Por Diego Añaños
Por Diego Añaños
La carrera rumbo a las elecciones de este año comienza a tomar temperatura. Dado que ninguna de las dos coaliciones que seguramente disputarán la presidencia tienen sus candidatos definidos, pareciera que ambas están abocadas a definir una regla. Cómo una regla?, preguntarán ustedes. Si, una regla de consenso que les permita seleccionar a los candidatos sin amenazar la cohesión interna. Y no es un tema menor. La cohesión interna o, en todo caso, la capacidad de contener al conjunto de expresiones, variopintas por cierto, que conforman cada coalición, es indispensable para preservar la competitividad de la fuerza. Esto es así porque a nadie le sobra un voto, y en este contexto de polarización electoral exacerbada, hay que subir a todos a la camioneta. La experiencia del 2015, con Sergio Massa jugando por afuera, dejó muy claro que hay que jugar con todos adentro. Los esfuerzos por contener a Javier Milei por parte de Juntos por el cambio son una clara muestra de lo que digo. Hasta Elisa Carrió, autorretirada de la carrera de cualquier puesto electivo, acaba de anunciar su postulación como pre candidata a la presidencia.
Luego de definida la regla, veremos el perfil del candidato. Si vamos a un enfrentamiento de moderados, seguramente Alberto Fernández o Sergio Massa (o alguien parecido), enfrentará a Horacio Rodríguez Larreta. Si vamos por la tensión polar de los proyectos, Patricia Bullrich se las verá con Axel Kicillof, Wado de Pedro o alguien parecido. Por último, el escenario que queda, el de la pelea final, prescindiría de los suplentes y pondría en la cancha a los titulares. Ahí, Cristina Fernández se enfrentaría a Mauricio Macri. El perfil de los candidatos, dependerá, en gran medida, de la evolución de la situación económica. Es decir, el gobierno tiene una ventana muy pequeña para intentar demostrar que está en condiciones de, al menos, mejorar en algo lo que ocurrió en 2022. Si esto fuera así, crecen sus posibilidades, a la vez que crecen las posibilidades de un escenario de moderados.
El panorama al día de hoy es complejo. En primer lugar porque Sergio Massa, luego de una entrada a toda orquesta, no ha conseguido poner en caja a los formadores de precio. Todo parece indicar que la inflación de enero comenzará con 6, o estará muy cerca de eso, por lo que habrá que apurar mucho las negociaciones para llegar a abril con un 3 por delante. En segundo lugar, el Banco Central cerró una nueva semana con pérdida de reservas. Puesto en cifras: en el mes de febrero ya acumula ventas netas por U$S433 millones, mientras que en 2023 el rojo asciende a U$S626. En un artículo publicado el miércoles en La Nación, Javier Blanco asegura que, ante este escenario, los mercados dan por sentado que en breve se anunciará un nuevo programa oficial de estímulo a las liquidaciones para el agro. Según las versiones que circulan, el mismo no sólo se limitaría a la soja, sino que incluiría también al maíz, y se abriría en marzo. En tercer lugar, el gobierno tiene todas las señales de alerta encendidas en relación a la producción agropecuaria. Según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, y debido a las condiciones climáticas, las proyecciones para las cosechas de soja y maíz cayeron un 7% y un 15% con respecto al escenario pronosticado en enero. Como sostiene Facundo Mesquida, de Radio Perfil, “las nuevas proyecciones responden a la sequía extrema que vive gran parte de la región agrícola, con precipitaciones que no alcanzan para desarrollar los cultivos”.
A mediados de esta semana arribó a la Argentina la misión del Fondo Monetario Internacional con el objetivo de analizar el cumplimiento de las metas cuantitativas establecidas en el acuerdo, luego de que hace un par de semanas se iniciaran las conversaciones por vía remota.
Posteriormente, y sobre fin de mes, una misión de funcionarios argentinos estará viajando a Washington para cerrar los números. Hay tranquilidad en el equipo económico, porque las metas han sido sobrecumplidas, pero hay preocupación por las señales de alerta emitidas por el organismo ante el aumento desmedido de los pasivos remunerados el Banco Central y la posibilidad de un nuevo dólar soja.
En este contexto, ayer se dio a conocer la lista de casi 2000 productos básicos (1974, para ser más exactos), que se mantendrán congelados hasta el mes de junio, en función del acuerdo firmado por el gobierno con 108 fabricantes. Paralelamente, el programa Precios Justos incluye además, una canasta de 49.832 productos de 15 rubros (consumo masivo, calzado, celulares, venta directa, hogar y construcción, indumentaria, etc) que tienen un tope de incremento de precios mensual del 3,2%
Como decíamos al comienzo, la carrera electoral comezó a acelerarse. Luego del primer cruce de comienzos de semana por parte de los economistas del Juntos por el cambio, vino la respuesta irónica del Secretario de Programación Económica, Gabriel Rubinstein desde Twitter: “que tal si dicen que de ninguna manera piensan reperfilar?”. Para luego iniciar un hilo donde rebate las afirmaciones de los opositores. Massa, por lo pronto, no interviene en el debate y se guarda para la gestión, lo cual dio lugar para que hasta López Murphy hiciera un intento de crítica. Es así el clima electoral habilita la vuelta de los muertos vivos. Como decía mi abuela, cómo estará la cañada que el chancho la cruza al trote.