El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este viernes un decreto para negar asilo a los inmigrantes que ingresan de manera ilegal al país, en una medida que afectará de manera directa a la caravana de centroamericanos que partió el 12 de octubre desde Honduras.
«Acabo de firmar la proclamación sobre asilo. Muy importante. La gente puede venir, pero tienen que venir a través de los puertos de entrada (autorizados)», señaló Trump a un grupo de periodistas antes de subirse al avión rumbo a Francia.
En un decreto publicado este vienres, el mandatario estableció la prohibición, durante al menos 90 días, de permitir el ingreso al país a las personas que crucen ilegalmente las fronteras, en una medida que elimina la posibilidad de pedir asilo a quienes la incumplan.
La medida llega luego de tres semanas de advertencias contra la caravana de migrantes, que ahora se encuentra atravesando México y que fue el chivo expiatorio elegido por el presidente para su campaña política de cara a las elecciones del martes.
Unas horas después de que Trump firmara el decreto, fue presentada la primera demanda contra el mandatario estadounidense fue presentada en un juzgado.
La demandante es la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), una de las organizaciones más importantes de defensa de los derechos civiles del país y la cual ya ha retado anteriormente a su administración ante la Justicia por decisiones migratorias.
Con la modificación, las personas que crucen la frontera de Estados Unidos de manera irregular no podrán solicitar asilo y sí podrán hacerlo quienes ingresen por puntos de acceso autorizados, informaron hoy funcionarios de la Casa Blanca citados por la agencia de noticias EFE.
Y, precisaron que las medidas, que probablemente enfrentará desafíos legales, entrarán en vigencia mañana y lo estarán durante 90 días, que podrían extenderse; no afectará a las personas que ya están dentro del país.
Trump hizo uso de la misma prerrogativa que le permitió en 2017 prohibir el ingreso al país a los ciudadanos de países de mayoría musulmana y que fue aceptada por el Tribunal Supremo.
Los cambios buscan canalizar las solicitudes de asilo a través de los cruces fronterizos oficiales para poder tomar decisiones rápidas, según los funcionarios.
Sin embargo, esos puertos seguros ya tienen largas filas que obligan a los funcionarios de inmigración a decirles a los solicitantes que vuelvan otro día, pese a que los cruces ilegales están en su punto más bajo en décadas.
Si bien la medida apunta directo contra la caravana centroamericana, se aplicará contra cualquiera que intente cruzar el límite fronterizo ilegalmente, afirmaron los funcionarios, que desconocen si los migrantes, muchos de los cuales huyen de la violencia en sus países, planean cruzar ilegalmente.
Tras firmar el decreto, Trump dijo que la llegada de grandes números de personas contribuirán a la sobrecarga del sistema de inmigración y asilo.
La Administración explicó que aquellos a quienes se les deniegue el permiso de asilo pueden intentar con otras formas de protección, en caso de que teman regresar a sus países, aunque aclararon que deben estar preparados para opciones menos prácticas.
Se trata de un recurso que incluye la «retención de la deportación», que es similar al asilo, pero que no permite la obtención de tarjetas de residencia, ni a las familias, o la protección en virtud de la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura.
Funcionarios de Seguridad Nacional, por su parte, informaron que están agregando personal en los cruces fronterizos para lidiar con el enorme grupo de personas que se aproxima, aunque no saben como los organizarán, sobre todo en el caso de las familias.
Trump dijo que quería construir 10 «ciudades campamentos», aunque no mencionó como serían financiadas o si ya estaba decidido.
La medida es el último intento de Trump por imponer su línea dura en cuestiones migratorias, sorteando la oposición del Congreso.