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Angélica Gorodischer: «Hay que seguir el camino que marcan los libros»


En la casa de zona sur, de las formalidades se encarga “el Goro”, el hombre con quien Angélica comparte su vida hace siete décadas. Pero en realidad poco tienen de formales los rituales de introducción y recibimiento: desde el primer momento la pareja, con una dinámica entrañable, genera un clima cálido y hogareño. “En esta familia todos somos ‘Goro’, yo soy la Goro, mis hijos son Goro”, se ríe la escritora, acomodada en un sillón de un living cuyas paredes parecen estar hechas de libros.

“Sigo leyendo todo lo que me cae en las manos. ¡Porque hay que leer de todo!”, exclama, poniendole epígrafe a esa imagen que la tiene rodeada de, avisa, “sólo algunos” de sus libros. Es que si hay una constante y una pasión en los 89 años de Angélica Gorodischer es “la letra impresa”. Por eso, recibe con marcado entusiasmo el retorno de la Feria del Libro a Rosario.

“Una Feria del Libro siempre es linda, interesante, atractiva y tiene un montón de cosas positivas. Yo la extrañaba”, asegura. Y fiel a su espíritu incansable, afirma: “Me hubiera encantado poder hacer algo, pero tampoco puedo. Lo único que puedo hacer es dar entrevistas o participar en charlas, pero no ponerme a impulsar una feria del libro aunque me gustaría porque soy muy meterete”.

Este viernes, a las 18, la mesa inaugural de la Feria la tendrá como primera homenajeada y propondrá un encuentro entre generaciones de lectores junto a Patricia Suárez y Lisandro Murray. Pero es modesta al respecto del reconocimiento: “¡Qué se le va a hacer! No hay más remedio. Aunque hay varias personas que se merecen ser homenajeadas”, esquiva con humildad. No le interesa su figura en el evento, sino el hecho cultural en sí y sobre eso vuelve con insistencia: la posibilidad que genera la Feria de inmiscuirse entre decenas de expositores y cientos de libros.

“Porque donde haya libros, siempre te espera algo nuevo. Si vas a una librería, de cualquier tipo, siempre vas a encontrar algo interesante. Tenés que tener tiempo, cierta curiosidad y ganas de encontrar algo”, asegura con el brillo intacto de lectora entusiasta.

Angélica se niega rotundamente a un pedido común de sugerir títulos o autores, porque considera que cada persona tiene que ser fiel a sus propias motivaciones. “Hay que leer lo que te guste. A veces me piden que recomienden lectura. Pero yo no puedo elegir por otros. Te puedo recomendar algo y a lo mejor acierto o a lo mejor te parece una porquería. En la lectura nunca tenés idea, porque cada lector tiene un camino distinto. Sea cual sea tu interés, hay que seguir el camino que te marcan los libros”, elabora con elocuencia.

En ese sentido, la escritora que cuenta 33 títulos publicados y múltiples distinciones (locales, nacionales e internacionales), está lejos del elitismo de contenido o incluso de formato. No le importa qué o cómo se lea, mientras se haga. “El libro que no es demasiado serio pero que te hace algo porque te hace reir o te entretiene, también es un libro muy valioso”, considera.

“La letra impresa es inevitable y te ayuda a crecer. Cualquier libro que leas lo que hace es alargar el horizonte, que cada vez va quedando más lejos, ves cada vez más cosas y ves sobre todo la profundidad de las cosas. Con cada libro, el horizonte retrocede. Muchos más libros te llevan a más sabiduría para seguir viviendo”, insiste la autora, quizás dando pistas involuntarias de su receta para sumar años con impoluta lucidez.

“Aldous Huxley, que de algo sabía, decía que alguien que escribe o que está interesado en la literatura tiene que leer de todo, no solamente literatura. Yo leo mucha ciencia. Hay cosas que no entiendo ni para atrás ni para adelante, pero las comprendo”. Pero rápidamente aclara, por si había lugar a dudas: “Todo eso te sirve para todo. Te sirve si sos escritora, si sos crítica, si hacés libretos para televisión, incluso para vivir todos los días y entenderte con el tipo del supermercado. Toda lectura y toda escritura son enriquecedoras”, ratifica.