Opinión

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Argentina, el país de las mil maravillas


Por Matías Gregorio Se sabe que Argentina vive una situación social y económica más que complicada. Pero tenemos suerte. Día a día se nos presentan oportunidades que cualquier país envidiaría. Aún así, fieles a nuestras costumbres, las arruinamos. El Boca-River, o River-Boca, por la final de la Copa Libertadores, se presentaba como el partido del siglo. Una situación soñada por los amantes del fútbol. Claro está, que se transformó en el bochorno del siglo. Finalmente, River terminó alzando el título «Libertadores de América» en España. Agregar palabras, está de más. Mejor dejemos de lado lo deportivo y pasemos lo político. O peor. La Justicia concedió este martes por la tarde la excarcelación al ex vicepresidente Amado Boudou, preso en el penal de Ezeiza tras haber sido condenado por el caso Ciccone Calcográfica a cinco años y diez meses de prisión. Si, un tipo que nos gobernó y estuvo al frente del país cuando la presidenta de turno se ausentaba, paseará por su casa con una tobillera electrónica. Pero todo sigue igual, rezaba una popular canción de nuestro rock. ¡Y todavía hay más! Franco Macri y Gianfranco Macri, padre y hermano del Presidente de la Nación respectivamente, fueron citados a indagatoria por el juez federal Claudio Bonadio en una investigación derivada de la causa por los cuadernos con detalles del presunto pago de sobornos a ex funcionarios para acceder a contratos en el área de transporte. Los Macri están imputados por efectuar coimas para obtener la concesión vial del Acceso Norte y Autopistas del Sol. Nadie le escapa a la estructura de la corrupción. Los de ayer, los de hoy y, seguramente, los de mañana, forman parte de un modelo político que mandato tras mandato empeora el bienestar de los argentinos y hace crecer el índice de pobreza. Somos envidia, y somos lástima. Somos un país que perdió el grado de asombro. Nada nos sorprende, nada nos parece casualidad. En cada jornada nos enteramos de hechos que sacudirían a cualquier Estado del mundo. Pero, en nuestra tierra, pase lo que pase, la rueda tiene que seguir girando.]]>