La Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), que atravesaba una situación de virtual parálisis desde hace más de un año, sufrió hoy un golpe que la deja en peligro de disolución con el anuncio de seis países, entre ellos Argentina, de que abandonarán el bloque hasta que se garantice “el funcionamiento adecuado” de la organización.
“Los países firmantes han decidido no participar en las distintas instancias de Unasur a partir de la fecha, hasta tanto no se produzcan resultados concretos en el curso de las próximas semanas que garanticen el funcionamiento adecuado de la organización”, señala el texto difundido simultáneamente por las Cancillerías de las naciones que se retiran y dejan al bloque sin la mitad de sus integrantes.
Los conceptos están contenidos en una carta que Argentina, Brasil Perú, Paraguay, Colombia y Chile enviaron a la cancillería de Bolivia, que ocupa la presidencia pro-témpore del acuerdo.
La misiva expresa que las seis naciones “expresan su extrema disconformidad con la situación por la que atraviesa la Unión”, cuadro que “se prolonga hace varios años y se agravó a partir de enero de 2017 con la acefalía de la secretaría general”.
En esa fecha terminó el mandato como secretario general del ex presidente colombiano Ernesto Samper, y desde entonces el bloque no pudo designar a su reemplazante. De hecho, la carta lamenta “la imposibilidad para designar un Secretario General por falta de consenso alrededor de un único candidato”.
El único candidato para ese sillón era, hasta hoy, el argentino José Octavio Bordón, actual embajador de la administración de Mauricio Macri en Chile.
El texto advierte sobre las “graves consecuencias» que esa falta tuvo para el organismo y manifiesta su preocupación por el hecho de que “no se haya alcanzado un consenso para dar por terminados los contratos del personal directivo y el jefe de gabinete de la organización”.
“Los países lamentan que la presidencia pro-témpore argentina, pese a sus esfuerzos, no haya podido avanzar en su propuesta de articulación y coordinación con otros foros regionales para evitar duplicación de agendas y concentrar esfuerzos de Unasur en la consecución de los objetivos iniciales: infraestructura e integración física y energética, entre otros”, afirma la misiva.
Argentina, Brasil Perú, Paraguay, Colombia y Chile subrayan, además, que “dada la importancia que le atribuyen a la integración”, consideran clave “iniciar una seria reflexión acerca de los objetivos de la Unasur, su estructura y métodos de trabajo, incluido su mecanismo de toma de decisiones”.
Tras ratificar la decisión de no tomar parte de las “distintas instancias” del acuerdo sudamericano, los seis países que se retiran insisten en que “no están dadas las condiciones para adoptar decisiones en el ámbito de Unasur”.
Con el retiro de estos seis países, el bloque pierde a la mitad de sus integrantes y quedan adentro Bolivia, Ecuador, Surinam, Uruguay, Venezuela y Guyana.
La virtual parálisis del bloque había sido tema de la última Cumbre de las Américas, en Lima hace una semana.
Curiosamente, apenas horas antes de que se difundiera la carta de los seis países disconformes, el canciller boliviano, Fernando Huanacuni, dijo desconocer esa eventual salida y hasta anunció una cumbre de ministros de RREE para mayo.
El despiste de Huanacuni tuvo hasta una marca emblemática: el diplomático boliviano habló en Quito, a donde llegó para asumir formalmente la jefatura pro-témpore del bloque, que tiene en Mitad del Mundo -en las afueras de la capital ecuatoriana- su sede.
Un rato más tarde, la agencia de noticias EFE dio cuenta de que el canciller de Bolivia confirmó la renuncia de seis países e instó a un diálogo que permitiera superar las diferencias.
«La presidencia pro-témpore de Bolivia está buscando una reunión extraordinaria de cancilleres de Unasur para que en el marco del diálogo de alto nivel se viabilice la designación del nuevo secretario general. Hay que saber dialogar. Así que esta reunión de alto nivel extraordinaria va a resolver estos temas», puntualizó.
La Unasur nació formalmente en 2007, tras un proceso organizativo que comenzó en 2004, y pareció tener su mejor momento cuando convivieron administraciones de centroizquierda o con sintonía entre sí, como las de Luiz Inácio Lula Da Silva en Brasil; la de Fernando Lugo en Paraguay; las de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela; la de Evo Morales en Bolivia; la de Néstor y Cristina Kirchner en Argentina; la de Rafael Correa en Ecuador y la de José Mujica en Uruguay.
Las seis representaciones que ahora se retiran son las de los países del subcontinente del llamado Grupo de Lima, una coordinación informal de estados armada en agosto del año pasado para seguir únicamente la situación de Venezuela.