Por Matías Gregorio
Agosto es un mes especial para la familia Trivisonno. Más allá del dolor y de la tristeza que les genera la fecha, desde hace 20 años decidieron poner todas sus energías en la concientización por la donación de órganos. El 29 de agosto de 1999, en la esquina de Ovidio Lagos y Salta, un trágico accidente terminó con la vida de Antonella. Y sus padres, por lo colaborativa y solidaria que había sido su hija, decidieron donar sus órganos, cuando hacerlo era considerado poco «común» y hasta juzgado por muchos.
A poco de cumplirse 20 años del fallecimiento de la niña, Silvia Trivisonno, la mamá de Antonella, detalló en diálogo con CLG todas las actividades que tienen previstas, y que ya comenzaron este martes.
Los Trivisonno, al no ser una ONG y no tener voluntarios fijos, realizan sus campañas a pulmón, y buscan acercarse a los lugares donde la gente ya se nuclea para llevar sus remeras de concientización sin tener que disponer de más tiempo o de dinero.
«El año pasado hicimos la campaña en los lugares de entrenamiento, donde se tomaron imágenes que se expusieron en una muestra fotográfica en el Fontanarrosa, que luego se fue trasladando a varios lugares durante este año y ahora termina en el Congreso de la Nación con una muestra que estará del 20 al 30 de agosto», contó Silvia.
En la inauguración estuvieron el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) y el Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos y tejidos del Ministerio de Salud de la provincia de Santa Fe (Cudaio). «Poder llegar a Buenos Aires con algo que es de esta ciudad es muy importante, sumado a que lo logramos sin tener ningún contacto político», agregó Trivisonno.
Las 300 imágenes que se exponen en la Cámara de Diputados fueron tomadas por la agrupación Fotopositiva [+] en la Plaza de la Donación (parque Scalabrini Ortiz) y en distintos parques donde entrenaban grupos bajo las órdenes de un profesor. «No queríamos hacer publicidad de un gimnasio, por eso elegimos quienes practican un deporte al aire libre. La muestra plasma a la persona corriendo con la remera que dice ‘yo también soy donante'», explicó la madre.
«El mensaje radica en que lo más importante de la donación no es difundirla una sola vez al año cuando hay un día específico, sino que esto es algo de todos los días», dijo Silvia, y comentó que esperan que puedan acercarse todas las personas que de una u otra manera colaboraron con ellos a lo largo de estos 20 años.
En el plano local, el sábado 10 de agosto comenzaron otra campaña donde visitan peluquerías, centros de bellezas y barberías durante la mañana llevándoles las remeras con la misma estampa para que los trabajadores de cada lugar cumplan la jornada con el mensaje a la vista. «La respuesta de la gente fue increíble, todos preguntaban de qué se trataba», comentó con entusiasmo la entrevistada, y sostuvo que se trata de una concientización «a largo plazo», ya que hay muchos lugares por recorrer en Rosario.
Todas las actividades realizadas en el marco de los 20 años de la muerte de Antonella fueron declaradas de interés municipal por el Concejo local, en un reconocimiento muy importante para la familia: «Nosotros hacemos campañas que tienen que ver con la vida, con lo que ella vivió, disfrutó y con las oportunidades que tuvo, intentando que esas oportunidades las tengan todos».
Además, el próximo jueves 29 de agosto por la mañana estarán en el Monumento Nacional a la Bandera para participar del izamiento de la bandera nacional, junto al Concejo Municipal y autoridades locales, donde también se montará una bandera en el dorso de la Patria Abanderada que llevará la frase «soy donante». La misma estará en lo más alto del cielo rosarino durante una semana.
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Un año después del accidente -causado por un hombre que pasó el semáforo en rojo e impactó contra el auto donde se movilizaba toda la familia Trivosonno-, y a pesar de aun estar inmersos en un profundo dolor, comenzaron a contar su experiencia para que la historia de su hija no se olvide, realizando actividades de difusión junto al resto de sus hijos.
Asistieron a escuelas, clubes, asociaciones, espectáculos artísticos y deportivos. Hasta que la imagen de Antonella y la campaña de su familia en apoyo a la donación de órganos, se hizo una bandera nacional.
A fines de junio pasado y con el aval de 13 diputados de diferentes bloques, la familia presentó un proyecto de ley para que se declare el 29 de agosto de cada año como el «Día Nacional de la Persona Donante de Órganos».
https://twitter.com/RossiAgustinOk/status/1144037445786329089
«Nosotros donamos los órganos de Antonella por cómo vivió y no por cómo murió. Tiene que ver con la posibilidad que ella tuvo de disfrutar la vida, y así como la donación de órganos mejora la calidad de vida de un paciente en espera, la donación en general mejora la calidad de vida propia y de las personas que uno tiene al lado», desarrolló Silvia, y continuó: «Se trata del hoy, y de las actitudes que uno tiene en la vida cotidiana».
«Está bueno dar porque está bien dar, no importa el resultado»
La conocida «Ley Justina», que se aprobó en julio del año pasado, y con la cual todas las personas son donantes de órganos, salvo que hubieran expresado su voluntad contraria, significó un cambio radical en la temática en Argentina, pero a pesar de eso, los Trivisonno insisten con su mensaje: «La nueva ley ya nos dice que somos donantes, a menos que expresemos lo contrario, entonces no buscamos difundir la donación, sino que tratamos de informar sobre que cada uno tiene que ejercer el derecho de decidir qué quiere hacer con sus órganos. Porque, por ejemplo, en caso de que una persona no haya dejado en claro su postura e ingresa a un hospital, ya le avisan a su familia que puede llegar a ser un potencial donante. Y en ese caso, si la persona no le había dicho a sus seres queridos, ¿como resuelve la familia esa situación cuando no escucharon de su boca que quería donar los órganos?».
«El mayor inconveniente ahora, en no pronunciarse por el sí o por el no, no pasa por el hecho de que se pierdan los órganos, sino por el drama que atraviesa la familia que queda», fundamentó la madre, y señaló que como sólo cuatro de cada mil muertes en promedio son viables para poder ser donantes de órganos, que esa cuatro personas se lo hayan podido decir a su familia «es la mayor intensión de esta campaña». «¿Cómo queda la familia que no se enteró por su propia boca? La idea es dejarlos convencidos de que cada uno se hizo cargo de lo que quería elegir».
Al repasar el camino trazado desde agosto de 1999 hasta el presente, agradeció el trabajo de los voluntarios que los han ayudado «año tras año». «Al ser una familia que trabaja en esto sin ser una asociación o una fundación, no necesitamos el dinero para hacer las cosas, sino simplemente el compromiso. Todo el trabajo realizado pudo materializarse por la buena voluntad de la gente. No llegamos acá solos, sino con un montón de personas que donaron su tiempo, sus ganas y sus conocimientos para que la difusión sea posible».
«En la donación se aprende que uno no da lo que le sobra, sino que da lo que el otro necesita, y eso tiene que ver también con la vida diaria. Convocamos a que, dentro de lo que cada uno pueda y sepa, se convierta en donante, de vida en vida, después vemos si también se pueden donar los órganos. Se trata de saber que si yo puedo volver a mi casa y estar mejor con los que viven conmigo, seguramente mañana cuando me levanté va a ser un día distinto, y eso fue lo que nos enseñó Antonella. Una forma distinta de ver la vida, y en esos seis años nos donó tanto, que es lo que nos mantiene en estos veinte».