El Tribunal Oral 4 de San Isidro condenó ayer a la directora y maestras del jardín Tribilín a penas de hasta siete años de prisión por maltratar a los chicos. La justicia se expidió con duras penas para delitos aún más graves, maltrato, insultos, gritos, castigos físicos, que visibilizan el maltrato en todas sus formas.
La condena se logró gracias a la forma que encontraron los padres para averiguar qué estaba pasando con sus hijos, a los que cada día dejaban a cargo de personas cuya función era cuidarlos.
Estos papás, que apelaron al ingenio y escondieron un grabador en la mochila de una de las nenas, lo hicieron porque prestaron atención a los mensajes de la niña. Los chicos mostraban comportamientos distintos e inexplicables. Los papás decidieron actuar e inmediatamente procedieron a denunciar.
De esta manera se activó el mecanismo estatal dispuesto para los casos de vulneraciones de los derechos del niño. Además de toda la protección general que los chicos comparten con los adultos, ellos poseen un plus de derechos específicos por tratarse de un grupo vulnerable y en desarrollo.
Por ello, para que se activen estos mecanismos y los niños estén protegidos, es necesaria la atención y colaboración de todos. Y es fundamental que el Estado actúe para sancionar y también para restituir derechos.
Estar atentos a la voz y a los mensajes de los niños, y dar cuenta de las situaciones problemáticas a los agentes estatales, son acciones claves para garantizar su bienestar.
En la Ciudad de Buenos Aires, hay un organismo específico para actuar en casos de vulneraciones contra los chicos. Es el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. Allí funciona la Línea 102, que recibe consultas y brinda asesoramiento sobre derechos del niño todos los días, las 24 horas.
(*) Vicepresidenta del Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes de la ciudad de Buenos Aires, abogada UBA especializada en Derecho de Familia.