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A 50 años del Rosariazo, la mayor expresión popular de protesta unida y organizada


Para conocer en profundidad lo ocurrido en esos días, CLG dialogó con la historiadora Cristina Viano, especializada en la temática.

Por Matías Gregorio

En mayo de 1969 la ciudad de Rosario explotó. Un conflicto universitario en Corrientes encendió la solidaridad de los estudiantes rosarinos y posteriormente también del sector trabajador, quienes se manifestaron por las calles repudiando la política económica y dictatorial de Juan Carlos Onganía. En el medio, dos jóvenes perdieron la vida, pero no en vano. Las protestas siguieron y se fueron gestando otros movimientos en el resto de las provincias, como el Cordobazo, que terminarían de sentenciar el tiempo de Onganía en el poder.

Hoy se cumplen 50 años del inicio de los acontecimientos ocurridos durante mayo y septiembre de 1969, conocidos como los Rosariazos, la mayor expresión popular de protesta unida y organizada que dio esta ciudad. Para conocer en profundidad lo ocurrido en esos días, CLG dialogó con la historiadora Cristina Viano, especializada en la temática.

«En 1969 Rosario estuvo agitada por intensas movilizaciones, protestas obreras, estudiantiles y por dos insurrecciones urbanas con un claro contenido anti dictatorial, en mayo y en septiembre», comenzó explicando la directora de la Escuela de Historia de la Facultad de Humanidades y Arte. Según dijo, «hay una idea de que hubo dos Rosariazos», cuando, en realidad, «durante mucho tiempo se consideró al Rosariazo a los acontecimientos de septiembre, más que a los de mayo». «Los acontecimientos de mayo fueron la primera gran contestación de masas con contenido anti dictatorial, lo que le da una significación muy profunda. Pero hay una diferencia sumamente importante: los acontecimientos de mayo fueron estudiantiles y obreros, los de septiembre fueron obreros y en menor medida estudiantiles», afirmó.

El principal desencadenante del inicio de un mes muy conflictivo fue lo que sucedió el 15 de mayo en la vecina provincia de Corrientes: «Todo empezó por un motivo que parecía pequeño o sencillo, aunque escondía una acumulación de injusticias. La privatización del comedor universitario de la Universidad de Corrientes y el aumento del 500% del ticket generó un proceso de protesta y la posterior represión policial, donde asesinan al estudiante Juan José Cabral».

«Allí, los estudiantes rosarinos tuvieron un gran gesto de solidaridad denunciando la represión que había acontecido con sus pares en Corrientes. Al día siguiente, el 16, hay repercusiones inmediatas en la Facultad de Ingeniería y en la Facultad de Medicina. Y el rector de Rosario, José Luis Cantini, era un tipo muy poco propicio al diálogo con el movimiento estudiantil, en un momento donde uno de los primeros gestos de la dictadura había sido intervenir las universidades públicas y prohibir todo tipo de actividad política, además de plantear el examen de ingreso. Ya se había ido generando un clima de protestas».

Posteriormente, el sábado 17, Viano contó que Cantini prohibió todo tipo de actividad en la Universidad Nacional de Rosario. Ante esto, los estudiantes sacaron el comedor universitario a la calle, que en ese entonces funcionaba en la calle Corrientes entre Córdoba y Santa Fe, donde hoy se encuentra la Facultad de Humanidades y Arte. En ese entonces, había entre 15 y 16 mil estudiantes cursando en las facultades públicas de la ciudad. «La policía reprimió inmediatamente, y, en medio de esa represión, un grupo se refugió en la Galería Melipal, donde se produjo el asesinato de Adolfo Bello con un tiro a corta distancia», narró la historiadora, y siguió: «A Bello lo llevaron a la asistencia pública que funcionaba donde ahora está la Maternidad Martin. Allí, la dictadura intentó negar que la policía lo había asesinado, pero los periódicos bonaerenses publicaron una foto que fue tomada por un fotógrafo rosarino disfrazado de médico que luego fue encarcelado al ser descubierto. Ahí se desenmascaró frente a la sociedad la acción de la dictadura».

El asesinato de otro estudiante a manos de la policía generó «un arco de solidaridades muy intenso y muy ancho en la ciudad, que incluyó a la Sociedad Rural, a la Asociación Empresaria y hasta a los medios de comunicación La Capital y La Tribuna, que se mostraron espantados frente al homicidio de un estudiante».

Además de las mencionadas adhesiones, la CGTA tuvo un rol fundamental: «Desde el momento en que se crea la CGTA de los argentinos, en 1968, ya se habían empezado a tender lazos muy profundos con el movimiento estudiantil. De modo de que cuando se producen las acciones de mayo del 69, el movimiento estudiantil rosarino venía ensayando acciones conjuntas», dijo Viano, y añadió: «Hubo una reacción inmediata de parte del movimiento obrero rosarino, sobre todo del combativo, que hace un llamamiento para el 21 de mayo con el fin de realizar una marcha de silencio, a las 18″.

«Pero la represión empezó mucho antes y Rosario se convirtió, ese día, en lo que una revista editorializó como ‘la batalla de Rosario’, con barricadas, hogueras y represión. El centro de la ciudad fue tomado por los manifestantes y la represión fue sumamente intensa, frente a gestos de muchísima solidaridad. Había estudiantes, trabajadores y las dos CGT, la burocrática de Azopardo y la de los argentinos, que finalmente se unieron y de allí en adelante quedó consolidada una sola CGT al lograr la unidad en la lucha y en las calles».

Ese 21 de mayo se produjo el segundo asesinato de un joven estudiante cuando un grupo intentó tomar la radio LT8 para leer un comunicado de repudio a la dictadura. Al salir, Luis Blanco, de 15 años, fue asesinado. «Fue tal la intensidad de los enfrentamientos que el 22 de mayo Rosario fue puesta bajo control militar», detalló la docente.

«Los momentos más álgidos en Rosario ocurrieron el 17, el 21 y luego el 23 de mayo, donde hubo otra gran movilización acompañando el cuerpo de Blanco al cementerio La Piedad donde miles de personas marcharon en silencio. Y allí fue finalizando la batalla de Rosario en el mes de mayo».

La investigadora de la UNR destacó de esos días la «corriente solidaria» que recorrió a la sociedad, a la vez del fuerte repudio a la dictadura. «Los acontecimientos que empezaron en Corrientes, siguieron en Rosario, Tucumán y concluyeron con el Cordobazo el 29 de mayo, implicaron el principio del fin de una dictadura. Onganía quedó en medio de dos frentes: una interna militar que estallaba y una sociedad a la que le había planteado prohibir la política por medio de un decreto y terminó siendo una sociedad intensa, profundamente rebelde y desafiante».

«El 69 es un momento muy importante en la historia del movimiento obrero argentino y en la historia del movimiento estudiantil, y no sólo por los procesos de movilización en sí mismos sino también por la posibilidad de generar una unión en la acción entre estudiantes y trabajadores para combatir el régimen dictatorial. Sobre todo porque tradicionalmente las universidades tenían un claro contenido anti peronista, que luego se fue transformando lentamente».

Para cerrar, Viano remarcó la labor de la CGT de los argentinos: «Fue una experiencia súper importante contra la burocracia, contra el imperialismo y contra la dictadura. Se hizo muy fuerte en el interior del país, ya que no tenía burocracias tan potentes como las de Capital Federal».