Por Matías Gregorio
Brasil elige a su nuevo presidente este domingo en una elección que paraliza a todo el territorio carioca. En los sufragios se pondrá mucho más en juego que un nuevo nombre al frente del gobierno: se decidirá cuál será el camino en los próximos años de un país inmerso en una crisis económica y social muy importante. Dicha situación llevó a surja una división notoria entre quienes apoyan al candidato ultraderechista Jair Bolsonaro y aquellos que buscan la continuidad del Partido de los Trabajadores (PT), con Fernando Haddad a la cabeza. Para conocer en profundidad cómo los brasileños esperan este proceso electoral histórico, CLG dialogó con Fausto Salvadori, periodista de Brasil que trabaja en Ponte Jornalismo.
— ¿Cómo se viven en las calles los días previos a las elecciones?
— La gente camina las calles con alegría. Están contentos, esperando con ansias las elecciones. Pero se trata de la gente rica y los blancos. Yo tengo miedo. Mis amigos tienen miedo. Tengo miedo de lo que pueda llegar a ocurrir si gana Bolsonaro. El candidato llega con dos órdenes: la de acabar con la corrupción y la de matar a los criminales. Yo soy un periodista que trabaja en un sitio de derechos humanos. Y esas son las dos cosas que odia Bolsonaro: el periodismo y los derechos humanos.
— ¿El candidato del PT, Fernando Haddad, podrá dar pelea o la victoria de Bolsonaro parece irreversible?
— Hasta ahora, Bolsonaro tiene el 39% de las intenciones de votos, según indicaron las últimas encuestas. Es posible que el candidato del Partido Social Liberal (PSL) venza en primera vuelta, pero lo más probable es que Bolsonaro lo haga en segunda vuelta el 28 de octubre.
— ¿Cuáles son los mayores desafíos que tendrá el nuevo presidente?
— Hay dos cuestiones muy urgentes. Una es la situación de la economía en medio de una recesión enorme, con más de 14 millones de desempleados. El segundo ítem es la seguridad. Brasil tiene más de 60 mil homicidios por año. Son dos cosas muy graves: la violencia y la gestión económica. Muchas personas piensan que un hombre fuerte, de ejército, un capitán, es la mejor solución para acabar con el crimen a través de su mano dura. Es una visión muy simplista, pero es la que tiene mucha gente en Brasil.
— ¿Por qué se espera que la población elija a Bolsonaro a pesar de las acusaciones en su contra?
— Los brasileños están muy desapegados de la política. La operación Lava Jato mostró mucha corrupción en varios partidos. Muchos ciudadanos pasaron a creer que la política es una cosa sucia y que todo lo que se puede hacer es elegir a alguien que no es político, que viene de afuera. No es puntualmente el caso de Bolsonaro, ya que está en la política desde hace treinta años, pero las personas lo tratan así. Pero hay una cuestión más profunda: muchos brasileños están pensando en elegir al candidato de ultraderecha a causa de sus defectos. Bolsonaro es homofóbico, se declaró contra los derechos de las mujeres y dijo que las empresas deberían tener el derecho de pagarles salarios más bajos porque ellas se embarazan y comparó a los negros con animales. Es triste decirlo, pero pienso que muchos brasileños concuerdan con estas ideas. Concuerdan con que el feminismo no es algo positivo. Y Bolsonaro logró hablar con esta parte de la población, algo que pocos políticos han conseguido. A su vez, los militares son muy queridos en Brasil. Aquí son usados en muchas cosas. Hay escuelas de militares para los chicos, o también en estos días se están encargando de garantizar la seguridad en Rio de Janeiro. Por esto, la población piensa que entregar el poder a los militares es la solución para el país.
— ¿Qué opinión le merece el proceso que atravesó Lula y la situación que vive el ex presidente?
— Pienso que Lula ha cometido muchas equivocaciones con la corrupción, pero lo que dice la parte de Brasil que apoya al ex presidente es que él ha sido más castigado que otros políticos que cometieron los mismos errores. Además, la justicia brasileña realizó el proceso de Lula con rapidez para que el líder del PT quedara preso y no pudiera así participar en las elecciones de este domingo. Para muchos brasileños, la Justicia no ha sido justa al acelerar casualmente en este año el trámite del procesamiento.