El actor español Pedro Alonso, reconocido por su personaje de «Berlín» en la serie «La Casa de Papel», arribará a la Argentina el próximo viernes para filmar una publicidad y aprovechará para recorrer la Ciudad de Buenos Aires.
Autodefinido como un «absoluto fan de (Lionel) Messi», el artista ibérico reconoció que el papel que interpretó en la exitosa serie sobre un robo en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de Madrid «va a suponer un punto de inflexión» en su trayectoria.
«Se ha convertido en un fenómeno de alcance mundial que no hemos podido dimensionar todavía, nos tiene impresionados. En cuanto leí el texto tuve una conexión muy intuitiva con el personaje. Me entregué con suma diversión al personaje, porque además de peligroso, inquietante y amoral, es muy divertido, tiene un sentido lúdico y teatral del espectáculo y del caos», señaló el actor nacido en Galicia.
Y, en diálogo con Radio Nacional, agregó: «No planteo a Berlín sólo como un bicho malo. Es un ser humano, muy inquietante, muy complejo, con un recorrido más amplio que los personajes blancos».
A la vez, Alonso contó que el próximo viernes arribará a la Argentina con fines laborales y turísticos: «El 20 de abril aterrizo en Buenos Aires. Voy a hacer una participación en una publicidad y voy a aprovechar para conocer la capital durante cinco días».
Por otra parte, el actor español se refirió a su vida privada y afirmó que «el estudio forma parte importante», así como también lleva una rutina «saludable, muy tranquila».
«He vivido intensamente, me he equivocado intensamente, pero también he procurado sacar partido de todos mis errores con toda la plenitud de la que he sido capaz. Pude valorar lo hermoso que puede ser mi oficio, tener el foco puesto. Ahora hago una vida en la que el estudio forma parte importante de lo que hago. Hago una vida saludable, muy tranquila», confesó.
Y, entre risas, concluyó: «Llevo un tiempo en que me comporto como un niño de 13 años: no bebo alcohol, no fumo, no salgo de fiesta. Me dedico fundamentalmente al estudio y a la contemplación trascendental».