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A 40 años del atentado a Juan Pablo II, uno de los papas más universales de la historia


Un 13 de mayo de 1981 Karol Wojtyla recibió 4 balazos del extremista turco Mehmet Alí Agca. Se salvó y dejó una huella imborrable

Cuarenta años después de haber sobrevivido a un atentado a balazos en la plaza San Pedro del Vaticano, el 13 de mayo de 1981, el fallecido papa Juan Pablo II es recordado hoy por haber contribuido con su prédica a la caída de la Unión Soviética, así como por ser uno de los pontífices más universales y viajeros de la historia.

Durante su papado de 27 años, el polaco Karol Wojtyla disfrutó de un gran popularidad mundial, sobre todo en Estados Unidos, un país donde solo el 24% de la población se define como católica, con una aprobación de entre el 87 y 97%, entre 1980 y 1990, según el centro de investigación Pew Research Center.

El 13 de mayo de 1981, cuando ingresaba en un automóvil descapotable a la plaza San Pedro, el ex arzobispo de Cracovia recibió cuatro disparos del extremista turco Mehmet Alí Agca, exmiembro del grupo de extrema derecha «Lobos grises».

Agca, un musulmán de 23 años, dio luego del ataque varias versiones para explicar su actitud, sin convencer nunca a los investigadores.

Fue el primero de los dos atentados que sufriría Wojtyla durante su papado, entre 1978 y hasta su muerte en 2005, tras lo cual fue canonizado en 2014 por el papa Francisco.

El segundo ataque lo sufrió el 2 de mayo de 1982, cuando el sacerdote integrista y de ideología de derecha radical Juan Fernández Krohn intentó apuñalarlo con una bayoneta de 37 centímetros en el santuario de Fátima en Portugal, pero el agresor fue arrestado inmediatamente por personal de seguridad.

Paradójicamente, el pontífice había acudido a ese lugar para entregar como ofrenda a la Virgen una de las balas que lo había herido en el atentado anterior.

El 22 de febrero de 2005, Juan Pablo II publicó su libro «Memoria e identidad», en el que se manifiesta convencido de que alguien encargó a Agca el atentado del 13 de abril de 1981.

Sin embargo, nunca se demostró la posible implicancia de la ex Unión Soviética ni de la entonces Bulgaria comunista, enfrentados en aquellos años al pontífice por haber prestado su apoyo al movimiento disidente «Solidaridad», del dirigente sindical y luego expresidente de Polonia Lech Walesa.

Desde su cama del hospital donde estuvo internado, el Papa grabó un mensaje en que se dirigió a los peregrinos que asistían a la Plaza San Pedro: «Les doy las gracias con emoción por sus oraciones y les bendigo a todos. Rezo por el hermano que me atacó, al que he perdonado sinceramente».

A fines de diciembre de 1983, Wojtyla visitó a Agca en la cárcel, le regaló un rosario de nácar, afirmó que el extremista turco se había arrepentido de su ataque y le renovó su perdón.

Agca fue liberado de una prisión de Ankara en 2010, después de pasar casi treinta años en cárceles de Italia y Turquía por el intento de asesinato contra el Papa, así como por otros crímenes cometidos en suelo turco.

Durante sus 27 años de papado, Juan Pablo II realizó más de 105 viajes fuera de Italia, visitando más de 129 países, aunque nunca pudo viajar a China ni a Rusia.

Wojtyla visitó en dos oportunidades la Argentina, la primera el 11 de junio de 1982, en plena guerra con Gran Bretaña por las islas Malvinas, trayendo un mensaje de paz, y el 6 de abril de 1987, para presidir la Jornada Mundial de la Juventud.

Juan Pablo II murió el el 2 de abril de 2005.

Se estima que seis días después de su muerte, un millón de fieles llegaron a la Plaza de San Pedro para vitorear al pontífice y exigir al Vaticano su beatificación, durante el entierro más grande que se tenga memoria de un papa.

El 27 de diciembre de 2014, Agca fue fotografiado llevando un ramo de flores para poner en la tumba de Juan Pablo II en el Vaticano, justamente cuando se cumplía el trigésimo primer aniversario de que el fallecido Papa lo visitó en la cárcel.