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Aseguran que Saddam Hussein subestimó a Estados Unidos


"Tampoco evaluó que las potencias occidentales no aceptarían el monopolio del control de petróleo que los hechos consumados en Kuwait podrían implicar", dijo un analista

Saddam Hussein pensaba que Estados Unidos no iba a intervenir en el Golfo Pérsico luego de la invasión iraquí de Kuwait, el 2 de agosto de 1990, porque creía que Washington seguía afectado por el «síndrome de la Guerra de Vietnam», que causó 58.000 muertos estadounidenses, opinó este viernes un analista.

«Esto, seguramente, le impidió ver la distensión que existía en aquellos años entre la ex Unión Soviética y EEUU, las propias iniciativas de (George H.) Bush y el reverdecer del patriotismo norteamericano», dijo a Télam Alejandro Simonoff.

Para este analista, que es doctor en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Hussein «tampoco evaluó que las potencias occidentales no aceptarían el monopolio del control de petróleo que los hechos consumados en Kuwait podrían implicar».

Simonoff dijo que «la incorporación de Kuwait a Irak le hubiese permitido no sólo incrementar sus exportaciones petroleras, sino también le hubiera otorgado un peso significativo en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)».

Señaló que el expresidente George H. Bush tuvo en claro dos objetivos: «la liberación de Kuwait y que la operación debía tener la menor cantidad de bajas posibles para sepultar el ´síndrome de Vietnam´», la guerra en el sudeste asiático en la que combatió Estados Unidos entre 1964 y 1975.

El conflicto finalizó con una humillante derrota para la Casa Blanca.

En la Guerra del Golfo, el ex presidente estadounidense desplegó tropas y logró que se formara una coalición internacional de 34 países, de los cuales ocho eran árabes, bajo el amparo de las Naciones Unidas.

También contó la participación de Argentina que envió navíos al conflicto.

Liderada por la Casa Blanca, la operación militar conocida como «Tormenta del Desierto», se inició el 17 de enero de 1991.

«Esta situación tuvo otra consecuencia fundamental para los tiempos futuros, ya que fueron calificadas por (el abatido millonario saudita) Osama Ben Laden como una ocupación militar de los ´lugares santos´ (La Meca y Medina en Arabia Saudita) que lo llevaron a declarar la Yihad -guerra santa- contra Estados Unidos y el régimen saudita, quienes hasta ese momento habían sido sus protectores», señaló.

«Se produjeron fuertes enfrentamientos entre la población y los Gobiernos árabes, los que paulatinamente observaron una radicalización popular, particularmente cuando Hussein llamó a la Yihad, donde tendría lugar «La Madre de todas las Batallas», señaló Simonoff.

El 26 de febrero, Radio Bagdad anunció que Irak aceptaba el retiro de tropas de Kuwait.

El analista opinó que Estados Unidos «no siguió hasta las últimas consecuencias con la guerra, debido al acercamiento ruso a Hussein y la radicalización del mundo árabe. Por ello el 28 de febrero se declaró el fin de la contienda bélica».

Para Simonoff, la Guerra del Golfo «resultó significativa y más ambigua de lo que quisieran los heraldos del unipolarismo».

«Por un lado, existieron señales a favor de los intereses norteamericanos (el voto en el Consejo de Seguridad avalando la intervención), y por otro lado se produjo una combinación particular: EEUU puso los recursos militares y otros actores la financiación», opinó.

En cuanto a la Segunda Guerra del Golfo, desatada con la invasión de Irak en marzo de 2003, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, el analista señaló que «Saddam Hussein fue incorporado a los objetivos de la Guerra contra el Terrorismo de George W. Bush»