Por José Odisio
Por José Odisio
«Necesitamos jugar amistosos para que los jugadores se vuelvan a encontrar con las distancias, con los espacios y con la pelota». Frank Kudelka fue muy claro al diagnosticar su principal preocupación, la falta de fútbol tras seis meses sin jugar. Y no estaba errado el entrenador. Newell’s jugó un amistoso informal con Atlético Rafaela y le faltaron dos cosas: precisión y juego por un lado, y varios titulares que esta vez se extrañaron.
A diferencia de lo que sucedió ante Unión hace una semana, esta vez el equipo sintió la ausencia de Pablo Pérez, Santiago Gentiletti, Sebastián Palacios e incluso Mauro Formica. Con el Tate el pibe Castro tuvo un partido muy interesante y Newell’s tuvo juego. Esta vez estuvo impreciso, errático, contrariado con la pelota, y tampoco lo ayudó mucho Moreno. Sin juego, a Scocco no le llegó mucho la pelota y al equipo se lo vio feo.
Ni hablar de la defensa, donde Guanini gasta sus cuotas de tolerancia con la gente y, sin Gentiletti, todo se ve más inestable. Falta trabajo, Kudelka lo sabe y por eso pide jugar partidos.
Por suerte para Newell’s, el parate no pudo con la jerarquía de Maxi, quien mientras se acostumbra a su nueva posición de lanzador-enganche, se da maña para generar pases de gol o incluso llegar a posición de gol. Con la Fiera por el centro, imaginar sociedades con Pablo Pérez, o corridas al vacío de Palacios entusiasma. Y mientras se espera por eso, Maxi se empieza a reencontrar con Scocco, quien está intacto.
Sí, la mejor noticia para Kudelka y Newell’s es que Nacho está pleno. De a poco se saca físicamente la cuarentena de encima, pero tiene la mira afinada y genera ilusión. Es que Newell’s sufrió la falta de un goleador en la Superliga pasada, su mayor anotador fue Lema, un defensor. Y con Nacho puede ser de temer. En dos amistosos de pretemporada se anotó en la red. Y con Rafaela definió con un toque por arriba del arquero que muestra su calidad goleadora. Y muchas veces esa facilidad para anotar soluciona problemas. Con Rafaela por ejemplo, un partido que si era derrota no hubiera cambiado el diagnóstico de Kudelka, pero sí el ánimo de los hinchas. Porque el DT sabe que hace falta jugar para ponerse en forma y la gente quiere ganar siempre, aunque sea un amistoso informal con pinta de práctica.