Si bien Amsafé y Sadop lanzaron paros para este lunes, algunas escuelas o cursos tuvieron actividad normal
La Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafé) admitió que el paro docente de 24 horas convocado para el primer día de clases no tendrá un acatamiento total. La razón principal es la compleja situación económica que enfrentan los maestros. «A muchos compañeros no les queda otra opción», sostuvo el secretario general del gremio, Rodrigo Alonso, en referencia a quienes priorizan la estabilidad de sus ingresos.
Desde el último viernes, el gobierno provincial insistió en que las escuelas abrirían con normalidad a pesar de la medida de fuerza. En ese marco, Alonso destacó que el programa Asistencia Perfecta —que otorga un premio mensual de $70.000— condiciona la participación en la huelga. «No es que están de acuerdo con la política del gobierno», aclaró sobre quienes eligen dar clases para no perder ese ingreso extra.
Amsafé mantiene su postura frente al conflicto salarial
Pese a las dificultades, Alonso se mostró optimista sobre el impacto de la huelga: «Está claro que habrá un nivel de adhesión muy alto». A su vez, el dirigente criticó el descuento salarial a quienes se sumen al paro y la falta de diálogo en la negociación paritaria. La oferta del 5% de aumento en el primer trimestre fue aceptada con disconformidad por el Sindicato Argentino de Docentes Particulares (Sadop), pero Amsafé sostiene su rechazo.
El gremio también subrayó que la medida de fuerza responde a una convocatoria nacional de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera). «Estamos exigiendo que el gobierno nacional envíe fondos a las provincias», remarcó Alonso, aludiendo al recorte del Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid). Según el sindicato, la restitución de este recurso implicaría un incremento de $100.000 mensuales en los haberes del personal educativo.
Con este escenario, el inicio del ciclo lectivo en Santa Fe se da en medio de una fuerte tensión entre el gobierno y los docentes, con el salario como eje central del conflicto.