El pasado sábado se cumplieron cuatro años de la muerte de Adrián Rodríguez, el músico que falleció electrocutado en el Café de la Flor. El bajista tenía 34 años cuando subió a tocar con su banda, Raras Bestias, en el bar de Mendoza al 800, el cual tenía desconectado su disyuntor. Una vez que el grupo había interpretado varios temas, el guitarrista tomó el micrófono para decir unas palabras y sufrió una descarga eléctrica. En ese momento, Rodríguez lo socorrió empujándolo hacia un costado, pero recibió una descarga que lo mató.
Por el hecho fueron acusados de homicidio culposo el dueño del local, Ariel Scharf; el electricista Fernando Campodónico, quienes irán a juicio, y Pablo Andrés Akerman, inspector de la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana que controló las instalaciones del negocio donde murió el bajista, cuya absolución fuera confirmada en 2018 por la Cámara de Apelaciones.
Este miércoles por la tarde iba a realizarse un festival en la Plaza Pringles para pedir justicia en el caso de Adrián, pero debió ser postergado por malas condiciones climáticas.
CLG dialogó con la concejala Celeste Lepratti, quien acompaña la lucha de familiares y amigos: «Son cuatro años de impunidad, muy dolorosos, donde la Justicia actuó para sobreseer a quienes tenían distintos grados de responsabilidad en lo que sucedió. No podemos tildar de simple accidente a lo acontecido«.
«El reclamo sigue siendo el mismo: justicia y seguridad en los ámbitos de trabajo para cualquier artista, cosas que hoy no están garantizadas, sabemos de la precariedad en las que los grupos y artistas tienen trabajar», subrayó.
Con respecto a los fallos judiciales, Lepratti lanzó: «Pareciera que Adrián falleció por causas naturales, la Justicia no actuó, tampoco hay ningún tipo de dictamen administrativo, no se ha avanzado en nada. Lamentablemente no hay voluntad política para esto, son cuatro años en los que no hay explicaciones valederas para justificar semejante hecho que le podría haber pasado a cualquiera».
La edila cargó contra el municipio y contra la decisión de absolver al inspector Akerman: «Vivimos en una sociedad donde el Estado tiene que controlar y eso es lo que acá no ocurrió, se desligó muy fácilmente de toda responsabilidad. Ocurrió esto y no hay responsables de ningún tipo, nadie tuvo que rendir cuentas. Entonces, ¿cómo se evita que suceda otra vez?«.
«La explicación de los fallos está dada en que la Justicia no está actuando independientemente, estos fallos hablan a las claras de que hay connivencia en distintos niveles. No tengo ningún problema en decir que no tenemos una Justicia independiente», sentenció.