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Afganistán está dispuesto a negociar la paz, pero no perdonará a los insurgentes


La materialización de unas negociaciones internas es el siguiente paso para alcanzar un acuerdo político para ponerle fin a 20 años de guerra en Afganistán

Afganistán está dispuesto a negociar la paz con los talibanes. Así lo confirmó Ashraf Ghani, presidente afgano, y, a pesar de buscar un acuerdo, reiteró su rechazo a la liberación de 5.000 insurgentes antes del 10 de marzo (fecha para la reunión de paz), un punto clave del histórico acuerdo firmado entre los integristas y Estados Unidos.

«La República Islámica de Afganistán está lista para entablar negociaciones con el grupo talibán sobre la base de los principios aceptados», aseguró Ghani en el discurso de inauguración de la sesión anual del Parlamento tras una pausa invernal de 45 días.

El mandatario señaló que la delegación afgana «estará lista para el 10 de marzo» y actuará bajo el paraguas de la República Islámica de Afganistán para defender los «valores democráticos» del país, reportó la agencia de noticias EFE.

Ashraf Ghani

Sin embargo, Ghani calificó de «prematura» la petición de los talibanes de liberar a sus milicianos detenidos antes del encuentro.

Ya la semana pasada, cuando se firmó el acuerdo entre Washington y los talibanes en Doha, el gobernante manifestó su rechazo al respecto y dijo que ese apéndice había sido pactado sin considerar la soberanía del gobierno afgano, que es el único capaz de decidir la excarcelación de los presos.

Ese pacto incluía también la liberación de un millar de presos de las fuerzas de seguridad afganas, además de la retirada escalonada de las fuerzas internacionales de Afganistán en 14 meses.

«Como presidente, no tengo ningún apetito de mantener detenidos a presos talibán, pero su liberación debe ocurrir mediante un proceso transparente para que nuestro pueblo lo perciba como un cambio positivo y de la implementación de un alto el fuego total», insistió ante el hemiciclo.

Ghani, que jurará su puesto el lunes para una segunda legislatura, destacó que «un alto el fuego» en todo el país es lo que demandan los ciudadanos y, por tanto, necesitan garantías de que los «los prisioneros talibanes no regresarán al campo de batalla».

Las declaraciones del presidente tuvieron lugar un día después de que el vocero de la oficina política de los talibanes, Suhail Shaheen, confirmara que mantenían también el 10 de marzo como fecha para iniciar las conversaciones de paz interafganas, aunque sólo si se respetaba el acuerdo con Estados Unidos para la excarcelación previa de prisioneros.

El incumplimiento de esa condición es un nuevo obstáculo al avance en el proceso de paz, que se suma a una escalada de los combates en el país tras la semana de reducción de violencia que precedió al histórico acuerdo entre talibanes y estadounidenses en la capital catarí.

Al menos siete civiles murieron, entre ellos niños, y otros 17 resultaron heridos anoche en un «ataque talibán» en la provincia afgana de Herat, según informó el portavoz de la Gobernación provincial, Jailani Farhad, citado por la cadena Tolo News.

Esta mañana, además, falleció un policía al estallar un artefacto explosivo de fabricación casera en la ciudad de Lashkargah, el centro de la provincia de Helmand, según un comunicado policial recogido por el mismo medio.

La materialización de unas negociaciones interafganas es el siguiente paso para alcanzar un acuerdo político que permita poner fin a dos décadas de guerra en Afganistán.