Por José Odisio - CLG
Por José Odisio
El mundo Newell’s vive desde hace unos días en estado de nerviosismo permanente. El equipo hace cuatro partidos que no gana, Clásico incluido; los hinchas sospechan de una mano negra orquestada desde AFA; los jugadores están con el ánimo alterado; y Larriera, que parecía calmado y señorial, empezó a gritar y golpear la mesa para ser escuchado. Todo se percibe con desconfianza. desde un arbitraje desfavorable hasta un cuestionamiento periodístico. Desde un monto de pase no informado por la dirigencia hasta una decisión del entrenador de sacar a un futbolista por cuestiones tácticas.
Y la realidad es que así será difícil sobrevivir a esta Copa de la Liga, donde las acciones son de escasa confiabilidad, en especial con los arbitrajes.
No hay ninguna duda que Newell’s ha sido desde el año pasado uno de los equipos más perjudicados por los fallos arbitrales. Fueron seis o siete partidos en el ciclo Heinze, la mayoría consecutivos y consecuentes a quejas del entrenador o la dirigencia. Y en este 2024 ya van tres partidos para sospechar. Larriera no elevó la voz con Central Córdoba porque Newell’s ganó. Tampoco lo hizo con Estudiantes porque entendió que la roja a Banega o la no expulsión de Sosa tenían que ver con errores arbitrales sin intención, más allá de perder a Ever para el Clásico. Pero el gol de San Lorenzo, donde Merlos y el VAR convalidan una grosera falta de Bareiro a Glavinovich, sumado a lo anterior, hizo que el DT estallara. «Están pasando cosas extrañas y no las puedo dejar pasar», deslizó Larriera, dejando entrever que su caballerosidad provocó que lo traten de «tonto».
El tema no es de sencilla resolución. Si quejarse públicamente terminara con los fallos adversos y perjudiciales todos lo harían. Por el contrario, esta lógica perversa de AFA y los árbitros a veces se ofenden por las críticas y aumentan el castigo hacia quienes se atreven a desafiarlos. Y entonces, dirigentes, entrenadores y jugadores transitan por una zona gris donde no saben qué hacer o cómo actuar.
Lo cierto es que dejar pasar lo sucedido con Estudiantes y San Lorenzo tampoco tiene sentido. Porque como dice Larriera, si nadie dice nada parecería que lo tratan de «buen tipo», por no decir verdaderamente cómo se sienten jugadores y técnicos. Lo que queda es ver si este llamado de atención de Larriera tiene algún efecto. Más allá de que Newell’s también debe mejorar aspectos del juego y no quedarse sólo en la queja contra los árbitros y las teorías conspirativas.