También, estudios llevados a cabo con un grupo de estudiantes determinó resultados similares. Por un lado, se expuso a la mitad de los participantes a un estilo de vida diurno, que incluía alimentación en horarios dentro de las horas de sol y una cena lo más temprano posible. En contraste, hubo un grupo similar pero con ritmos nocturnos.

Aquellos que formaron la primer muestra mostraron niveles de glucosa dentro de los parámetros normales, así como también de la hormona leptina e insulina, responsables del metabolismo de lípidos y carbohidratos. En este sentido, estos jóvenes tuvieron mejor capacidad para quemar grasas y menor riesgo de padecer diabetes.

Entonces, es esto a lo que los profesionales de la nutrición se refieren cuando aconsejan cenar temprano. Siempre que sea posible, hay que hacerlo dentro de las dos horas antes de ir a dormir.

No es que el cuerpo no sea capaz de digerir los nutrientes durante la noche pero si en el día, sino que el reloj biológico funciona de una determina forma. Parte de esto es también, comer a horarios regulares y no saltear comidas.

En relación a este tema, en el estudio “La comida por la noche como factor inductor de obesidad” realizado en ratas, se pudo observar que la primer comida que tenían reiniciaba los ritmos diarios y los mantenía en sintonía con las señales del reloj biológico.

Por el contrario, aquellas que no recibían este alimento, iniciaban sus ciclos metabólicos con un retraso respecto al otro grupo. Además, perdían la sincronía interna, por lo que se alteraban las señales del inicio de la noche. De este modo, tenían alteraciones en la absorción de lípidos y mayor predisposición a la acumulación de tejido graso.

Asimismo, debe darse prioridad a los alimentos saludables y considerar las necesidades individuales. Para cumplir con esto lo mejor es consultar al nutricionista.