Por Diego Añaños
Por Diego Añaños
Ceterisparibus es una expresión en latín usada comúnmente por los economistas para encapsular una conjetura. Es decir, es una cláusula que tiene como función dejar en claro que determinada afirmación es válida en un marco en el que las variables contextuales permanecen constantes. A ver, para dar un ejemplo cotidiano, podemos decir que mañana vamos a festejar nuestro cumpleaños con un asado, ceterisparibus, es decir, si todas las condiciones (por ejemplo el tiempo) se mantienen constantes. Entonces, recapitulando, podríamos decir que, si todas las demás variables permanecen constantes (ceterisparibus), mañana habrá festejo y asado, si llueve, se suspende. Claro, si dejamos flotando todas las variables, o si existen variables relevantes que no pueden ser controladas, es imposible hacer funcionar cualquier pronóstico.
2020, y lo que va de 2021, han sido situaciones donde la variable sanitaria muestra un altísimo nivel de imprevisibilidad. Por eso, desde esta columna, hemos caracterizado a la situación como de incertidumbre, dado que no sólo es casi imposible parametrizar determinadas variables, sino que también nadamos en un mar de desconocimiento acerca de variables relevantes de las que directamente desconocemos su existencia. Sin embargo, y lentamente, parece que el horizonte parece querer aclararse. Por lo tanto, y en función, de algunas tendencias que parecen consolidarse, podemos ir pensando cómo viene el cierre del 21, pero claro, ceterisparibus, si todo lo demás permanece constante, es decir, si una tercera ola violenta no azota a la Argentina, por ejemplo.
Cuando ya hemos doblado la curva de mitad de año, la evolución de algunas variables parece estar relativamente consolidada. En primer lugar, la notable aceleración del ritmo de la vacunación y el impacto de las medidas de aislamiento va mostrando sus resultados. A fines de junio, 27 ó 28 tuvimos un pico de más de 41.000 contagios en un día. Si la tendencia que venimos observando permanece estable, esta semana deberíamos estar en una meseta de alrededor de 10.000 casos diarios, un cuarto de los registrados hace menos de dos meses y medio. Sin dudas que la modificación del escenario sanitario permite a apertura de las actividades, tanto productivas como sociales.
En segundo lugar, la reactivación económica llegó para quedarse. Va quedando relativamente claro es que, así como 2020 registró una de las peores caídas del PBI del que se tenga memoria, un 9,9% (sólo superada por el 10,9% de 2002), 2021 será un año de recuperación. Los cálculos del ministerio de Economía hablan de un piso de un 7%, un poco por encima de los 6 puntos y chirolas que estiman los privados (entre paréntesis, las estimaciones privadas crecen mes a mes). Todavía no está claro si el crecimiento alcanzará para superar los números de 2019, pero no caben dudas de que no será un año recesivo. Hemos hablado en semanas anteriores de cómo la recuperación en la base de la pirámide, que se visualiza en el fuerte aumento de los despachos de cemento y consumo de energía, va desbordando sobre los demás sectores de la economía, que lentamente van recuperando sus niveles de actividad.
En tercer lugar, el consumo continúa consolidando su recuperación. Los resultados del último relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came), muestran un crecimiento de las ventas minoristas del 11,4% interanual (julio de 2020 contra julio de 2021), y de un 3,3% contra junio. Los primeros 7 meses del año reflejaron un crecimiento del 14,5% interanual. Según el informe, el mejoramiento se debe a tres factores concurrentes: la flexibilización de las medidas de aislamiento, el aguinaldo y el incremento de las transferencias del Estado a las familias. Todavía se está alrededor de un 10% por debajo de los niveles pre pandemia, pero la recuperación parece ser robusta y consistente.
Atento a lo que viene ocurriendo en la economía, el gobierno viene trabajando en algunas medidas vinculadas a incentivar el consumo y la inversión, como por ejemplo la modificación del piso del impuesto a las ganancias, la renovación del Ahora 12 o el plan Previaje. Paralelamente, Alberto Fernández lanzó a comienzos de semana una batería de medidas complementarias, como la segunda etapa del plan Argentina Programa (destinado a capacitar en programación a 60.000 jóvenes) y el plan Empleo Joven, que garantiza reducciones impositivas a las empresas que contraten y capaciten jóvenes. Finalmente, el día martes, y desde el municipio de Quilmes, el presidente inauguró 100 obras públicas en 99 municipios. El monto total del presupuesto destinado a las obras es de 31.992 millones de pesos. El límite de la maratón de anuncios lo establece la ley electoral y será el 18 de agosto.