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Berlusconi, cuatro veces premier italiano y una vida entre fútbol, medios y escándalos judiciales


Cuando en 2011 renunció a su cuarto mandato, había alcanzado los 3.340 días como premier repartidos en cuatro períodos: 1994-1995; 2001-2005, 2005-2006 y 2008-2011. Ningún otro primer ministro de la historia de la República Italiana estuvo tantos días en el cargo

Controvertido desde sus orígenes como empresario de la construcción a comienzos de la década de 1970 a la vez que creador de la televisión italiana moderna y figura central de Italia en los últimos 35 años, el cuatro veces premier Silvio Berlusconi falleció hoy a los 86 años en un hospital de su Milán natal a causa de una leucemia crónica por la que estaba internado desde el viernes.

Senador desde 2022, su influencia en la vida cotidiana del país se agigantó de la mano de su paso por el club Milan durante la década del 90, desde el que se catapultó a una vida política durante la que fue el premier con el Gobierno más largo de la historia republicana y tras la que también llegó a ser condenado por fraude y expulsado del Senado a los meses de haber asumido, a la vez que fue enjuiciado, condenado y luego absuelto por haber dado dinero a cambio de sexo a menores de edad.

Protagonista central de la política italiana desde fines del siglo pasado a través del partido de centroderecha que fundó en 1994, Forza Italia, desde 2022 se desempeñaba como senador tras cumplir tres mandatos como eurodiputado, donde era el mayor de los 705 miembros del Parlamento continental.

A fines del año pasado fue uno de los arquitectos de la llegada al poder de la actual premier, Giorgia Meloni, su exministra de Juventud entre 2008 y 2011, con quien sin embargo mantuvo fuertes diferencias, especialmente en política exterior, a partir de la cercanía de Berlusconi con el presidente ruso Vladimir Putin.

Pionero entre los políticos populistas de todo el mundo que dieron el salto del fútbol a la política, Berlusconi comandó el club Milan de su ciudad natal desde 1986 y durante 31 años, en los que cosechó 29 títulos y una popularidad que fue uno de los dos pilares para el inicio de su carrera en cargos electivos antes de vender el 99.93% de la sociedad a un grupo chino en 2017 por más de 700 millones de dólares.

La segunda base de la larga carrera que inició como diputado en 1994 había sido la creación, un año antes, del emporio televisivo Mediaset, que revolucionó la manera de mirar televisión en Italia, y que aún hoy se mantiene como líder, e incluso con presencia central en otros países como España.

La creación de Mediaset fue el impulso para iniciar un derrotero político que inició con la creación de Forza Italia, referencia luego de los partidos de derecha continentales, con el que ya en 1994 recibió el encargo de Presidente del Consejo de Ministros. Mientras tanto, sus detractores empezaban a denunciar en público supuestos conflictos de intereses por su amplia red empresarial, que ya incluía, además del Milan y la cadena televisiva, la constructora Fininvest (fundada en 1973) y el coloso editorial Mondadori (desde 1989).

Mientras la Italia berlusconiana de inicios del siglo XXI era testigo del estilo provocador del por entonces denominado «Cavaliere», por un título honorífico que recibió en 1977 y al que debió renunciar en 2014, Berlusconi llegó a ocupar el puesto 12 entre las personas más poderosas del mundo de la revista Forbes (2009) y el 25 más rico del planeta en el listado de 2005 de la misma publicación.

En 2008, cuando inició un cuarto mandato como primer ministro al que renunció tres años después, fue el último premier votado por los italianos en las urnas, antes de que el país iniciara un ciclo de cinco primeros ministros en casi diez años que fueron ungidos por acuerdos parlamentarios.

Cuando en 2011 renunció a su cuarto mandato, había alcanzado los 3.340 días como premier repartidos en cuatro períodos: 1994-1995; 2001-2005, 2005-2006 y 2008-2011. Ningún otro primer ministro de la historia de la República Italiana estuvo tantos días en el cargo.

Su carrera política, por la que fue además cinco veces diputado y en la que tuvo un breve primer período como senador hasta su expulsión en 2013, estuvo sin embargo empañada por la catarata de procesos en los que se vio inmerso.

En agosto de 2013, cuando ya había pasado su momento estelar en la política nacional y empezaba su primer mandato como senador, fue condenado a cuatro años de prisión por fraude fiscal, en el denominado «caso Mediaset» que juzgó una causa por incompatibilidad de funciones que ya sus primeros detractores habían señalado. El 27 de noviembre de ese año, en quizás el golpe más duro a su carrera, fue expulsado del Senado, cortando una racha de 19 años seguidos en el Parlamento, y despojado de la posibilidad de presentarse a elecciones hasta 2019. Recién en mayo de 2018 un tribunal de Milán aceptó un recurso de sus abogados para dejar sin efectos civiles el fallo, y comenzó nuevamente el camino que en 2019 lo convirtió en eurodiputado.

De vida convulsionada fuera de la política, el magnate estuvo casado en dos ocasiones: la primera con Carla dall’ Oglio, madre de Pier Silvio y Marina, y la segunda con la actriz Veronica Lario, con quien tuvo tres hijos, Bárbara, Eleonora y Luigi. Con Lario y con Francesca Pascale, una pareja posterior, estuvo involucrado en separaciones millonarias, con las que frecuentó las revistas del corazón desde las que, siempre rodeado de mujeres mucho más jóvenes, había construido una imagen de supuesta virilidad en la que también se había apoyado para su proyección nacional. De hecho, el término «Bunga Bunga», que se popularizó tras una serie de escuchas telefónicas en las que Berlusconi hablaba de sus supuestas proezas sexuales, se popularizó en toda Italia hasta niveles de banalización de las reuniones con menores y prostitutas por las que fue investigado.

Berlusconi había sido absuelto en febrero en una causa que investigaba la supuesta compra de testigos en un caso conocido como «Ruby Ter», en el marco de los procesos en su contra por haber pagado por tener sexo con menores de edad en 2010, una de las derivaciones de las investigaciones por orgías en su residencia de la localidad de Arcore.

En el primer proceso, conocido como «Ruby», Berlusconi fue juzgado por abuso de poder e incitación a la prostitución de menores, delitos por los que fue luego condenado a 7 años de prisión e inhabilitado, pero finalmente fue absuelto en 2015 por el Tribunal Supremo.

El segundo proceso, el «Ruby bis», derivó en las condenas por proxenetismo a tres personas cercanas a él: el exdirector de Informativos Emilio Defe, el representante de artistas Lele Mora y la política y actriz Nicole Minetti. Berlusconi siempre se defendió hablando de «generosidad» a la hora de explicar los pagos a las personas involucradas.

Inscrito en la Logia masónica P2 desde 1978, en su carrera no faltó ninguno de los estereotipos delictivos italianos, ni siquiera los vínculos con la mafia.

Efectivamente, en 1996 fue investigado por la fiscalía de Palermo, Sicilia, por lavado de dinero y por sus vínculos con la Cosa Nostra, incluidos supuestos pagos semestrales por protección y otros negocios, y un abogado de su confianza, Marcello Dell’Utri, fue condenado a nueve años de prisión por asociación mafiosa.