Por José Odisio - CLG
Por José Odisio
Franco Díaz disparó fuerte. Dijo públicamente lo que muchos hinchas piensan. Y si bien Mauricio Larriera aseguró que «no se puede jugar pensando que todos están en contra», la realidad es que Newell’s sufre más de lo habitual con los malos arbitrajes.
Creer en teorías conspirativas es mucho. Pero cada fin de semana está a la vista que hay árbitros cercanos al poder que generan sospechas, en especial cuando dirigen a equipos cercanos al afecto de Chiqui Tapia, Pablo Toviggino o Federico Beligoy. Larriera dijo que si sospechaba algo debía buscar pruebas y luego denunciar. Eso es imposible. No hay nada escrito. Todo se maneja en la oscuridad. A veces te toca a favor, otras en contra. Y a la Lepra le salió más veces la segunda opción.
Newell’s ahora debe enfocarse en el Clásico. Con la dolorosa ausencia de Ever Banega, quien no tiene un reemplazo similar. El desafío de Larriera será intuir si la mejor opción es mantener el esquema con la inclusión del resistido Balzi o el aún no adaptado Matko; o cambiar a un 4-4-2 con May y Ramírez arriba.
El Clásico tiene un valor cada vez más grande en el Parque. Ganarlo ha sido un desafío, y quienes lo logran salen fortalecidos, con una coraza protectora frente a futuras críticas del hincha. Larriera lo sabe, no será un partido más. Una victoria lo impulsará en los números, pero mucho más en lo anímico.
Es cierto que no debe ser matar o morir. Ponerse en esa postura provocó que el folclore se confunda demasiado. Ese mensaje no puede ser difuso. Ni es un partido de vida o muerte. Y el otro mensaje también debe ser claro, para Newell’s no es lo mismo ganar o perder. Pero.