Especialistas en traumatología del Hospital de Clínicas reiteraron, a días
del inicio de clases, que la mochila escolar no debe superar el 15 por
ciento del peso corporal del niño e hicieron hincapié también en su
correcto uso para evitar dolores musculares vinculados a «la cronicidad del
sobrepeso» de carga.
«Lo primero a tener en cuenta al elegir una mochila es que sea acorde al
tamaño del chico; es decir, el borde superior debe quedar a la altura de
los hombros y el borde inferior cinco centímetros por arriba de la cola»,
explicó a Télam el jefe del Programa de Escoliosis del Clínicas, Andrés
Ferrero.
El peso de la mochila más la carga no debe superar «entre el 10 y el 15 por
ciento del peso corporal del niño»; es decir que para un niño de 30 kilos
corresponde una mochila de 3 a 3,5 kilogramos y no más «porque si no
empiezan las alteraciones y dolores», que se pueden prevenir «haciendo
actividad física», indicó.
Ferrero recomendó elegir una mochila que tenga acolchadas tanto las correas
como la superficie que apoya sobre la espalda y que, en lo posible, tenga
una tercera correa uniendo las otras dos, ya sea a nivel del pecho o la
cintura, porque «permite distribuir mejor el peso».
Pero el uso frecuente de una mochila del peso y tamaño adecuado igualmente
puede provocar dolores musculares en cuello y lumbares si el ajuste de las
correas no hacen que descanse en el lugar correcto de la espalda.
«Si la parte superior queda por debajo de los hombros y la parte inferior
cuelga sobre la zona glútea estamos ante una de las peores formas de
usarla», porque ejerce «mucho peso en la parte baja» y hace que el chico
tenga que «inclinarse hacia adelante para balancear», igual que cuando está
recargada, describió.
Ferrero, especialista en cirugía de columna, explicó que aún con el tamaño
y peso adecuado no deben cargarse por más de 15 minutos: «para tiempos
mayores es cuando uno recomienda las mochilas con rueditas», que también se
indican para cuando es necesario trasladar un kilaje superior al 10 o 15
por ciento del peso corporal.
Además, señaló que como cualquier peso que tenga que ser levantado, los
niños deben flexionar las rodillas cuando quieran ponerse una mochila
depositada en el piso, «evitando doblar la cintura al inclinarse hacia
abajo».
Otra cuestión a tener en cuenta es que «debe ir siempre pegada a la
espalda», por lo que «las cosas más grandes y pesadas deberían ir en la
parte posterior de la mochila».
Los colegios pueden contribuir a prevenir los dolores derivados del
sobrepeso en la carga de las mochilas permitiendo que los chicos «dejen las
cosas en el aula» o al pedirles que lleven solamente «lo mínimo para el
día», apuntó el especialista.
Ferrero aclaró que uso crónico de mochilas con sobrepeso o incorrectamente
sujetas «no pueden generar escoliosis, que es una desviación de la columna
de origen más bien genético».
No obstante, llamó a madres, docentes y pediatras a estar atentos a signos
visibles de posible escoliosis, como «un hombro más alto que el otro, o la
pelvis más elevada de un lado que de otro», para facilitar una detección
temprana que permita un tratamiento más efectivo.
El Programa de Escoliosis del Hospital de Clínicas realiza jornadas de
diagnóstico temprano para niños y adolescentes, previa solicitud de turno
por correo electrónico escribiendo a
escoliosis@hospitaldeclinicas.uba.ar.