Espectáculos

Betiana Blum: «Me siento agradecida por sacarle una sonrisa al público»


La actriz encabeza la obra "La pipa de la paz", una historia de una madre particular que llama la atención de su hijo que vive en el exterior. Se presenta este domingo en Rosario

Por Mario Luzuriaga

La actriz Betiana Blum llega a Rosario para presentar «La pipa de paz», una obra en la que interpreta a una madre muy particular. El actor Sergio Surraco, quien interpreta a su hijo, deberá mediar con mucha paciencia los pedidos insoportables de su madre.

Blum dialogó con CLG acerca de su obra que será este domingo en el teatro Broadway, y además de su presente como formadora de nuevos actores.

—¿En quién se inspiró para interpretar a esta madre tan particular?

—El público la entiende y puede reírse porque la comprende. El amor cada uno lo concibe según lo necesite y le conviene. Esta mujer tiene una adoración por su hijo varón, pero se lleva pésimo con sus hijas mujeres, pero a la vez ama a sus nietos. Entonces está en una batalla y su hijo trabaja para mantener la paz en el mundo, lo llama para que mantenga la paz en su familia.

—Seguramente se habrá divertido de tanto leer e interpretar esta obra.

—También tenés que entrar en el sufrimiento de esta mujer, porque si te enganchás en lo cómico no pasa nada. Si partís del dolor y la incomprensión que tiene por parte de sus hijas, cuando lo expresa en su monólogo, le produce mucho dolor. Todos tienen un punto de vista y todo lo que pasa está basado en eso.

—¿Cómo es compartir este trabajo junto a Sergio Surraco?

—Es muy buen actor y escucha mucho. En esta sociedad tenemos una gran dificultad y estamos pensando en lo que queremos decir. Cuando el otro habla ponemos cara de que estamos escuchando y cuando el otro se para, uno dice lo que piensa sin importar lo que dijo el otro. Este año arranqué a dar clases y trabajé mucho sobre eso y hacíamos un ejercicio sobre lo que dijo el otro.

—Es fundamental esos trabajos para formar actores…

—Yo trabajo con personas y que esa persona pueda desarrollar una conciencia, hasta que no te das cuenta de las cosas, actúas por fórmula y ya está estipulado.

—¿Cómo es la Betiana formadora de actores?

—Como actriz, si vos no respetás a tu director o directora no podés trabajar; pero siempre con los directores y directoras que he trabajado hablamos sobre cómo vamos a encarar el personaje. En el diálogo con ellos les propongo una manera y ellos lo aceptan. Me acuerdo que con Manuel González Gil hicimos Filomena Marturano, le dije que era muy importante para el personaje ver a la virgen cuando hace un pedido, y me dijo que le gustó la idea y puso la virgen. Como directora yo avanzo, y cuando veo que la otra persona tiene como una resistencia paro. Pasa un tiempo y vuelvo sobre el punto pero con más experiencia sobre la escena.

—Ha hecho papeles memorables en su carrera. ¿Cómo es cruzarse con un espectador en la calle?

—No salgo mucho, pero cuando de pronto bajo a comprar algo, la gente me ve y se les ilumina la cara; y me siento muy agradecida por haberle sacado una sonrisa. Si vos te considerás un actor, y no una persona que tenés ese oficio, te saltás una parte muy grande que es la humanidad. Lo que conmueve y reconoce la gente es la humanidad del personaje.