Por Enrique Genovar
La primera presentación oficial de Central en la temporada dejó mucho que desear. Es que más allá del resultado y que hasta pudo llegar a empatarlo, el equipo estuvo desdibujado. Encima la actitud irresponsable de Néstor Ortigoza le puso un tinte aún más oscuro al partido que hizo el equipo de Edgardo Bauza.
El primer tiempo ante el Globo fue pésimo. Lo doblegaron en todas las líneas y la única buena fue el final del primer tiempo sólamente lo encontró debajo en el marcador por dos goles.
La defensa fue una sombra. Tan malo lo que hizo el Canalla en su última línea que hasta el bueno de Matías Caruzzo jugó mal. A Bettini lo desbordaron casi siempre, a Parot otro tanto y Cabezas no hizo pie nunca, aunque salvó un gol en la línea.
El mediocampo jugó al ritmo de Ortigoza. El Gordo, con su excelente dominio de pelota dijo presente, pero así también se notó el ritmo cansino. Becker no pesó por derecha, Rinaudo tuvo regular partido, Jonás estuvo atado y Barrera tuvo un debut discreto. El que sí peleó de lo lindo fue Riaño, pero cada uno de sus intentos terminó interceptado por la defensa rival.
Al Canalla lo superaron siempre en esos primeros cuarenta y cinco minutos.
Bauza cambió para el complemento, volvió al 4-4-2 con Herrera en cancha. El Chaqueño, que debe ser titular, convirtió un descuento madrugador. El local dejó de atacar, Aguirre se hizo punzante por su sector y Central tuvo varias chances para empatar.
Cuando el encuentro entraba en sus minutos finales apareció la tinta expulsión de Ortigoza, pero la cosa no quedó en desventaja numérica porque el árbitro expulsó de manera injusta a Mancinelli.
Bauza se trajo muchísima tarea. Lo primero será volver a encontrar la solidez defensiva que él quiere y después definir el esquema. Ya que a pesar de la gran cantidad de volantes que llegaron, parece que a su Central el mejor sistema que le calza es el 4-4-2.