Los rescatistas japoneses aceleraban este viernes la búsqueda de supervivientes entre las personas sepultadas bajo el barro, tras los corrimientos de tierra provocados por un potente sismo en el norte de Japón, cuyo balance provisional aumentó a 18 muertos.
La pequeña localidad de Atsuma, al pie de una montaña en la isla de Hokkaido (norte), fue la que pagó el precio más alto por el desastre, con 14 muertos.
Todo un conjunto de viviendas quedaron destrozadas por el derrumbe de una ladera provocado por el terremoto, de magnitud 6,6 y que dejó unas profundas cicatrices marrones en el paisaje de postal.
Durante toda la noche, los socorristas buscaron supervivientes con ayuda de excavadoras y perros, una tarea dificultada por las réplicas del terremoto.
«Muchas personas siguen sepultadas bajo la tierra, trabajamos sin descanso pero los esfuerzos de rescate son difíciles», comentó un militar de las Fuerzas de Autodefensa (SDF) a la cadena de televisión NHK.
«Haremos todo lo posible por encontrarlas rápidamente», añadió.
«Mis familiares están todavía enterrados bajo el barro, no he podido dormir en toda la noche. También ha habido varios temblores, o sea que ha sido una noche movida», declaró una habitante de la zona a la NHK.
Las imágenes de televisión mostraban calles y carreteras reventadas, muros hundidos y casas inestables tras el seísmo, ocurrido en plena noche en la isla septentrional de Hokkaido, 62 km al sudeste de la capital regional Sapporo.
«No tengo palabras… Vivo aquí desde hace 20 años, no sé qué decir», confesó un joven en la ciudad.
– Nuevos riesgos –
Unos 22.000 efectivos y 75 helicópteros estaban movilizados para las operaciones de rescate y para ayudar a los siniestrados, muchos de los cuales esperaban ante supermercados y estaciones de servicio para hacerse con provisiones.
Tras un corte de electricidad general debido a la detención de todas las centrales de la región, alrededor 40% de la población de la isla recuperó el suministro el viernes por la mañana, según la empresa Hokkaido Electric. Quedaban todavía 1,6 millones de personas en la oscuridad, pero esta cifra debería reducirse a 550.000″ hacia el final del día.
«Se necesitará una semana» para que la central más importante pueda volver a ponerse en marcha, precisó el ministro de Industria, Hiroshige Seko. Hasta entonces, pidió a la población que reduzca su consumo de electricidad y «a los miembros de una misma familia a permanecer juntos en una sola habitación».
Los servicios de transportes también iban regresando progresivamente a la normalidad. Se prevé que los trenes de alta velocidad vuelvan a funcionar a mitad de la jornada y el aeropuerto de Sapporo volvía a recibir pasajeros, después de haber anulado todos los vuelos -más de 200- el jueves.
Sin embargo, el partido de fútbol amistoso entre Japón y Chile previsto para este viernes en Sapporo se anuló.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, advirtió sobre el riesgo de riadas de lodo, ya que se esperan precipitaciones en la región.
Después de un gran sismo «se producen otros sismos, sobre todo dos o tres días después», advirtió por su parte Toshiyuki Matsumori, encargado de controlar terremotos y tsunamis en la agencia meteorológica.
El riesgo de derrumbes de casas y de corrimientos de tierras aumentó, añadió, e instó a los residentes a «prestar mucha atención a la actividad sísmica y a las precipitaciones y no ir a zonas peligrosas».
Japón se encuentra en la confluencia de cuatro placas tectónicas y cada año sufre alrededor del 20% de los sismos más fuertes registrados en la Tierra.
El 11 de marzo de 2011, un devastador sismo de magnitud 9,0 y el posterior tsunami mataron a 18.500 personas y provocaron la catástrofe nuclear de Fukushima.
El archipiélago japonés se recuperaba aún el jueves del poderoso tifón Jebi, que mató a 11 personas en el suroeste y dejó casas destruidas, postes derribados, árboles arrancados y vehículos arrastrados por el viento o accidentados.