Al menos 83 niños, en su gran mayoría sirios, murieron en enero en los conflictos que desgarran Medio Oriente y Africa del Norte, un mes calificado como «sangriento» por UNICEF que denunció el lunes la situación.
«La intensificación de la violencia en Irak, Libia, Siria, en el Estado de Palestina y en Yemen» tuvo consecuencias «devastadoras» para la vida de los niños, indicó en un comunicado Geert Cappelaere, director regional del Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (UNICEF).
«Sólo durante enero, al menos 83 niños murieron (…) en los conflictos en curso, por ataques suicidas, o por el frío huyendo de las zonas de guerra», subrayó.
«Se trata de niños, ¡niños! (…) que pagaron el precio más alto por guerras de las que no son responsables», añadió.
En Siria, en donde la guerra desgarra al país desde 2011, «59 niños murieron en las últimas cuatro semanas», según UNICEF. En Yemen fueron 16, mientras que en Bengasi (este de Libia) «tres niños murieron en un ataque suicida y otros tres cuando jugaban cerca de artefactos explosivos», según el comunicado.
En Mosul, Irak, un niño murió por el estallido de una mina. En una localidad cerca de Ramala, Cisjordania ocupada por Israel, un niño murió por disparos.
En El Líbano «16 refugiados sirios, entre ellos cuatro niños, que huían de su país murieron de frío durante una tormenta», precisó UNICEF.
«No son centenares, ni miles, sino millones de niños en Medio Oriente y Africa del Norte a quienes se les robó su infancia, se mutiló, traumatizó, detuvo, impidió ir a la escuela (…) y privó del derecho más elemental, el de jugar», enumeró el comunicado.
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